La peripecia de Piedras Blancas
Un camino sobre la cuchilla
Ciclovia, Piedras Blancas, Av. Jose Belloni |
Piedras Blancas constituye un amplio
sector de nuestra capital que, pese a haber comenzado a urbanizarse a
comienzos del siglo XIX ha mantenido -aún con los grandes cambios- una
buena parte de su geografía con un marcado perfil rural. Verdadero
corredor de articulación entre barriadas populosas como Maroñas y
Jardines del Hipódromo, y el área definidamente “rurbana ” que se
despliega a partir de Manga, Piedras Blancas tiene también su historia y
su complejidad presentes. |
Anoche me llamó Batlle |
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La añeja casa quinta es desde hace años un museo dedicado a honrar la memoria de José Batlle y Ordóñez. Increíblemente, durante años de gobiernos colorados de invocación batllista, el lugar languideció. Y paradójicamente fue durante el período de Luis Alberto Lacalle que hubo -por iniciativa del Ministerio de Cultura- un serio intento de rescatarla de la inercia burocrática. Desde hace unos años la problemática socio-económica del país ha literalmente cercado a la vieja casaquinta: está rodeada de asentamientos, lo que obligó en algún momento al director del Museo Histórico, que era entonces el licenciado Angel Ayestarán, a sacar del caserón el mobiliario de gran valor histórico (a esa altura, parte del mismo se había deteriorado, y parte había sido robado o depredado...). Triste destino para el que fue ámbito solariego de uno de los patriarcas de nuestra tradición política. Feria del domingo |
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Desde hace décadas se instaló en General Flores una extendida feria. No
tanto de comestibles como de objetos de todo tipo, desde guadañas y
otros utensilios para trabajar la tierra, hasta radios a transistores y
ropa. Es una suerte de cambalache montevideano, con un perfil más
modesto y mucho menos prestigioso que su similar de Tristán Narvaja.
Ambas compiten, pues florecen en las mañanas domingueras |
En la actualidad, comparte el destino de tantas otras barriadas periféricas: crecimiento geométrico en las últimas décadas, consecuente pérdida galopante de sus calidades de área rural, explosión en su geografía de los asentamientos. Conviven entonces en Piedras Blancas los viejos pobladores -aquellos cuyos padres o abuelos compraron el terrenito a la Industrial Francisco Piria y lo fueron pagando en cuotas- con sus casitas con terreno, con los pobladores recientes, tanto los que habitan cooperativas de vivienda como los que no tuvieron más remedio que caer en los múltiples enclaves de asentamientos y viven en condiciones precarias. |
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Alejandro
Michelena
alemichelena@gmail.com
Editado por el editor de Letras Uruguay
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