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Simone de Beauvoir y un tópico tanguero


por Jorge Medina Vidal

 

Cuando leí “La cérémonie des adieux” de Simone de Beauvoir que hace dos años publicó Gallimard, inmediatamente me acordé de unos conceptos de Catherine Clément en su “Vidas y leyendas de Jacques Lascan” que nos plantean el tonto servilismo de los discípulos sin creatividad: “Lacan defendía su piel, se liberaba de unas cuantas viejas pieles abandonadas, como hizo toda su vida... La piel de su gloria, que no iba a dejar marchitar por lo que le llamaban viejo, la piel de su obra que se caía a pedazos bajo los golpes de los que la repetían demasiado y mal, y que llevaban tiempo desacreditándola”. Algo de esto pasó y pasa con Jean Paul Sartre. Simone De Beauvoir está muy comprometida en este malentendido, según mi criterio. Pero, con cierta premura debo reconocer mi casi indiferencia frente a la obra de Sartre, aunque sea natural que esta premisa no me califica ni me descalifica, es un vulgar suceder de circunstancias acumuladas que enuncian lo que enuncian: su lectura hoy día no me gratifica.

El libro de Simone de Beauvoir, que señalamos, en cierta manera es la versión periodística de la muerte y agonía de su maestro, su amigo, su amante, (¿su hijo?), y toda una serie de genéricos que podríamos agregar hasta incluir “su compinche”. Sartre marcó sus aventuras de jeune filie hasta detenerla en ese rostro esculpido a martillazos que exhibe en sus variadas fotos actuales.

Para ella Sartre fue el iniciador en sus correrías por el mundo de la mente aunque el secreto último de tantos misterios podría reducirse a un concepto perdido en esa misma obra: “Su idea profunda (de Sartre) era que, en cualquier momento de la historia, cualquiera que fuera su contexto social y político, comprender a los hombres, seguiría siendo lo esencial...”

Como un destacado renacentista italiano que hubiera leído a Descartes, Sartre parecería coronar la pirámide fatigosa del conocimiento con la innegable aureola de la Antropología. Pero ¿y de ahí qué? ¿No sería un simple desplazamiento injustificado que ya el esclavo antiguo de Terencio propuso y sirvió para poco?

Se podría decir que Simone de Beauvoir, “compañera” de Sartre, desde un primer momento se convenció que estaba unida por vínculos sutiles con una especie de Torre Eiffel o Palacio del Louvre: pensó que Sartre era la metáfora de la Torre y que ella fue elegida por el único y más representativo de los intelectuales de Francia contemporánea. Esta ingenuidad de adolescente, derivada del famoso Príncipe azul (que toda muchacha cree haber pescado), determinó su rendimiento, sus permisiones, y hasta su propia visión del mundo y de la vida.

Aquí me asedia la memoria de otras dos mujeres que tuvieron algo o mucho que ver con la gloria francesa, Josefina Tascher de la Pagerie y María Luisa de Austria, las dos emperatrices coronadas por Napoleón. Ellas sí que convivieron con un Monumento nacional, pero maldita la importancia que le asignaron. ¡Qué distintas fueron sus reacciones a la de nuestra pequeña burguesa Simone de Beauvoir!

Josefina y María Luisa se casaron con Napoleón que objetivamente fue una gloria francesa del siglo pasado, y sin embargo en ningún momento (también objetivamente) demostraron que sus mundos propios se agotaban en la figura carismática del Gran Corso.

Otra vez la historia de la mujer de Job, la Jantipa de Sócrates y la Cristina Vulpius de Goethe nos trae a discusión el gran tema feminista: la relación de pareja con los hombres famosos.

El autor: Jorge Medina Vidal (Montevideo, 4 de marzo de 1925 - Ib., 17 de junio de 2008) fue un poeta, ensayista, semiólogo, crítico literario y docente universitario uruguayo.

Biografía

Licenciado en Letras en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República. Fue profesor de Enseñanza Secundaria, del Instituto de Profesores Artigas, y titular de las cátedras de Teoría Literaria y Semiótica de la Facultad de Humanidades y Ciencias y de la Facultad de Arquitectura. Colaboró con las revistas Marginalia, Clinamen, Altamira, Aquí poesía, Cuadernos de Mercedes y en el diario El País.

 

Jorge Medina Vidal
"Jaque" Revista Semanario - Año I Nº 3

Montevideo, del 2 al 8 de diciembre 1984

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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