Colabore para que Letras - Uruguay continúe siendo independiente |
Sayago: con algo del pueblo que fue |
Sayago
es uno de esos rincones montevideanos que, por encontrarse suficientemente
alejados de la zona céntrica mantienen –al igual que su vecino Colón–
una personalidad muy definida. Podríamos decir que, todavía, se respira
allí algo de pueblo autónomo, como cuando separaba a ese caserío que
rodeaba a la estación del tren un largo trecho de campo. En
torno a la vía y al ferrocarril fue que surgió en realidad Sayago, en un
proceso similar a lo acontecido con su vecino Peñarol. La
diferencia estuvo en que este último vivía en dependencia directa del
ferrocarril, al habitar allí los trabajadores de los talleres que mantenían
en buen estado las máquinas y vagones. Sayago, por su parte, si bien tenía
en el "caballo de hierro" el medio de comunicación más rápido
con la urbe cercana, fue hasta casi la mitad de la centuria anterior, una
zona tranquila donde predominaban las quintas. Hasta no hace muchas décadas
aún se encontraban en los aledaños de la barriada bolsones apacibles de
campo. Por
la Avenida Sayago, en sus comienzos sobre Millán, se pueden apreciar
todavía algunas casaquintas de aquellas peculiares del barrio, que no
llegan a ser tan grandes ni fastuosas como las del Prado, pero sí poseen
su amplio jardín y la holgura característica de una clase media tirando
a alta de comienzos del siglo XX. A su vez, por el lado de Camino Ariel, a
la altura de la estación –donde hay una pequeña plaza–, se palpa ese
clima que define al Sayago tradicional. La
plaza central del barrio es hoy un lugar tranquilo que ha perdido su función
de centro (cuando todavía era un pueblo y lo clásico era caminar dando
vueltas a la misma mientras sonaba la orquesta). Conserva no obstante ese
espíritu cansino y sereno, que se ha perdido en otra partes de la zona,
donde la vertiginosa industrialización de las últimas décadas trajo
consecuentemente un ritmo más vertiginoso. Sayago tiene desde hace mucho una extendida y creciente área comercial –sobre camino Ariel y aledaños– y en todos los sentidos ha sufrido cambios. SIn embargo, transitando sus calles menos importantes y más recoletas se puede recuperar su viejo espíritu. |
Alejandro Michelena
Ir a índice de Crónica |
Ir a índice de Michelena, Alejandro |
Ir a página inicio |
Ir a mapa del sitio |