Prólogo a "Hay una esfinge de humo en el fondo de las cosas", de Horacio Mayer |
Ya Prieto y Michelena dan cuenta de este poeta, Horacio Mayer, que algún día me es dado ver tras el vidrio de un bar o el cristal de una cerveza. Cambiamos con él una palabra. Casi más nada. Ahora miro su libro, fantasma y breve, su labor de claveles blancos, este encaje, esta espuma, donde fluye y se diluye y vuelve a presentarse el rostro de Ana, el rastro de Ana, la novia impertérrita, inasible, que, no obstante, alguna vez le miró, le mira, da la contraseña. La mujer libélula. La pulsera dentro de la cual, sin embargo, quisiera y debiera, girar y girar; quedar. Dramática situación (como casi todas) que Horacio vive con naturalidad, de espaldas al mundo, de frente a un punto único, donde peras y manzanas, higos, cintas, el hipotético perfil de Ana, son los solos iconos, dispuestos, en cualquier próximo minuto, a morir y a bailar. |
Marosa di Giorgio
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