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A pound of Pound
Álvaro Miranda Buranelli
alvaro@alvaromiranda.com

 
 

necesitas tu propia fuerza para permanecer inviolado
tu propia curiosidad para mantener en llamas la energía
el azotado calibre de tu encono
la naturaleza perturbada por el tránsito de tu migración
necesitas conocer lo necesario para mantenerte quieto
hacer lo necesario para conservar tu piel y tu grano de arroz
eres la oportunidad del sabio
necesitas conocer las manecillas de tu propio movimiento
seguir el ritmo de los escarabajos *
(*símbolo de la ley de las transformaciones en el Antiguo Egipto)
donde se transforman las leyes
arder en la rosa de Shakespeare, en el ocaso de Dante
los pétalos áridos de Cavalcanti
¿cómo fueron todos estos años con tu europa?
necesitas la aspereza de las cenizas para romper el capullo
de la señora muerte, promesa a fiar
los ojos de cancerbero
intentos antes de saber lo que debe ser un hombre
en una pieza de sabiduría encerrado con pocas libras
ensayando la percepción,
necesitas modelar la arcilla en la lengua de tus locos
impuro y digno en el comercio con tu padre
de la misma madera las naves de Homero
¿el cruce de ese “modo natural” al hacer la melodía
el amor por las torres o las fuentes
las rapsodias de los estrategas, la litis literaria?
necesitas la instalación de los rieles en Chippewa Falls
para llegar a fordie y las riendas de Confucio
a las devastadas tierras, los eriales, el destierro
la rota roma, un hombre aislado al borde de un desierto
acuéstate sobre los lirios antes que las trompetas de Jericó
antes que las ordalías recuerden que eres un poeta individualista
y solo como un príncipe perdido
andarás las calles en tu estado de perro sabio y loco
prisionero del súbito furor de la armonía
ardido en la jaula de hierro de tu mente
a la intemperie del desconcierto, res in verba
artífice azul de Rapallo, escupido y ultrajado
“lo que ames, vivirá”
necesitas saber que la historia no supo
que trabajabas para la eternidad
intentando escribir el paraíso
intentando escribir el paraíso
como un manzano pudriéndose a la deriva
al costado de sus heces
con tu propia fuerza para permanecer inviolado
la roca transitoria del estigma
llevando la rama dorada de Argicida. Así que:

Álvaro Miranda Buranelli

Publicado en la revista literaria Poética, Nos.4-5,diciembre 1985, Montevideo, Uruguay.

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