Es el segundo libro de este poeta, que
había dado a conocer antes, en 1978, "Trabahombre". Este
conjunto, aparecido en plena oscuridad de la dictadura, llamó la
atención de los críticos y lectores sensitivos por el nivel de madurez
que evidenciaba su escritura y por la relación de la misma con el tiempo
oscuro que entonces vivíamos, con una capacidad de sugerencia a partir
de una propuesta de por sí nada sinuosa ni barroca. Por ése comienzo,
Uriarte fue considerado uno de los poetas de mayor valía de los surgidos
en ese final de los setenta (al menos, eso era cierto en los mejores
poemas de "Trabahombre", que no era totalmente parejo).
Los antecedentes eran de consideración, y se esperó durante mucho tiempo
con expectativa los siguientes pasos de este autor. Pasaron los años, y
el silencio se fue extendiendo, sin ni siquiera la fugaz aparición de
textos sueltos en revistas como es lo usual. Se decía que Elías Uriarte
se había ido del país, según otras versiones que estaba aquí dando
clases, pero más allá de este anecdotario nada se sabía del poeta. Por
eso, cuando se anunció "Breviario de la peste", resultó
natural que fueran muchos los interesados en evaluar hasta qué punto la
clara promesa que había significado Uriarte en su comienzo seguía en
pie, si el nuevo volumen era digno continuador de aquel de hace siete
años o no. Por nuestra parte, consideramos que ha habido un evidente
crecimiento en sus textos. Tienen una mayor síntesis, una concreción más
perfecta en los versos y en cada palabra; carecen de cierta retórica que
malograba algunas partes de "Trabahombre". Aquí la
elocuencia "poética" lo es todo, siendo más lo sugerido a veces que lo
dicho, importando las pausas y el blanco del papel tanto como la
escritura (o más bien, podríamos decir que para este poeta tales
elementos, que para la mayoría siguen funcionando como telón de fondo
del texto -a pesar de Mallarme, de Apollinaire, de Huidobro y Vallejo-
son aquí recursos fundamentales).
El libro tiene dos partes bien delimitadas, siendo la segunda la de más
clara referencia directa, a través del tema del exilio como experiencia
vital y cognositiva. La primera serie es más hermética, y tiene que ver
con una búsqueda que bordea lo metafísico. En ambos casos, la ceñida
estructura del poema se presta para la expresión de lo sutil, de lo que
no es demasiado concreto. Aunque, es en los poemas del "exilio" donde
Uriarte logra redondear una más equilibrada síntesis, logrando poetizar
su propia experiencia y la de muchos, mientras que algunos de los
primeros pueden resultar de pronto menos definidos en lo que tiene que
ver con la transformación de vivencia en poesía quedando en un terreno
intermedio entre lo demasiado personal y lo retórico.
Estamos en presencia, esto es claro, de un poeta que ha decantado sus
recursos, que ha encontrado su propio decir, que se destaca por una
particular originalidad, contención, precisión y capacidad de síntesis. |