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Del castillo Pitamiglio a los altos edificios 
Alejandro Michelena

Dos grandes avenidas surcan la parte nuclear de Pocitos, el sector residencial por excelencia del Montevideo más céntrico: Bulevar España y Avenida Brasil. Se complementa su red circulatoria con calles más angostas pero de intenso tránsito, como pueden ser 21 de Setiembre y Ellauri, mientras sus límites lo marcan –por dos lados– arterias fundamentales como la rambla y Bulevar Artigas.

En este marco se despliega el moderno enclave de altos y lujosos edificios, que no empezó a surgir ahora ni hace una década, sino cincuenta años atrás, con esos pioneros que son todavía el Rambla Hotel y el edificio del Expreso Pocitos.

El Rambla fue un hotel con historia que fuera concebido para tener el doble de altura de la que a la postre lo ha caracterizado (por disposiciones municipales no pudo llegar a ser). Era visitado en los años cuarenta por turistas argentinos, derivando en las décadas posteriores a la condición de refugio de los restos del naufragio de las clases medias altas que se iban empobreciendo.

El actual perfil en altura de Pocitos se multiplicó en oleadas, sobre todo a partir de dos "booms" edilicios: el de los primeros años sesenta y el del final de los setenta, siendo el primero el que realmente dejó –entre tanta abominación de varios pisos– alguna obra significativa desde el punto de vista arquitectónico.

Villa Biarritz está definida por el extenso Parque Zorrilla, donde se despliega desde hace décadas la clásica feria sabatina. Los paseantes que vienen por Ellauri hacia Punta Carretas, al llegar a 21 de Setiembre divisarán una cuadra más adelante esa extraña fachada donde está dibujada, con trazos en hueco que son ventanas, el indio Tabaré del poema homónimo.

Pocitos también posee muchas calles recoletas, todavía con sus casitas de Bello y Reboratti, o quizás con alguna –contada– casa quinta de los tiempos de su condición balnearia. En los últimos cuarenta años la composición social del barrio ha ido cambiando. Las antiguas familias de la zona se han tenido que ir en su gran mayoría, expulsados de allí por las sucesivas "minicrisis" que enmarcan la grande y sostenida gran crisis que acompañó al país desde principios de los sesenta. Sus casonas han sido en su mayor parte derrumbadas, construyéndose allí edificios de propiedad horizontal.

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