Cita con la sombra de Dante Alighieri
 por Ramiro W. Mata

Suplemento dominical de El Día 

Año XXVI Nº 1269 Montevideo, 12 de mayo de 1957 pdf

Supuesto encuentro de Dante con Beatriz en el puente “Santa Trinitá" ... .en realidad fue sólo un saludo y un suspiro.

A menos de cien kilómetros de Nápoles, la más alegre y bulliciosa ciudad del Mediterráneo por el sentimental y exuberante sentido generoso de su pueblo, a dos escasos Kms. del pueblo de Ponía, se ofrece a los ojos curiosos del viajero, al borde mismo de la carretera entre Roma y Nápoles, un túmulo cilíndrico donde los siglos han dejado la persistente y vetusta huella de sus pasos.

Allí, entre Formia y Gaeta, se desmorona el hito que señala con precisión histórica un acontecimiento trágico en las letras romanas: el lugar exacto en que calló por siempre el verbo inflamado de Marco Tulio Cicerón. Allí, el 7 de diciembre del año 43 los soldados de Antonio le cercenaron el cuello, en momentos en que sus esclavos le transportaban en litera en dirección de la costa, hacia donde actualmente se encuentra el puerto de Gaeta. Ese túmulo es la sepultura de Cicerón. Allí está —polvo total— el mayor orador de la Roma de los Césares.

¿Es que Italia olvida a sus muertos? ¿Es que el inexorable fluir de las turbias aguas del mítico río heracleano, ha desvanecido hasta el olvido la gloria de quien fuera escritor genial y orador admirable? No lo creemos. El olvido es propio de la humana levadura; pero no corroe el duro metal con que tallan sus vidas los inmortales.

Además, Italia por cada penumbra tiene luz multiplicada. Nada difícil es, entonces, entregarse a la poderosa sugestión que, acicateada por la verdad irrefutable de un pasado presente, aguijonea nuestra sensibilidad y la empuja al tenaz esfuerzo de aprehender lo grávido y sutil de las cosas materiales, en la purificada riqueza de su desnudez Así, es con cierto esfuerzo que suspendemos nuestra reverencia hacia esa milenaria estratificación de la historia del Lacio que es Roma, de quien ya hablaremos en alguna otra circunstancia. Pero es el caso que nos hemos dado cita con la Sombra de Dante Alighieri.

El encuentro deberá ser en lo que él llamó "il bello ovile ov'io dormii agnello" (el bello aprisco, en que dormí cordero) (Paraíso - XXV, 5); es decir, Florencia, la que humedece sus flancos en el plácido Arno, la que fue pausa de luz en el crepúsculo ensimismado del Medioevo, tan propicio al soliloquio y a la meditación purificadora.

En verdad no íbamos al encuentro del Dante hombre, porque ya ha mucho la conocíamos es su torturada intimidad, en la densa sintomatología de su "Comedia", llamada más tarde “Divina". Ya conocíamos su perfil severo y su gesto inconfundible, a mitad del camino entre la blasfemia, el dolor y el desprecio.

Esta era una cita para apurar —en nosotros— el goce admirativo, pleno ya en la repetida frecuentación de su obra, renovado cada año en la enseñanza de sus cien Cantos inmortales, sufriendo el dolor sin consuelo en “El Infierno", marchando con el peso dulce de la esperanza sobre el hombro en "El Purgatorio", bebiendo ríos de luz en "El Purgatorio", bebiendo ríos de luz en “El Paraíso”.

Sólo nos faltaba de este florentino, el gozoso encuentro con las resonancias de sus pasos en el marco material que le vio saciar sus apetitos de hombre, de caballero y de artista.

Durante fue su nombre verdadero, y tal vocablo encierra idea de constancia, de tesón, de persistencia sin flaqueza. Por eso no supo crear a medias, ni detenerse a mitad del camino. O lo hizo todo, o lo abandonó todo y por siempre.

Las apretadas calles florentinas, las losas grises de las plazas centenarias, son testigos elocuentes de la primera mitad del camino de su vida... Aún no ha comenzado a edificar el mundo de su gloria. ¿Dónde están los resortes de su postrero afán? ¿Dónde, las fuentes subterráneas de su obra?

Difícil, muy difícil, encontrar en la fría dureza de la piedra, los rastros de lo que, siendo circunstancial, se tomó definitivo.

Pero tenemos una cita con la Sombra de Dante Alighieri... Ignoramos su paradero; mas Florencia tiene el peculiar sortilegio de dejarse conquistar casi de inmediato, y ninguna calle es igual a otra, pero todas tienen el mismo encanto.

Para la búsqueda de Dante, partimos desde la histórica Piazza della Signoría, allí donde el Palacio Vecchio muestra la majestuosa elegancia de sus líneas, edificado por Arnolfo di Cambio en 1298. Dante contaba a la sazón treinta y tres años...

Tomamos la vía de Cerchi (calle que recuerda a la noble familia de fuerte influencia comercial, que fuera llamada de los "blancos", partido político al que perteneció Dante), y dirigimos nuestros pasos emocionados en dirección a la Catedral; su “Campanile’' —el más encantador poema religioso inmortalizado en mármol, y cuyo proyecto es atribuido al Giotto,— luce a la distancia la armoniosa forma ojival de sus ventanas, partidas con ajimeces.

A nuestro paso vamos encontrando, fijas a los muros de numerosas casas, placas de mármol que transcriben fragmentos de la "Divina Comedia"; vienen a nuestra memoria así, nombres de lugares y personajes da esta Florencia que Dante inmortalizó.

A unos cien metros antes de llegar a la Catedral, tomamos hacia la derecha; escasos minutos después, a la hora diez del domingo 14 de octubre ppdo., húmeda mañana de otoño florentino, nos encontramos en la esquina formada por Via Santa Margherita y Via Dante Alighieri. Las paredes, la calzada, todo parece ablandarse en el gris silencio de las estrechas callejas vecinas. Ocultas voces parecen hablarnos al oído; imágenes conocidas y amadas parecen juguetear como entre las neblinas de un ensueño con las seducciones de un deseo que ya es éxtasis. ..

Aspecto actual de la casa de los Alighieri, donde se encuentra instalado el Circolo degli Artisti-Casa di Dante.

Adviértase al frente el aljibe que perteneció a la residencia de Beatrice Portinari.

Estamos mirando, absortos, en muda visión improfanable, la casa de Dante Alighieri. Se afinan hasta el máximo los sentidos limitados por la carne; la retina desgarra las débiles vestiduras de la niebla; el corazón entero clama por la luz. Y es un juego —infantil y viejo— entre la creación de la apariencia y la verdad liberada del sueño...

Ahí está, piedra sobre piedra, historia total, la mansión de los Alighieri. Una placa de Manco mármol, lo recuerda:

Tra la Chiesa di Sen Martino del Vescobo e le abitazioni dei Donati e dei Mardolí, sorgevano contigue le case di Bello e Bellincione Alighieri e nell a vita Dimora Nacque Dante. II comune di Firenre si assicuró il possesso del luogo e sulle vestigia delle antiche case costrui questo edificio per nuova pubblica onoranxa al Divino Poeta.”

Y en la casa adyacente que da sobre la calle Dante Alighieri, exactamente encima de la pequeña puerta de madera, señalada hoy con el Nº 2, otro rectángulo blanco nos dice:

"... io fui nato e creschiuto

sovra il bel fiume d’Arno alla gran villa.”

(Infierno - XXIII, 94 - 95)

Dos pequeños escudos en relieve, próximos a la placa mencionada, son testigos heráldicos de los Alighieri.

Y de pronto, como el leve humo blanco del incienso, como el blanco sonido de una campana diluyéndose bajo el enorme beso azul, dos palomas indecisamente trémulas tienden tu vuelo desde el tejado. ..

¿Cómo no recordar a Francesca y a Paolo?

“Cual dos palomas par amor llevadas

con ala abierta vuelan hada el nido,

por una misma voluntad aunadas."

(Infierno - V, 82 - 84)

Sí, no hay duda alguna. Aquí arranca la historia de una vida que va a tejer el sueño de una historia que en realidad sólo fue un saludo y un suspiro.

Estamos frente a una de las dos fases del poeta genial. Nuevo Jano, hay en él dos mundos: uno, limitado, temporal, es accidente, crónica, alegría, dolor, pasión; el otro, único y total, unidad viviente sumergida en abstracciones eternas, esfera teológica como concepto y vía de salvación.

La muerte de Beatriz, al ser muerte en ángel, se torna esfuerzo, análisis, alegoría, chispa de vida eterna. Dante comienza a madurar el chorro de tu voz, a plantar simientes en el huerto de su soledad, a desgarrar la herida de su gloria...

Sí, no hay duda alguna. Eso que intuimos como contingencias oscurecidas, como regocijos velados, como partículas terrestres con sumidas con sumidas, hacen la Sombra de Dante, que por fin ha podido regresar a Florencia...

Monumento a Dante Alighieri, erigido en el interior de la basílica de "Santa Croce". Florencia

Si sus huesos vuelven al polvo en Ravena, acá, en las callejas florentinas su espíritu gusta el pan de los ángeles, tamiza su cansancio en una mañana tibia, ahora que su memoria de los hombres no es que eco de esperanzas y dolores.

Acá está su Sombra iluminada, oteando sin fatigas la purificada riqueza de las cosas, embebidas ya enteramente en la espiritualizada paz intransmutable.

También en nosotros, como en él:

...quasi tutu cessa Min

visione, ed ancor mi distilla

Nel cor lo dolce, che nacque da essa."

(Casi del todo ha cesado mi visión y todavía me destila en el corazón la dulzura que nació de ella.

                                                                                                                   "Paraíso” — XXXIII. 61-63).

por Ramiro W. Mata

(Especial para EL DIA)

 

Publicado, originalmente, en: Suplemento dominical de El Día  Año XXVI Nº 1269 Montevideo, 12 de mayo de 1957 pdf

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República) y Biblioteca Nacional

Ver, además:

                         Dante Alighieri en Letras Uruguay

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

Email: echinope@gmail.com

Twitter: https://twitter.com/echinope

facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce

instagram: https://www.instagram.com/cechinope/

Linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ 

 

Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

Ir a índice de crónica

Ir a índice de Ramiro W. Mata

Ir a página inicio

Ir a índice de autores