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Penumbra


poema de Julio Raúl Mendilaharsu

 

                                                                                                             A Tertuliano Netto.

 

Llámase a la Vida doloroso viaje.
Realizas, hombre, un peregrinaje

                          entre el Mal y el Bien.
Te habla la muerte con la hoja seca,

y tú te preguntas ¿dónde está la Meca

                          o Jerusalén?

 

Recuerdan los cielos mundos de ilusiones:

locuras ególatras son los corazones.
                          ¿Pensar o soñar?
A losas tumbales de los cementerios

y a las catacumbas de nuestros misterios

                          ¡vamos a llorar!

 

De tiempos pasados vemos las estelas.

Yergue el egoísmo duras ciudadelas

                          y en una prisión

de injusticia hablamos a las nobles almas.

¡Por Betania pase, con loa de palmas

                          quien fue bendición!

 

Todo se retuerce en el reino interno.
Nuestras inquietudes son más que el infierno.
                          El demonio está

mordiendo el espíritu. El peregrinaje

sangra entre la angustia... doloroso viaje

                          hacia el Más allá...

Túnica del pobre, clámide del rico,
¿cuál es más harapo? En ellas, su pico

                          el cuervo va a hundir.
La Tierra es de humo dentro del Espacio.

¡Oh, hombre que habitas cabaña o palacio,

                          te llamas: sufrir!

 

Álgebra de estrellas... y las soluciones

nunca conquistadas. Las imprecaciones

                          junto a la oración.
Dialoga el océano con el infinito.

Hombre, tú eres como un ángel maldito;

                          sigue tu expiación.


¡Adelante! gritan fuertes propulsores

de las esperanzas, gritan sin temores

                          del anochecer...
Ciegos, ¿quién les saca sus dichosas vendas?

Acordes de triunfo flotan en sus sendas

                          hasta el fallecer...
 

¡Adelante! ¿Acaso tras de los gusanos

que tornan los cuerpos en hez de pantanos?
                          ¿Adelante? Sí,

el canto del cisne, un hervir de espuma,

adiós de agonía, entrar en la bruma

                          de Jetsemaní.

 

Y los siglos pasan y todo es lo mismo.

Sórdida avaricia, vuelos de lirismo,

                          sed de renovar.
Lloran en silencio místicas campanas.

Nadie las venera. Sus voces, lejanas,

                          piérdense en el mar...

 

¡Oh, las caravanas por el gran desierto!

Buscan un oasis en cofín incierto,

                          surge la aflicción;

las domina, rugen famélicas hienas.
En vez de mirajes, nubarrón de penas:

                          sólo decepción.

Sordos, no escuchamos el Verbo Divino.

Sobre un negro Gólgota se clavó el destino

                            de nuestro existir.
Seamos altruistas. Seamos pacientes.
En los horizontes, ¿ya no hay más Orientes

                            de lo porvenir?
 

                                            Niza, 1918.

poema de Julio Raúl Mendilaharsu
Del libro La Cisterna

Montevideo, 1919

Talleres Gráficos de Barreiro y Ramos

Fue digitalizado, editado, con el agregado de foto, por mi, editor de Letras Uruguay

Twitter: https://twitter.com/echinope / email: echinope@gmail.com / facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce al día 20 de enero de 2017

 

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