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Algunos barrios de Piria |
Jardines
del Hipódromo se ubica justamente detrás del recinto en el cual desde
hace muchas décadas se practica el "deporte de los reyes". Para
llegar allí debemos dejar el Camino Maldonado, ya en sus comienzos, e
internarnos unas cuadras por José Belloni (la antigua ruta denominada
Cuchilla Grande, por extenderse sobre tal accidente geográfico), encontrándonos
con una barriada humilde, de calles no precisamente regulares -sin esa
disposición en damero que fuera tan usual en Montevideo- y con algunas
curvas, de viviendas modestas ubicadas en medio de terrenos largos con
mucho frente o amplio fondo. Como
sucede con otras partes alejadas de la capital, el surgimiento de Jardines
del Hipódromo, lo mismo que el de Flor de Maroñas, fue debido a la
iniciativa del incansable Francisco Piria. En los publicitados remates de
terrenos que llevó a cabo en esos parajes, se utilizó como medio de
transporte el ferrocarril que cruzando bajo los puentes de Tristán
Narvaja, Fernández Crespo y Arenal Grande, surcaba casi en diagonal La
Comercial, siguiendo luego por la actual Monte Caseros y culminando su
recorrido en el Hipódromo cuando no seguía hasta Pando. Eran multitudes
de posibles compradores, y muchos curiosos, los convocados por la
estruendosa publicidad del martillo de Piria, quien concebía ese futuro
barrio como un enclave residencial, un “barrio jardín” (de ahí el
nombre). Lo
que el indudable visionario que fue Piria no pudo calcular fue el destino
muy diferente que le esperaba contrariamente a lo acontecido con Piriápolis,
que luego de la muerte del audaz empresario -que fuera tanto neodarwiniano
como fervoroso partidario de un socialismo utópico para el futuro, como
ha quedado documentado en alguno de sus extraños cuanto desmesurados
libros- llegó a ser un balneario internacional, Jardines del Hipódromo
quedó estancado en su crecimiento, poblándose incluso con gran lentitud.
El motivo de este fenómeno tal vez pueda encontrarse en las lentas y
nunca fluidas conexiones de la zona con el Centro (las que siguen así, aún
en el presente). En la primera década del siglo, se concebía al
Montevideo del futuro como una urbe mucho más cosmopolita y diversificada
que la actual, y por supuesto nadie pensó entonces que el gran
desarrollo, que la impronta residencial, iba a darse a lo largo de la
costa. Increíblemente, en aquellos lejanos tiempos se pensaba, como forma de unir la Ciudad Vieja y barrios como el que nos ocupa, en medios de transporte cuya rapidez aún ahora sería válida, como es el tren subterráneo (el que a la postre no fue, debido sobre todo a la constitución pétrea del subsuelo de 18 de Julio y 8 de Octubre). |
Alejandro Michelena
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