Ella y él 
Edith Martirena

Ella y él. No pongo sus nombres porque deseo que estas palabras sean a la vez  un homenaje  y una esperanza.

 

Ella y él. Dos que logran la plenitud sin diluirse uno en el otro y muestran que sostener la elección con felicidad no sólo es un sueño, sino una realidad posible.

 

Ella y él. Científicamente, no hacen más que corroborar la ley de que los opuestos se atraen .También que la química entre las personas existe.

 

Ella y él.  Son bien distintos en casi todo, pero ninguno intenta cambiar al otro, más bien se   complementan y enriquecen mutuamente en sus diferencias

 

Ella. De pequeña talla, alegre, comunicativa, con vestimentas llamativas. Esposa,.madre, abuela pero especialmente y en primer lugar: mujer. Esto quiere decir femeninamente sensual, sinceramente amiga de sus amigas, perdidamente dubitativa...Lo más frecuente  es encontrarla enroscada en largas conversaciones sobre la pareja , los hijos, los nietos , la profesión ‘¡en fin! la vida Siempre usando con total desparpajo -nada usual para una abuela- verbos tales como gozar, disfrutar , vagar, vacacionar. Y algo fundamental,  tengo una casi veraz sospecha que es muy buena amante, porque a saber, él no necesita de la casi legalizada infidelidad machista aduciendo aburrimiento

 

El. De gran talla , de pocas palabras, casi osco para algunos. Puede pasar al lado tuyo y no saludarte porque va en su mundo y no te ve...claro en mi caso eso es justificable..por mi altura digo. Muy formal en su vestimenta para trabajar. De muy pocos o casi ningún amigo. Gusta de caminar, dibujar, usar la computadora. Todas actividades más bien solitarias. Eso sí; también buen padre, mejor abuelo y sin duda por la felicidad que ella irradia , también muy buen  amante.

 

Ella. De inteligencia rápida, muy creativa, parece un cascabel y tintinean los lugares por donde  anda, como si al pasar dejara una brisa que mueve los llamadores de ángeles.

 

El. De inteligencia serena, reflexiva, inspira seguridad, confianza., como un gran padre o simple y extrañamente en esta época  -un hombre - en los roles que solían caracterizarlos.

 

Ella. Se ennovió con él cuando tenía 14 años, aunque dice que desde los doce “le había echado el ojo”.

 

El. Se ennovió con ella cuando tenía 16 años y como buen varón a esa edad y en un pueblo chico todavía jugaba con sus amigos.

 

Ella y él, se casaron muy jóvenes y crecieron juntos

 

Ella y él. Aprendieron  a amar y a amarse y sin duda muchas cosas más.

 

Ella y él. Un flash: los veo bailando apretaditos la “lambada”,. sin importarles aquellos que los miran con un dejo de sorpresa, gracia, ternura....creo que no despiertan envidia, sino más bien perplejidad... Ella osadamente parece desaparecer entre las largas piernas de él,  haciendo honor a esa danza tan sensual.

 

Ella y él. Otro flash: los veo caminando por la rambla. Lugar y forma elegido por ellos para disfrutar y también resolver los problemas más serios. “Todo se ve de otra forma al aire libre “ -dice ella y agrega - “como decía mi madre, si hoy no se encuentra la solución esperemos hasta mañana con la fresca”.   Inconfundibles desde lejos, es hermoso reconocerlos a la distancia.

 

Ël . Supo como permitirle ser “ella”, con su mundo de amigas, con sus charlas, con sus dudas, sus temores, aceptándola y queriéndola así como es, sin pretender cambiarla.

 

Ella.  Aprendió a permitirle ser “él”, con sus espacios propios y solitarios, con sus silencios, a no invadir su rol de padre , a valorarlo , aceptarlo y quererlo así como es, sin pretender cambiarlo.

 

Ella y él . Fundiéndose en uno, pero preservando lo propio, la maravilla  de ser y dejar ser.

 

Ella y él y todos ellos. Los que vinieron después: tres hijos y cuatro nietos, forman una familia , fuente de alegría. satisfacción, amor y  también incertidumbres; como nos pasa a todos.

 

Pero hay una gran diferencia con los demás . Ella y él, ambos sexagenarios (como suele decirse) recientemente  jubilados y con cuarenta años de casados , se siguen amando.  También hacen honor a la tradición que dice que cuando es “ella” la que elige el vínculo es bueno y duradero

 

Ella y él. Nunca se mostraron asexuados, ni ahora que son sexagenarios. Muestran su sexualidad de múltiples formas: en las elecciones que han hecho al jubilarse, en cómo organizan  su tiempo libre,  el estilo de vida, su forma de hablar uno del otro...

 

Ella y él .  Vivir en pareja es un arte que se construye e incluye entrega, misterio, ciencia, compromiso, magia, opción....

 

Ella y  él.. y algunos otros , muy pocos que yo conozca o me hayan contado

 

Ella.  El.

 

Ella. El. Preservando la mismidad  pero actuando intencionalmente para que el milagro ocurra, sabiendo que cada uno debe empezar por sí mismo, pero la verdad comienza  con dos.

 

¿Quién dice que el amor monogámico feliz es ilusorio?  

 

Ella y él  lo viven .Yo les aseguro que es realidad. Los conozco, los quiero y  admiro porque logran testimoniar que la magia del amor único también en esta época  existe....y son arquetípicamente sanadores para todos los que no lo logramos.

Edith Martirena

De "Tras las huellas del amor". (inédito) 

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