La peripecia de Piedras Blancas

Un camino sobre la cuchilla
por Alejandro Michelena
alemichelena@gmail.com

Ciclovia, Piedras Blancas, Av. Jose Belloni

Piedras Blancas constituye un amplio sector de nuestra capital que, pese a haber comenzado a urbanizarse a comienzos del siglo XIX ha mantenido -aún con los grandes cambios- una buena parte de su geografía con un marcado perfil rural. Verdadero corredor de articulación entre barriadas populosas como Maroñas y Jardines del Hipódromo, y el área definidamente “rurbana ” que se despliega a partir de Manga, Piedras Blancas tiene también su historia y su complejidad presentes.

El nombre de esta zona de Montevideo surge a partir de la cantidad de rocas de cuarzo lechoso que por allí afloraban en todos lados. Aquellas “piedras blancas” eran visibles desde lejos, y en tiempos coloniales sirvieron para que los conductores de carretas se guiaran mejor camino a la ciudad amurallada.

La Cuchilla Grande, columna vertebral del paraje desde los albores de nuestra historia, Sirvió naturalmente para el trasiego de hombres de a caballo, carretas y caminantes. Se fue delineando un camino, que se dibujó poco a poco sobre la serie de leves ondulaciones que conforman el accidente geológico. Con el pasar del tiempo, el camino tomó el nombre topográfico: Cuchilla Grande (hoy José Belloni).

En los comienzos de nuestra vida independiente Piedras Blancas era apenas un sector de pasaje. Lejos de las pulperías de Maroñas, más de la villa del Cardal, a distancia del estratégico Cerrito, trasmano de las quintas que alimentaban a Montevideo ubicadas en la zona de Paso del Molino. Por allí transitaban, con proverbial lentitud, las pesadas y grandes carretas cargadas de cueros vacunos, bolsas con la producción lanera, las tiras de tasajo. Ese camino era el penúltimo tramo antes de llegar a la ciudad-puerto, desde donde partirían los cueros y la lana para colmar las pujantes fábricas textiles inglesas, y el tasajo con destino al norte de Brasil y Cuba, para alimento de los esclavos negros.

Más adelante, cuando estalló la Guerra Grande, ese camino pasaría a tener un valor decisivo desde el punto de vista militar. Por él transitaron los destacamentos enviados por el restaurador don Juan Manuel de Rosas en auxilio a las tropas de Manuel Oribe en el sitio de Montevideo. Por allí los chasques, casi montados a pelo en ligeros caballos criollos, iban y venían llevando y trayendo partes de guerra desde casi las líneas de fuego hacia el interior profundo, el litoral y la Argentina.

Luego de la Paz de Octubre el tránsito por esa vía retornó a sus cauces normales. Ya no aturdía el pasar de los cañones, o el sonar inquietante de las inmensas caballadas. Las cansinas carretas, los somnolientos jinetes, los caminantes solitarios, volvieron por sus fueros.

Quintas, canteras y pulperías

El tiempo fue pasando y el siglo XIX envejeciendo. El otrora paisaje desolado fue adquiriendo otros colores y otra vegetación. Ya no era la zona meramente un camino entre "suertes de estancia” surgidas del reparto Colonial. Las quintas llegaron de la mano de los gringos; tanos y gallegos encontraron en esos campos fértiles que se recostaban a ambos lados de la cuchilla, el equivalente a las tierras añoradas del Piamonte o de Orense. Por eso fue que con entusiasmo transformaron en poco tiempo esos campos extendidos de Maroñas a Manga. Junto con los alrededores de Pando y Melilla, Piedras Blancas se convirtió en fundamento del abastecimiento de verduras y frutas para una ciudad en crecimiento vertiginoso (en el Paso Molino, las viejas quintas de producción habían dado paso a las de recreo, con sus parques y grandes caserones).

Anoche me llamó Batlle

El articulador del Uruguay moderno, José Batlle y Ordóñez, eligió Piedras Blancas para la edificación de su casa quinta. Allí se instaló con su familia, buscando mejores aires para la delicada salud de su hija. Siendo Presidente recibía en el gran caserón -ubicado en una zona todavía rural- a ministros, parlamentarios, embajadores, correligionarios y rivales políticos, empresarios y obreros, periodistas y gente común. Allí escribió muchos de los editoriales que iban a aparecer en su diario, El Día.

Luego de su segunda presidencia Batlle y Ordóñez se retiró a la quinta. Pero eso no implicó ausencia de la vida política, sino todo lo contrario. Es fama que desde Piedras Blancas el viejo caudillo siguió influyendo hasta su muerte, a fines de los años veinte, en forma decisiva en la vida nacional. Carlos Manini Ríos, hijo de un ministro que fue después rival de Batlle -él también político, periodista e historiador- escribió un libro que lleva un sugestivo título: “Anoche me llamó Batlle”, aludiendo a cómo el hombre de Piedras Blancas era solicitado por la gente de su sector político, y a su vez de qué forma el líder hacía valer su autoridad, incluso utilizando las -para entonces- nuevas tecnologías, como el teléfono.

Casa Quinta de José Battle y Ordoñez Hoy Museo

La añeja casa quinta es desde hace años un museo dedicado a honrar la memoria de José Batlle y Ordóñez. Increíblemente, durante años de gobiernos colorados de invocación batllista, el lugar languideció. Y paradójicamente fue durante el período de Luis Alberto Lacalle que hubo -por iniciativa del Ministerio de Cultura- un serio intento de rescatarla de la inercia burocrática. Desde hace unos años la problemática socio-económica del país ha literalmente cercado a la vieja casaquinta: está rodeada de asentamientos, lo que obligó en algún momento al director del Museo Histórico, que era entonces el licenciado Angel Ayestarán, a sacar del caserón el mobiliario de gran valor histórico (a esa altura, parte del mismo se había deteriorado, y parte había sido robado o depredado...). Triste destino para el que fue ámbito solariego de uno de los patriarcas de nuestra tradición política.

Feria del domingo

Feria de Piedras Blancas

Desde hace décadas se instaló en General Flores una extendida feria. No tanto de comestibles como de objetos de todo tipo, desde guadañas y otros utensilios para trabajar la tierra, hasta radios a transistores y ropa. Es una suerte de cambalache montevideano, con un perfil más modesto y mucho menos prestigioso que su similar de Tristán Narvaja. Ambas compiten, pues florecen en las mañanas domingueras

Hace muchos años era un paseo pintoresco. Una feria con toques rurbanos, más desaliñada y menos organizada que sus hermanas del resto de Montevideo. Allí llegaban todos aquellos que buscaban rarezas. desde un tornillo de tractor antiguo a un cigüeñal automotriz de marca rara y ya inexistente.  Pero desde hace algunos años allí van a parar los objetos robados, que reducidores reciben de los “discípulos de Caco”, y a su vez los venden a quienes allí los ofrecen. Muchas veces la propia policía ha recomendado a las víctimas darse una vuelta por la feria, detectar el objeto en cuestión (electrodoméstico, moto, bicicleta, etc.), e inmediatamente denunciarlo a la comisaría: sólo entonces los agentes “proceden” requisándolo. Al igual que al pintoresco barrio de Tepito en la Ciudad de México, a la feria de Piedras Blancas es recomendable ir “ligero de equipaje”, o mejor dicho con escuálida billetera y sin hacer ostentaciones, para no tentar a los ladrones descuidistas que por allí pululan.

No obstante estos contratiempos, la feria de Piedras Blancas sigue siendo, para la zona y aledaños, un espacio que es un indudable motor comercial y humano.

En la actualidad, comparte el destino de tantas otras barriadas periféricas: crecimiento geométrico en las últimas décadas, consecuente pérdida galopante de sus calidades de área rural, explosión en su geografía de los asentamientos. Conviven entonces en Piedras Blancas los viejos pobladores -aquellos cuyos padres o abuelos compraron el terrenito a la Industrial Francisco Piria y lo fueron pagando en cuotas- con sus casitas con terreno, con los pobladores recientes, tanto los que habitan cooperativas de vivienda como los que no tuvieron más remedio que caer en los múltiples enclaves de asentamientos y viven en condiciones precarias. 

Paseando por Montevideo Uruguay: Barrio Piedras Blancas

27 feb 2012

Un corto paseo desde el barrio de Piedras Blancas hasta General Flores y el Hipódromo. A pedido de los suscriptores hemos abierto una cuenta para donaciones que ayuden a conocer mas nuestro pais, cuenta PAYPAL "andyram2010@hotmail.com". Desde ya muchas gracias por estar y hacer crecer nuestro canal.

Feria de Piedras Blancas 2016 - Imágenes y entrevistas.

24 may 2016
Imágenes y entrevistas en la Feria de Piedras Blancas de Montevideo.

Alejandro Michelena
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