Colabore para que Letras - Uruguay continúe siendo independiente

Sayago: con algo del pueblo que fue 
Alejandro Michelena

Sayago es uno de esos rincones montevideanos que, por encontrarse suficientemente alejados de la zona céntrica mantienen –al igual que su vecino Colón– una personalidad muy definida. Podríamos decir que, todavía, se respira allí algo de pueblo autónomo, como cuando separaba a ese caserío que rodeaba a la estación del tren un largo trecho de campo.

En torno a la vía y al ferrocarril fue que surgió en realidad Sayago, en un proceso similar a lo acontecido con su vecino Peñarol.

La diferencia estuvo en que este último vivía en dependencia directa del ferrocarril, al habitar allí los trabajadores de los talleres que mantenían en buen estado las máquinas y vagones. Sayago, por su parte, si bien tenía en el "caballo de hierro" el medio de comunicación más rápido con la urbe cercana, fue hasta casi la mitad de la centuria anterior, una zona tranquila donde predominaban las quintas. Hasta no hace muchas décadas aún se encontraban en los aledaños de la barriada bolsones apacibles de campo.

Por la Avenida Sayago, en sus comienzos sobre Millán, se pueden apreciar todavía algunas casaquintas de aquellas peculiares del barrio, que no llegan a ser tan grandes ni fastuosas como las del Prado, pero sí poseen su amplio jardín y la holgura característica de una clase media tirando a alta de comienzos del siglo XX. A su vez, por el lado de Camino Ariel, a la altura de la estación –donde hay una pequeña plaza–, se palpa ese clima que define al Sayago tradicional.

La plaza central del barrio es hoy un lugar tranquilo que ha perdido su función de centro (cuando todavía era un pueblo y lo clásico era caminar dando vueltas a la misma mientras sonaba la orquesta). Conserva no obstante ese espíritu cansino y sereno, que se ha perdido en otra partes de la zona, donde la vertiginosa industrialización de las últimas décadas trajo consecuentemente un ritmo más vertiginoso.

Sayago tiene desde hace mucho una extendida y creciente área comercial –sobre camino Ariel y aledaños– y en todos los sentidos ha sufrido cambios.  SIn embargo, transitando sus calles menos importantes y más recoletas se puede recuperar su viejo espíritu.

Alejandro Michelena

Ir a índice de Crónica

Ir a índice de Michelena, Alejandro

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio