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“Utopía”, esa palabra siempre calumniada por Jorge Medina Vidal
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Cuando un conservador tradicional y “canchero" se encuentra con un joven más o menos entusiasta, su conducta frente a él se organiza de la siguiente manera: a) le da un fuerte y amistoso palmoteo en la espalda, acompañado por una brillante sonrisa. Le masculla un breve discurso que tiene por eje la palabra “utopía”. (Su decir podría ser este: -“Estimado joven, participo en grandes rasgos de todo lo que Ud. sustenta. Yo me pasé la vida defendiendo esos ideales, pero hay que ser más práctico y Ud. es un "utopista”). Idéntico diálogo se puede entablar entre ciertos padres y ciertos hijos, entre ciertos patrones y ciertos empleados, entre ciertos editores y ciertos artistas, etc. Y uno termina preguntándose: ¿cuándo vendrá la época de la famosa "utopía’’? Es muy probable que el “sambenito” despectivo que le cayó a la palabra "utopía" provenga de una semántica errada y una etimología oscura para la mayoría de los que la utilizan. Idéntico fenómeno le sucede al pobre verbo “joder” de inocentísimos orígenes, que derivó en “joda" lo que significó: “alegría”. Si consultamos el Diccionario Etimológico de Coraminas nos enteramos que “utopía" proviene del latín moderno, inventado en 1561 por Tomás Moro para designar “un lugar que no existe” y está formado con gr. “u” (no) y “topos” (lugar). El famoso Tomás Moro, Canciller y Santo (¿qué raro suena?), cuando escribió su libro “Utopía” es muy probable que nunca pensó realizar un “juego” para ociosos que, en vez de enfrentarse con los problemas sociales de su época, los soslayan de acuerdo a la más pura fantasía. En efecto, el inglés pensó entregar un instrumento vivo para enjuiciar a su época a través del enfrentamiento de dos sistemas verbales: a) “lo que es” b) “lo que debe ser”. No hay nadie menos “utópico” que los verdaderos autores de verdaderas “Utopías”, porque ellos parten de un hecho concreto y de una sana preocupación por el destino de la Humanidad. Para ellos la observación reposada de su entorno, el juicio certero y la voluntad de cambio integran un ejercicio que culmina en la realización de un Modelo que no tiene nada de nebuloso. Sin “utopismo” en el verdadero sentido de la palabra no habría Humanidad, ni Ciencias, Artes, Políticas, Sociedades etc. porque la voluntad de cambio es la que hace surgir las hipótesis de trabajo y las transforma en Teorías y a éstas, fatigosamente las aplica después de adaptarse a uña realidad viva y cambiante que terminan por condicionar el mundo que vivimos. Estamos rodeados de “UTOPIAS” en los Laboratorios de Investigación Científica y en los Congresos Internacionales, donde sus especialistas plantean “lo que es” y “agregan “lo que debería ser”, si se aplicasen sus nuevos métodos para mejorar el presente. De la misma manera los Artistas reciben el legado histórico de sus grandes maestros y lo confrontan con las nuevas expectativas suyas y las del público receptor para colocar frente a nuestros ojos lo que incidirá con sus nuevos mensajes en lo que está por surgir. En política el “utopismo” se derrama “a sus anchas” (por algo sus grandes libros fueron de raíz social escritos por: Platón, Campanella, Tomás Moro, Montaigne, Voltaire, Montesquieu, etc.), porque el político audaz y superior está enamorado de las categorías del devenir (controladas por las categorías del ser) y propone, como un científico y un artista lo que su época reclama, y a pesar de sus posibles errores se distingue inmediatamente de los “mamarrachos” escapistas o infantiles. Si nos detenemos en el mismo territorio de la pedagogía, concluimos que es también “utópica” porque parte de las experiencias pasadas y busca superar con un nuevo modelo los posibles fracasos anteriores. Entonces el inconformismo fue uno de los grandes motores de la Humanidad, que, dudando de lo actual y surgiendo de una clamorosa aceptación de la perfectibilidad del hombre para lograr un cosmos a su medida, se transforma en la mejor defensa de las “utopías”, que en puridad de verdad son una crítica del pasado y el presente para crear y recrear el futuro. El
autor: Jorge Medina Vidal (Montevideo, 4 de marzo
de 1925 - Ib., 17 de junio de 2008) fue un poeta, ensayista, semiólogo, crítico
literario y docente universitario uruguayo. |
Jorge Medina Vidal
"Jaque" Revista Semanario - Año I Nº
19
Montevideo, del 13 al 27 de abril de 1984
Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)
Editado por el editor de Letras Uruguay
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