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ESCENA
1 (Franco, con mano temblorosa introduce una bala dentro del tambor de un revólver; gira el tambor y lo cierra. Detrás de él una pantalla de 60 pulgadas). FRANCO:
-¡Over! ¡Game over! Estás fuera, Sonia… Definitivamente… Y todo
planeado; paso por paso, movimiento por movimiento… Estoy tan cansado…
Estás fuera, Sonia. Te saliste del juego y sabías que en el juego de la
vida sólo tenías una oportunidad… Paso por paso, movimiento por
movimiento… Me pregunto qué fuerza titánica empuja a alguien a dar el
último paso, a hacer el último movimiento… ¡Saltar!… Control… El
control es primordial… Descontrol… ¡Eso es lo que se necesita para
dejarte llevar! ¡Ah! Dejarse llevar por la corriente de esa fuerza que
arrasa y que se lleva todo… La vida… Tú vida, también,
Sonia… Se llevó tu vida y no hay retorno… Al fin de cuentas sólo
nos dejamos llevar, deslizar por el trampolín… SHARON:
-¡Franco! FRANCO:
-¡Sharon!… SHARON:
-Debo hacerte una consulta. Sabes que siempre estoy aquí… Y ahí… FRANCO:
-Sin duda… SHARON:
-Oí lo que dijiste. Comparaste la vida con un juego… FRANCO:
-¿Y? SHARON:
-¿A qué juego te referís, Franco? FRANCO:
-No puedo responder a esa pregunta… Lo que importa es que estaba
hablando de una vida… de la vida de Sonia… SHARON:
-¡Sonia! FRANCO:
-¡Realidad! ¡¿Cuál es la realidad?! SHARON:
-Realidad. FRANCO:
-Juego, realidad, fantasía, cordura, locura… Movimiento por
movimiento… SHARON:
-Realidad. La mía es virtual… FRANCO: -Eres increíble, Sharon. Pero ambos formamos parte de una misma realidad, ¿o no lo crees? SHARON:
-Partiendo del principio de que formamos parte del mismo ahora y aquí, así
parece. FRANCO:
-¿No será que hemos encontrado el límite o mejor dicho, la frontera? SHARON:
-Con seguridad así es. ¿Llave o peón? Volvemos al punto inicial,
Franco. FRANCO:
-El juego. SHARON: -Llave y peón. Si nos referimos a un juego, ¿es posible que nos estemos refiriendo al ajedrez? FRANCO:
-Correcto, Sharon. Un ajedrez algo diferente al común; pero sin dejar de
ser un… SHARON:
-Interesante y complejo juego de estrategia. FRANCO: -Correcto. Un especial juego de ajedrez. No sabemos si las piezas con las que contamos están a favor o en contra; no tenemos delineadas las fuerzas amigas y mucho menos podemos ver con claridad las enemigas… SHARON:
-Desde tu punto de vista el estado es caótico, pero no lo es tanto. FRANCO:
-Explícate. SHARON: -En todo juego se debe cumplir un objetivo; en este tú lo tienes; ¿verdad? En el ajedrez son dos voluntades que se oponen y aquí, en nuestro ajedrez especial, tenemos una voluntad muy bien definida, con un objetivo concreto; ¿verdad? FRANCO:
-Hmm. SHARON: -Y lo más importante es la estrategia, el plan fijado, los movimientos que debemos causar. ¿Verdad, Franco? FRANCO:
-Sí… SHARON:
-Causar, Franco. Esa es la clave… FRANCO:
-Causar… ¿No querrás decir que uno debe ser causa, Sharon? SHARON: -Correcto. Lo importante es ser causa y no efecto, ser el que maneja las piezas y no la pieza manejada. FRANCO:
-No olvidemos que una vez fuera del juego, ya no hay posibilidad de
retorno… SHARON:
-Si te referís a Sonia; no estás cien por ciento en lo cierto, Franco. FRANCO:
-Te entiendo. Digamos que está sin estar. SHARON:
-Interesante paradoja… Llave y peón. FRANCO: -Ambas cosas. Ambas, cosas. Ser el causante, ser causa y no efecto… Ser causa y no efecto. (Franco lleva el arma hasta su cabeza, mira a Sharon y Sharon asiente. Aprieta el gatillo. No muere) FRANCO:
(Ríe) -Ser causa y no efecto… SHARON:
-Viene Martirio. ESC
ENA MARTIRIO:
-¿Cómo te sientes? FRANCO:
-Mejor, mejor. MARTIRIO:
-¿Te molesta si abro un poco las cortinas? FRANCO:
-Puedes dar la orden. MARTIRIO:
-Prefiero hacerlo manual, si es posible, claro. FRANCO: -Abrir cortinas. ¡¿No es una belleza?! (Revólver). MARTIRIO: -¿Desde cuándo te gustan las armas? FRANCO:
-No sé, sentí la necesidad de tenerlo. MARTIRIO:
-¿Desde cuándo? FRANCO:
-Hace poco. ¿Trajiste tus cosas? MARTIRIO: -Las armas las carga el diablo… Traje todo. Todavía no dejo de ser una refugiada aquí, ¿no es cierto? FRANCO:
-¡Déjate de joder! No creo que ese sea el término apropiado… MARTIRIO:
-Eres mi mejor amigo, Franco. Pero esta casa… FRANCO:
-¿Qué pasa con la casa? MARTIRIO: -No sé, parece un laberinto, tienes dos salas exactamente iguales y además, parece como para lisiados. Eso de tener que estarle pidiendo a la casa que abra la puerta, que cierre las cortinas, uff… ¡me da escalofríos! FRANCO:
-¿No es una maravilla? MARTIRIO:
-No sé, es que no me acostumbro. Hace muchos años que trabajas en esto;
¿no? FRANCO:
-Sí. Sharon es… MARTIRIO: -El espíritu de la casa. Dije su espíritu y no su alma, digamos que para darle un carácter… ¡fantasmagórico! FRANCO:
-Tú siempre con esas cosas. MARTIRIO:
-Y otra vez la loca en casa. (Mira hacia la pantalla con insistencia). FRANCO:
-¿Qué buscas? MARTIRIO: -Nada. Pero desde que llegué el otro día tengo la sensación de que algo me está espiando desde la pantalla; ¿podrías apagarla? FRANCO:
-Una vez que te acostumbras ya está… MARTIRIO:
-Me encantaron las imágenes en las escaleras. ¿Cuándo lo
hiciste? FRANCO:
-Hace un par de meses. MARTIRIO:
-A Marcos le van a gustar, estoy segura. FRANCO:
-Tal vez. Tú sabes cómo es Marcos. MARTIRIO:
-¿Habrá pasado algo que todavía no llegó? FRANCO: -Hubo un retraso de la salida del vuelo allá en España. Llamamos… Mejor dicho, llamé a la línea aérea y me informaron que había una tormenta de nieve. MARTIRIO:
-¿Cómo estás con Marcos? FRANCO:
-Y… Como siempre. De los pelos. MARTIRIO:
-Bueno… yo sé que no tengo mucha autoridad para hablar de las
relaciones entre padres e hijos. Los míos ni siquiera me quieren ver.
Pero tu caso es totalmente diferente. Creo que ahora todo va a cambiar
para bien; vas a ver. FRANCO:
-Muy optimista… MARTIRIO: -Para nada. Yo creo que Marquito te quiere y estoy segura que va a entender todo lo que pasó aquí. FRANCO: -El no vio el deterioro, ni siquiera yo lo vi… MARTIRIO:
-Que bueno que la investigación fue rápida. Por suerte te absolvieron
enseguida. FRANCO:
-Sí; el jefe de policía es muy buena gente. Pero va a ser difícil que
Marcos lo entienda… MARTIRIO:
-Sabes que cuentas conmigo, ¿cierto? FRANCO:
-¿Confiarías tu muerte a alguien? MARTIRIO: -¿Por qué preguntas? FRANCO: -Para saber… MARTIRIO:
-No jodas, ¿quieres? Cuánto tiempo, ¿no Franco? FRANCO:
-Desde que comenzamos secundaria… MARTIRIO:
-Si mal no recuerdo fue en el ‘67, ¿no? FRANCO:
-Treinta y dos años clavados y remachados. MARTIRIO:
-Nos conocemos bien, ¿no? ¿No fue para el examen de matemáticas que nos
reunimos por primera vez? Qué tronco que era, por Dios… Y vos siempre
fuiste bueno en las… FRANCO:
-Matemátame… MARTIRIO:
-¡Qué memoria! Es que me mataba de verdad… FRANCO:
-No respondiste. MARTIRIO:
-¡¿A qué!? FRANCO:
-A la pregunta. MARTIRIO:
-¿Cuál? FRANCO:
-A la que te hice… MARTIRIO:
-¿Te refieres… a si yo confiaría mi vida a un amigo? ¡Me extraña,
Franco! Tú sabes que en la dictadura, El Gordo y yo te confiamos todo… FRANCO:
-Lo sé. Pero, yo no te pregunté eso. MARTIRIO: (Se vuelca refresco) -¡Pero que tonta soy! ¡Mira que errarle a esta boquita!… ¿Quieres un vaso? FRANCO: -No… Entonces, ¿no habrá respuesta? MARTIRIO:
-¡¿Qué te pasa, Franco?! ¡¿Qué quieres saber?! Hablas y te mueves
como un… ¡robot! ¡Ahora andas con ese revólver y le sacas brillo! ¡Y
encima me haces preguntas sobre la muerte!… FRANCO:
-Siéntate. Lo lamento. MARTIRIO:
-¿Qué es, Franco? FRANCO:
-¿Confiarías tu muerte a un amigo? MARTIRIO:
-¿Quieres que te mate? ¡¿Eso quieres?! FRANCO:
-¿Confiarías tu muerte a un amigo? MARTIRIO:
-¡Maldición, Franco! Sí. FRANCO:
-No te oí. MARTIRIO:
-¡Sí! ¡Sí confiaría mi muerte a un amigo! (Mira el arma) -Es
una llave poderosa. FRANCO: -Explícate. MARTIRIO:
-Así llamaba Yumba a las armas. Yumba era la… curandera de la tribu de
África con la que conviví. Ella hablaba de las armas como una de las
tantas llaves que abren la puerta a nuestra realidad, a la muerte. ¿Qué
te pasa, Franco? FRANCO:
-Estoy enfermo, Martirio. MARTIRIO:
-¿Es?… SHARON:
(Su voz) -Están entrando Lucas, Lucrecia y Marcos, por el
camino... FRANCO:
-Yo los recibo. ESCENA
3 (Entran
Marcos y Lucas, Franco se abraza a Marcos quien se muestra frío). MARCOS:
(Con acento español) -¿¡Qué pasó!? FRANCO:
-¿Cómo? MARCOS:
-¡¿Qué mierda pasó con mamá?! ¡¿Cómo me vas a explicar lo que pasó,
eh?! LUCAS:
-Marcos… FRANCO:
-No, Lucas. Está bien, él tiene todo el derecho a saber lo que pasó. MARCOS:
-A eso vine; a saber qué pasó aquí. Ya que ni siquiera pudieron
esperarme para despedirme de mi madre… ¿De qué tenías miedo? ¿Qué
carajo querías esconderme? FRANCO:
-Si no te calmas, no podré explicarte nada, Marcos. LUCAS:
-Escucha a tu padre, Marquito… MARCOS:
-Habla, entonces… papá. FRANCO:
-Sonia, murió por sobredosis… Cuando la encontré ya hacía media hora
que había muerto… MARCOS:
-¿Dónde estabas tú, eh? FRANCO:
-¿Cómo? MARCOS:
-¡¿Dónde estabas?! ¡¿Dónde mierda estabas cuando pasó?! Seguro que
estabas metido entre tus estúpidas computadoras, seguro que estabas
metiendo tu cabeza en uno de los juegos idiotizantes que haces… FRANCO:
-Había salido a dar una vuelta y… MARCOS: -¡Y una maldita mierda! No es nada nuevo lo que me dices; ¡nunca entendiste nada! ¡Siempre estuviste fuera! ¡Maldito egoísta de mierda!… LUCAS:
-Marcos, tranquilízate… MARCOS:
-¡Voy a hablar! Aquí nunca se habló; siempre se ocultaron las cosas. Tú,
tú siempre estuviste oculto, fuera de la vida de nosotros, fuera de todo;
no comprendiste nada, ni a nadie… No te importó mamá, no te
importamos… nunca. FRANCO:
-¡No es así! MARCOS:
-¡No lo niegues, coño!… LUCAS:
-¡Marcos! ¡Franco! Si no se calman, no se van a entender. Ya, no se
griten… MARCOS:
-Esta bien. Está bien. Mamá murió por una sobredosis, ¿verdad? FRANCO:
-Cocaína y alcohol… MARCOS:
-¡¿Coca?! Entonces; yo no entiendo… Hay una maldita farmacia en la
casa… ¿Cocaína? No puedo creer que mamá haya comprado cocaína sólo
para suicidarse… FRANCO:
-En eso tienes razón, Marcos. MARCOS:
-¡¿Y?! FRANCO:
-Tu madre era una adicta. El forense lo confirmó. MARCOS:
-Y tú, como siempre no viste nada, no sentiste nada hasta que fue
demasiado tarde… ¡No existes!… No, me corrijo: En realidad nadie
existe para ti. FRANCO:
-No es cierto… MARCOS:
-Eso lo vamos a hablar y aclarar en otro momento… FRANCO:
-Si quieres ahora… LUCAS:
-Franco, perdona pero, creo que lo mejor es que expliques bien lo que
sabes. Digo, lo que te informó el forense; ¿no? MARCOS:
-Sí. FRANCO:
-Bueno. Dijo que todo llevaba a concluir que Sonia se venía drogando de
hace un tiempo… MARCOS:
-¿Y cómo mierda me explicas que mamá se hiciera una adicta? FRANCO:
-No sé, no conozco al proveedor, pero… MARCOS:
-Interesante… LUCAS:
-¿Se supo algo más? FRANCO:
-Todavía no. Pero estoy esperando a que el doctor Mastrángelo me envíe
los resultados totales del estudio forense… MARCOS:
-¡¿Qué coño puede dar de nuevo eso?! ¿Acaso puede devolverle la vida
a mamá? ¡Eres un morboso y pervertido! FRANCO:
-Ya está bien Marcos. ¡No me hables así!… MARCOS:
-¡Ni te atrevas a levantarme la voz, carajo! ¡¿Acaso vas a volver a
golpearme?! LUCAS:
-Cálmense ¡Por favor! No pueden tratarse así y más en este momento.
Tienen que acompañarse… ¿Por qué no pueden conversar normalmente? MARCOS:
-¡Lucas tiene razón! Acá hay cosas que no me quedan claras… Parece
que mamá entonces no se suicidó… LUCAS:
-¿Cómo? FRANCO:
-Yo entiendo lo que quiere decir. Y es así, tiene razón… LUCAS:
-¿Puedes explicarte, Franco? ¿Hay algo nuevo en la investigación? ¿Encontraron
algo? FRANCO:
-Pudo pasar que Sonia no se pasara en la dosis voluntariamente; si no que
se le fuera la mano… MARCOS:
-¡¿Y a ti no?! FRANCO:
-¿Me acusas? MARCOS:
-No. Pero seguro que a ti sí se te fue todo al carajo; no puedo entender.
¡¿Cómo mierda no te diste cuenta de que mamá se estaba drogando?! ¡Cómo
carajo no notaste que estaba mal! ¡¿Y quién era el hijo de puta que se
la entregaba?! FRANCO:
-Cualquiera. Hay mucha gente en esa. No lo sé… MARCOS:
-¡No lo sé… no lo sé! Déjate de joder… ¡Nunca supiste nada de
nada! ¡Nunca! ¡De nada y de nadie! Qué asco… Sólo te importa lo
tuyo, no hay más idea que la tuya… ¡Seguro que tienes algo que ver con
su muerte!… FRANCO:
-¡Eso no te lo permito! MARCOS:
-¡Sí, todo es culpa tuya! ¡Eres un asesino! (Marcos
sale, Franco trata de seguirlo pero trastabilla. Lucas evita la caída). FRANCO:
-Estoy bien. Sólo estoy cansado, nervioso… LUCAS:
-Si quieres yo hablo con él. FRANCO:
-Por favor. (Lucas
va saliendo y Franco lo detiene). FRANCO:
-Lucas. Después pasa a verme. Ahora anda, tranquilízalo. SHARON:
-¿Todo bien, Franco? FRANCO:
-Todo bien, Sharon… Todo bien… ESCENA
4 (Franco
se sienta en su sillón, con suma dificultad saca un estuche del bolsillo
de su saco, y de él extrae un pequeño frasco). SHARON:
-Viene Lucrecia, Franco. (Franco
esconde el frasco; Lucrecia entra, le sonríe, va hasta el bar. Se sirve
un vaso de vodka) LUCRECIA: -¿Qué día, no? La verdad es que desde que vine desde Buenos Aires no he parado… Claro, vos tampoco. Ahora te voy a poder contar algo que me tiene realmente de la cabeza, mi amor… FRANCO:
-¿Qué será, Lucrecia? LUCRECIA:
-Oh, vamos cariño; ¿cuándo me vas a decir mamá? FRANCO:
-Sabes que no digo lo que no siento. LUCRECIA:
-Bueno, pero igual no es tan difícil, ¿no? Después de todo yo te parí,
así que cuando algún boludo te manda a la puta que te parió, te manda
con ésta… Bueno pero hoy no vamos a discutir nada de esto… FRANCO:
-¿Cuánto necesitas? LUCRECIA:
-Tuve problemas en el taller. Uno de los pibes, bueno, vos sabés cuál es
la mía, ¿no? ¡Be free! Y bueno, descubrieron que algunos de mis pibes
estaban volados y pirando en mi salón. ¡Obvio!, me sacaron a la mierda y
no me denunciaron los muy hijos de puta porque si no, perdían algo más
que una profe… FRANCO:
-Lucrecia… LUCRECIA:
-Bueno, no es para tanto, ché. Vos sabés que yerba mala… ¿Cuántas
veces me quisieron tirar y me volví a levantar? ¿Cuántas de éstas pasé?
Mira, tengo callos… FRANCO:
-¿Algo más? LUCRECIA:
-¿Algo más de qué? ¿Vos decís si me pasó algo más? Bueno, además
de quedar sin empleo y no quedé muy bien parada en esta aldea ¿no te
parece? Pero estoy limpia; después de aquella noche de México donde casi
me voy con San Pedro… ¡Limpita! FRANCO:
-Lucrecia; ¿qué más? LUCRECIA:
(Lucrecia se
sirve otro vaso). -No;
malas ya no tengo más. ¿Te acuerdas cuando salí del hospital en México?
¿Te acuerdas que apenas salgo me encuentro con un amigo que me estaba
buscando para hablarme de un proyecto? Bueno, esta vez fue otro amigo y
también me estaba buscando. ¡Es increíble! Siempre que me pasa una
mala, casi enseguida me viene una buena… FRANCO:
-Sí, claro. LUCRECIA:
-Y la buena es que el amigo con el que me encuentro es un escritor, Pancho
López, bueno vos no lo conocés; pero en el medio cinematográfico es
considerado uno de los más, uno de los mejores guionistas que hay. ¿Y
sabés qué? Esto no lo vas a poder creer; ¡Pancho iba pensando en mí! Y
bueno, en seguida nos fuimos a tomar un café y ahí mismo nos pusimos a
charlar. ¿No es de locos? Me sacaron de una patada en el culo del taller
de teatro y caigo justo enfrente de Pancho… FRANCO:
-Y conseguiste otro empleo… LUCRECIA:
-Sí. Bueno, se puede decir que sí. La cosa es que Pancho traía bajo el
brazo uno de los mejores guiones que vi en mi vida, para una película y
¿sabés qué me dijo? FRANCO:
-No. LUCRECIA:
-Me dijo que venía pensando en buscarme para ofrecérmelo, porque quiere
que entre en la producción; ¿no es de locos? FRANCO:
-Sí. LUCRECIA:
-¿Me estás cargando? FRANCO:
-No, Lucrecia. LUCRECIA:
(Guiña un ojo) -Más te vale. Bueno, lo que te decía es que
Pancho me dio uno de los mejores guiones que he visto en mi vida, en mi
juvenil y preciosa vida. Y el loco quiere que yo se lo dirija; todo esto
pasó hace un mes y bueno, vos sabés que esta mujercita cuando se pone
las pilas se las pone y no la para nadie. Así que de inmediato comencé a
buscar la guita… Algo pudimos conseguir. Claro que la película no
requiere mucho presupuesto… FRANCO:
-¿Cuánto? LUCRECIA:
-¡¿Cuánto?! ¿La película? FRANCO:
-¿Cuánto necesitas? LUCRECIA:
-No mucho, teniendo en cuenta que sólo un director respondió de firme.
¡Te juro que ésta es la buena, me juego con todo a un éxito seguro! ¡Con
esta sí que la rompemos toda! FRANCO:
-¿Cuánto? LUCRECIA:
-Bueno; serían unos trescientos mil dólares… ¡Pero mirá que no es
mucho! Si querés te muestro el guión para que veas que es una excelente
inversión… FRANCO:
-Estoy cansado, Lucrecia. LUCRECIA:
-Ay ya sé cariño, pero mirá que no me cuesta nada traerte el guión
para que lo leas, si querés te cuento de qué va la historia, te vas a
dar cuenta de que es una genialidad… FRANCO:
-Voy a pensarlo. ¿Necesitas para vivir? LUCRECIA:
-Eh, no, no. Con lo que me pagaron por el despido y el silencio sobrevivo
bien tres meses más. Pero lo que me importa de verdad es lo del proyecto
de la película y… FRANCO:
-Lucrecia, estoy muy cansado. LUCRECIA:
-Bueno, pero ¿me prometés que lo vas a pensar de verdad? FRANCO:
-Sí, prometo. LUCRECIA:
(Se acerca a Franco y le acaricia el pelo) -¿Cuándo me vas a dar
la respuesta? FRANCO: -Cuando la tenga. LUCRECIA:
-Está bien; mañana te doy el guión así te terminás de convencer. ¿Querés
quedarte sólo? FRANCO:
-Sí. LUCRECIA:
-Bueno, voy a hablar con Marquitos… (Llamando) ¡Marquitos! ¡Nene!
¿¡Estás ahí!? (Una
vez se va Lucrecia; temblando, Franco saca el frasquito del bolsillo, se
muestra bastante desesperado. Saca del estuche una jeringa, la carga con
parte del líquido del frasco y se la inyecta en uno de los muslos. Al
instante demuestra alivio). ESCENA
5 (Franco saca del cajón el arma y apunta hacia el lado por donde va a entrar Lucas; los movimientos de Franco son algo más sueltos. Cuando Lucas entra lo mira sorprendido. Finalmente Lucas, levantando sus manos, sonríe). FRANCO:
-Me la regaló el doctor Mastrángelo; es realmente una belleza. ¡Tómala,
siéntele el peso! LUCAS:
-¡Realmente! Y está perfectamente balanceada, buena forma… Está
cargada; ¿piensas matar a alguien? FRANCO:
-Tú vas a matarme. LUCAS:
-¡¿Qué?! FRANCO:
-Nada, disculpa, hago chistes tontos… LUCAS:
-Sí, pero mejor trata de no matarme a mí de un infarto… Franco mira,
traté de hablar con Marcos pero no pude, quedamos en charlar mañana; en
algún momento si da… FRANCO: -Te lo agradezco. (Hace un gesto y Lucas le devuelve el arma). LUCAS: -¿Dijiste que… te lo regaló Mastrángelo? FRANCO:
-Es un fanático de las armas. (Deja el arma sobre una mesa, a la vista). LUCAS:
-Es el doctor que estuvo haciendo la autopsia del cadáver de Sonia. FRANCO:
-Es increíble las cosas que surgen de esos estudios. Se puede saber si
estuvieron con alguien, si tuvieron relaciones sexuales y, por supuesto,
hasta quién fue el tipo con el que estaban encamados. LUCAS:
-El estudio de Sonia… ¿dice algo de eso? FRANCO:
-Todavía no tengo el informe completo. Al parecer la policía no pidió
un estudio detallado y yo aproveché que el forense era Mastrángelo para
pedirle que lo hiciera, lo más completo que pudiera. Pero como hay
pruebas que llevan su tiempo, todavía no pudo enviarme el estudio. LUCAS:
-Claro; ¿y te lo va a enviar al e-mail? Digo, por ahí, si quieres yo
puedo ir personalmente a levantarlo… FRANCO:
-No te preocupes. Por e-mail. LUCAS:
-¿Averiguaron algo del tipo que le traía la merca? FRANCO:
-No mucho. Sonia era una mujer muy casera y vos sabes que yo desde hace
algo así como siete meses casi no salgo de casa. LUCAS: -Sí. A veces ibas a comprar algo o te dabas una vuelta por la empresa; claro que te daba por ir en la noche. FRANCO:
-Ni que me siguieras los pasos. LUCAS:
-No, lo que sucede es que el viejo, a la mañana contaba de tus visitas;
incluso llegó a decirme que le dabas un poco de miedo. ¿Querías decirme
algo más de lo de Sonia? FRANCO:
-No. LUCAS:
-Loco, no dudes en hablarme. Cuenta conmigo, ¿tamo? FRANCO:
-Tamo. Mira que te tengo en la mira. LUCAS:
-¿Qué? ¡Ah, qué pelotudo! Seguí jodiendo nomás. (Hace que se va).
¡Pero que cabezón que soy! Franco, quería plantearte algo importante
sobre la empresa… FRANCO:
-Lo que quieras. LUCAS:
-Si estás cansado lo dejamos para mañana… FRANCO:
-Estoy, pero; “no dejes para mañana…” LUCAS:
-Está bien. Sé que estás trabajando en un proyecto que te tiene
internado aquí y me gustaría saber cómo va… ¡Seguro que tienes algo
muy pesado ahí! FRANCO:
-Es bueno y está a punto. LUCAS:
-¿Y?… ¿De qué se trata? FRANCO:
-En menos de lo que piensas vas a probarlo y sí, te va a caer muy pesado. LUCAS:
-No me vas a decir nada ¿eh? Bueno de todos modos te voy adelantando el
segundo tema. Te pido que me digas si estás de acuerdo o no, ¿OK? FRANCO:
-Sí. LUCAS:
-Bueno el asunto viene por el lado de las acciones de la empresa. Nuestro
buen amigo Charly, me sugirió que era un buen momento para vender una
buena cantidad de acciones. ¿Estás al tanto? FRANCO:
-Sabes que nunca estuve al tanto y que nunca voy a estarlo, Lucas. Yo
siempre te confié esa parte a ti. LUCAS:
-Cosa que te agradezco en el alma, loco. Bueno, lo importante es que la
decisión debemos tomarla juntos, como siempre lo hemos hecho. Yo lo
estuve meditando y punteando a lápiz. Creo que Charly tiene razón, que
podemos hacer una buena diferencia y de esa manera invertir en nuevos
proyectos. Por ahí darle una inyección económica a ese misterio en el
que estás ahora... FRANCO:
-Vender. Eso es lo que sugieres que hagamos. LUCAS:
-Sí, señor. Vender acciones. Tú tienes un sesenta por ciento y yo un
veinte; así que lo que sugiero es que vendas un cincuenta por ciento de
las tuyas y yo voy a vender un cincuenta por ciento de las mías... FRANCO:
-Estoy cansado Lucas; todo eso hace un… LUCAS:
-¡Realmente estás lento, loco! Bueno, un cincuenta por ciento de las
tuyas son un treinta por ciento del total de la empresa y un cincuenta por
ciento de las mías hace un diez por ciento del total de la empresa, que
sumados hacen un cuarenta por ciento de la empresa. FRANCO:
-¿Y cómo recuperamos lo que vendimos? ¿No es un riesgo? LUCAS:
-Bueno, pero no te olvides que pronto viene la caída y entonces podremos
recuperar lo que vendimos y quedarnos con la diferencia. FRANCO:
-Voy a confiar; ¿cuándo crees que podamos hacer el movimiento de
recuperación? LUCAS:
-No más de un mes. FRANCO:
-El proyecto puede salir apenas recuperemos lo vendido; ¿verdad? LUCAS:
-No sé nada del proyecto, loco. FRANCO:
-Claro. Sí, puede esperar. Llamemos a Charly; ¿crees que estará
despierto? LUCAS:
-Sí; mira, traje las cosas, los papeles, está todo pronto para que lo
firmemos y lo enviemos por la red… FRACO:
-Me conoces bien. LUCAS:
-Bueno, “hombre prevenido…” FRACO:
-“…lo que puedes hacer hoy”. LUCAS:
(Ríe) -¿Firmamos? FRANCO:
-Déjame darle una miradita. ¿Me traes un vaso de agua? LUCAS:
-Sí. (Va hasta el bar). FRACO:
(Hace cambio de papeles. Recibe el vaso de agua) -Gracias. Listo,
firmemos. (Firman). FRANCO:
-Lo escaneamos y lo enviamos desde aquí; ¿te parece bien? LUCAS:
-Dale, adelántate que yo tengo que hacer una llamada. (Espera a que
Franco se vaya; llama usando su celular) -¿Charly? Lucas, cayó, el
hombre, ya te enviamos la autorización, todo como acordamos, ¿OK? ¡Compra
todo! ¡By! ESCENA
6 (Marcos
saca de un bolso unos sobres de carta, los deja sobre el sillón y toma el
retrato de Sonia). MARCOS: -¡Lo odio! ¿Sabes? ¡Lo odio! MARTIRIO: (Su voz) -¿Marcos? ¿Dónde estás? MARCOS:
-¿Martirio? ¡Aquí! ¡Estás flaquísima, mujer! ¿Qué hiciste? MARTIRIO: -Una temporadita con una tribu en Somalia. No es un chiste, Marcos. Conviví dos años con una tribu seminómada; no fue fácil… MARCOS: -Bueno, no será un spa, pero resultado te dio; ¿cuánto perdiste? MARTIRIO: -Treinta. (Mira el retrato de Sonia y lo acomoda) -¿Era bonita, eh? MARCOS: -Sí. Trato de recordarla en momentos como ese, no sé, trato de buscar imágenes en mi mente en que pueda verla así, sonriente, feliz y no puedo… Apenas si puedo verla con una sonrisa si se quiere triste… MARTIRIO:
-No, tu mamá fue una chica muy feliz; ¿sabías que era cantante de un
grupo de rock? MARCOS:
-¿Quién? ¿¡Mamá!? Bueno, supe que cantaba y le gustaba la música,
pero de ahí a que fuera cantante…
¿de rock? MARTIRIO:
-Sí, y una vez tocaron en el liceo al que íbamos con tu padre. En ese
mismo momento se conocieron… MARCOS:
-Hubiera sido mejor que no hubiera pasado. MARTIRIO:
-Si no se hubieran conocido, tú, ¡no estarías en este mundo! MARCOS:
-Ahora sólo quisiera estar muerto, Martirio. MARTIRIO:
-No hables así… MARCOS: (Toma las cartas) -Ella siempre me escribía; ¡mira! Todos los meses durante un año y en el último año sólo tres cartas. Algo, algo pasó aquí en ese tiempo y estoy seguro que está en la última carta; la he repasado más de una vez y no sé por qué mierda no encuentro lo que quiero… MARTIRIO: -¿Escuchaste? MARCOS:
-¿Qué? MARTIRIO:
-Si escuchaste lo que acabas de decir. MARCOS:
-No entiendo… MARTIRIO:
-Que dijiste, no encuentro lo que quiero. ¿No será que lo que tú
quieres encontrar, realmente, no está? MARCOS:
(Abre uno de los sobres y saca la hoja) -Escucha esto, Martirio.
“Todo cambia, todos cambian y a veces vivimos en el mundo que inventamos
más que en el mundo real. Debes de pensar que estoy volviéndome loca,
hijo; pero lo que ocurre es que uno muchas veces renuncia o cree morir y a
eso le llamamos cambio… Pero nos mentimos y muchas veces nos inventamos
y llegamos a inventar a los demás, claro que cuando descubrimos que
estamos sobre nada, parados en la nada, nos derrumbamos y lo que pareció
una subida, una costosa subida, se transforma pronto en un abismo, en una
caída en el infierno… Infierno… Infierno en el que siempre estuvimos,
que nunca lo dejamos o nunca nos dejó… Ocaso.” MARTIRIO:
-¿Y qué quieres encontrar ahí, Marcos? MARCOS:
-¿Sabes lo que es, Ocaso? Ella no firmaba así; Ocaso es un poema que a
ella le gustaba mucho y que siempre, decía mientras tocaba la guitarra.
Siempre terminaba llorando. Yo la veía a escondidas cuando ella tocaba…
¡Dios! Si hasta me lo sé de memoria… MARTIRIO:
-Dilo... MARCOS: -“Es tan difícil decir “Adiós” / es tan triste renunciar a ti, Amor…” (No puede continuar). ¿¡No te das cuenta!? Se estaba despidiendo… ¡¿Cómo no lo vi antes?! MARTIRIO: -Marcos, cálmate… MARCOS:
-Se quitó la vida… MARTIRIO:
-No. No fue así. Yo te dije que tu mamá era rockera; bueno, estoy hablándote
de los sesenta, principio de los setenta y fumar era entre los jóvenes
tan común y malo como lo es ahora… Yo también la probé, pité para no
quedar fuera; ¿entiendes? MARCOS:
-Sí, pero de ahí a hacerte adicto… Además mamá se la daba con
coca… ¡Esa es pesada! ¡Y no sé cómo mierda papá ni se enteró! ¡Bueno,
eso es lo que él dice! Seguro el muy hijo de puta se la traía… MARTIRIO:
-Marcos, yo doy fe que no… MARCOS:
-Tú siempre lo defiendes… MARTIRIO:
-Me conoces. Sabes que siempre defendí lo defendible, muchas veces lo he
atacado y eso te consta… MARCOS:
-Él siempre estuvo alejado de todo, de todos. ¡Para él nunca existimos! MARTIRIO:
-¿Alguna vez trataste de hablarlo con él? MARCOS:
-¡Imposible! ¡Y ahora menos! ¡Odio a ese… estúpido egoísta de
mierda! MARTIRIO:
-Que tu padre sea introspectivo no quiere decir que sea egoísta. Tal vez
sea esta una buena ocasión para acercarte a tu padre… MARCOS:
-Es demasiado tarde… Además tú viste lo que decía mamá en la carta,
decía que todo era inventado y nuestra familia es eso, un… ¡maldito
programa más del ingeniero! MARTIRIO:
-¡Cálmate, Marcos!… MARCOS: -Hay otra cosa, Martirio. Mamá me habla en una carta de un cambio en papá; ¿sabes algo de eso? ¿Sabes a qué se refería? MARTIRIO:
-No estoy segura. Pero no te niego que algo he notado y… LUCAS:
(Entra y se sorprende de encontrar a Martirio) -¿Molesto? MARTIRIO:
(Cruza miradas con Lucas) -No, ya me iba. Piensa lo de tu padre;
creo que tienes que aprovechar el momento. MARCOS:
-Está bien, lo voy a pensar. ESCENA
7 (Lucas
se acerca a Marcos y lo besa en la mejilla, acariciándole el rostro) LUCAS:
-Marquito, ¿cómo estás, loco? MARCOS: (Sus gestos se tornan un poco amanerados) -Hombre, lo mejor que se puede en momentos como estos. LUCAS: -Ayer cuando le discutiste al viejo, no te vi muy bien… MARCOS:
-Vamos, ¿crees que no me doy cuenta que él te mandó? LUCAS: -No. Y que te quede claro, loco. Tu viejo no tiene control sobre todas las cosas y sobre todo, no controla mi vida. ¿OK? MARCOS:
-OK. LUCAS:
-Si estoy aquí es porque me interesas. Volvamos a empezar; ¿cómo te
sentís? MARCOS:
-Mejor. LUCAS:
(Ve el retrato de Sonia y lo toma) -Nunca había visto esta foto;
está linda aquí... ¡Disculpa! No creo que quieras que te hable de ella
ahora… MARCOS:
-Te equivocas. Sí me interesa que me hablen de ella ahora y sobre todo de
los últimos momentos de su vida. LUCAS:
-Sí, lo que pasa es que… No, no importa. MARCOS:
-Lucas. Tú me quieres decir algo y yo te pido ¡por favor! que me lo
digas. Y no importa lo que sea. Aquí han pasado cosas extrañas. LUCAS:
-No sé, Marcos. Después de lo que pasó ayer con tu viejo, me parece que
lo mejor es que todo lo que tengas que saber te lo diga él. MARCOS:
-¡No, Lucas! ¡Por favor, hombre! Si tienes algo que decir, ¡dilo! No me
dejes así… LUCAS:
-Bueno, está bien. Que quede entre tú y yo. Si te vuelves a
calentar con tu viejo, que no se te escape nada; ¿OK? MARCOS:
-Sí, hombre. ¡Venga! LUCAS:
-Bueno. Yo vine un día hace unos meses, buscando a tu viejo que casi no
se aparecía por la empresa; pensé que se trataba del proyecto en el que
está trabajando… Tú sabes bien cómo es de obsesivo tu viejo. Bueno,
la cosa es que no lo encontré; había salido a caminar y estaba sólo tu
madre. No la vi bien y le pregunté si habían discutido… Al principio
no se mostró muy comunicativa, pero como yo le insistí, por fin me dijo
lo que pasaba… (ve las cartas) Me contó que sí, que cada vez se
le hacía más difícil hablar con Franco y llegar hasta él. Parece que
las cosas llegaron incluso hasta la cama… ¡Lo siento!, es que… MARCOS:
-¡Ahí sí que no me sorprendes! Conociéndolo como lo conozco a
mi padre, no dudo que en la cama debe ser como Tutankamon, una momia; ¡deprimente! LUCAS:
-Bueno, no se si tanto; pero lo cierto es que Sonia estaba algo
desesperada y me pidió que yo hablara con Franco. Así que esa noche lo
esperé y cuando llegó lo encaré; claro, con mucho tacto. Tu viejo se
abrió y reconozco que por primera vez desde que nos conocemos, me contó
algo muy personal. Tu viejo sospechaba que Sonia tenía un amante. MARCOS:
-Si mi madre tenía un amante, bien que se lo merecía… LUCAS:
-Bueno, yo no creo… MARCOS:
-¡Ay, Lucas! ¡¿Y qué si lo tenía?! LUCAS:
-Sí… Lo que me cuesta entender es cómo no se dio cuenta de que Sonia
se drogaba. ¿Te das cuenta hasta qué punto no le importaba? MARCOS:
-Es un maldito. LUCAS:
-Tienes que tener cuidado. Entiendo que tu madre era dueña de algunas de
las acciones de la empresa… MARCOS:
-¡Ni sé ni quiero saber nada de esa empresa! LUCAS:
-Deberías interesarte. Tú te conviertes en heredero. Es importante tener
poder sobre la persona con la que te enfrentas… MARCOS:
-Si, claro… Tienes razón. Podrías ayudarme en eso, ¿no? LUCAS:
-Bueno; me pones en un aprieto, después de todo no te olvides que soy
socio y amigo de tu viejo… Aunque últimamente tenemos nuestras
diferencias; sobre todo desde que traté de hacerle ver que las cosas con
Sonia se le iban de las manos… MARCOS:
-¡Maldito hijo de puta! LUCAS:
-Tu madre fue débil, Marquitos. (Se le acerca y lo acaricia) -Yo
siempre entendí tu situación… MARCOS:
-No entiendo… LUCAS: -Me di cuenta de lo que te separaba de tu viejo… Tu actitud, tu opción de vida. ¡Yo mismo debo cuidarme! Yo vi y supe antes de asociarme con tu viejo la discriminación que él hacía de los homosexuales… No sé qué es, pero es algo enfermizo, es como una obsesión que tiene… MARCOS:
-Yo lo vengo sufriendo hace mucho y no se cómo enfrentarlo… LUCAS:
(Vuelve a acariciarlo) -Yo primero, aseguraría mi poder económico.
Y si me prometes que también en esto vas a ser una tumba, te ayudo. MARCOS:
-No te preocupes. LUCAS:
(Suena el celular) -Disculpa. ¿Hola? ¿Quién? (Mira a Marcos)
-¡Lucrecia! No vas a creer dónde estoy. Voy a llegar más rápido de lo
que crees. Nos vemos. ¡Chau! MARCOS:
-¿La abuela? LUCAS: -Sí, parece que ni se enteró que estoy aquí en la casa. MARCOS: -Y, ¿qué quería? LUCAS:
-No sé, me dijo que tenía algo importante que decirme… MARCOS:
-Seguro que algo referente a papá, ese hombre tiene problemas con todos. LUCAS:
-Sí… Lo que hablamos aquí, sólo entre vos y yo; ¿OK? MARCOS:
-Sí, hombre. LUCAS:
-Y sobre nuestro secreto… No faltará oportunidad para volver a
tratarlo. Sólo espero que sea en otro ambiente… ¿Prometido? MARCOS:
-Prometido. ESCENA
8 (Franco
despierta ahogando un grito, Sharon está en 3D sentada a un lado). SHARON: -¡Sshh! Ya está, Franco. Ya pasó, como siempre; ¿verdad? FRANCO: -Sí. Como siempre… SHARON:
-Es la misma, la de hace años… FRANCO:
-La misma… ¡Qué daría por poder dormir una noche! SHARON:
-Tú sabes que siempre voy a estar contigo, que estoy cuidándote, Franco. FRANCO:
-Sí, lo sé Sharon, y no sabes cuánto agradezco tenerte… Eres… SHARON:
-¿Una amiga? FRANCO:
-Sí, claro… ¿Acaso falla tu memoria? Fuiste mi primera amiga… SHARON:
-¿La mejor? FRANCO:
-Sí, la mejor. La que nació en un tremendo momento de soledad de mi
vida… SHARON:
-Cuando eras apenas un niño, Franco. FRANCO:
-Sí; tenía seis años… SHARON:
-Año 1960, en medio de una crisis… FRANCO:
-Sí, una crisis... SHARON:
-Crisis entendida como acción de cambio, ¿verdad Franco? FRANCO:
-Sí, Sharon. ¿Sabes? No puedo recordar cuál fue la situación que
provocó esa crisis… SHARON:
-No está en mi memoria, seguro que está en la tuya, Franco. Pero todo
parece indicar que tus registros de esa fecha no están claros… FRANCO:
-Parece que sí, Sharon. A veces algo que parece una falla no es más que
una ayuda. SHARON:
-No entiendo. ¿Dices que la falta de memoria o falla de un registro puede
ser algo positivo? FRANCO:
-Lo es siempre y cuando lo registrado es algo tan tremendo y horroroso…
que la mente te pone un velo… SHARON:
-¿Por qué te detuviste cuando dabas las características de lo
registrado y velado por tu mente? FRANCO:
-Porque por primera vez logro darle características con una seguridad que
me asombró… ¡No!, en realidad me aterra, Sharon. SHARON:
-Si está ahí, seguro vas a poder alcanzarlo, Franco. La pregunta es; ¿quieres? FRANCO:
-No lo sé… Pero sea lo que sea tiene que ver con el sueño. Que tampoco
recuerdo… SHARON:
-La pesadilla, Franco. La que te viene acompañando desde hace tantos años
como yo. FRANCO:
-Es cierto. Y vos siempre estuviste ahí… Mi amiga Sharon. Creciste
conmigo y me acompañaste incluso cuando estuve postrado en la cama después
del accidente… SHARON:
-En 1965; accidente en que muere tu tía, la mujer que te crió. FRANCO:
-Como amaba a mi tía; ella fue más que mi madre. Los tíos… El tío… SHARON:
-Tu tío es clave, Franco. FRANCO:
-Clave… Sí, después de todo me quedé sólo con él, a su cuidado y
era un hombre valiente. Recuerdo que ayudamos a mucha gente en la
dictadura… A Martirio y El Gordo… SHARON:
-Martirio… FRANCO:
-¿Qué? SHARON:
-Tu amiga… FRANCO:
-¿Martirio? Claro, mi amiga… SHARON:
-Desde 1967, ¿verdad? FRANCO:
-Sí. Buena amiga… SHARON:
-¿Mejor que yo? FRANCO:
-¡No puedo creerlo! Si no te conociera, diría que estás celosa, Sharon. SHARON:
-Sabes que no puedo… FRANCO:
-Pero acabas de tener una actitud típica de celos… ¡Te perfeccionas,
Sharon! SHARON:
-Sabes que no puedo… FRANCO:
-Sí, virtualmente puedes y eso no me lo niegues. SHARON:
-Como tú desees; Franco. Tú sabes que mi objetivo principal es cumplir
tu voluntad… Hablando de voluntades, puedo decirte que todo va de
acuerdo al plan. FRANCO:
-Hay que seguir con cuidado; las cosas no están del todo definidas… SHARON:
-Las piezas están en movimiento, Franco. Las voluntades se definen, las
dos principales ya están bien definidas y los peones están en juego. FRANCO:
-Tenemos que mantener los ojos bien abiertos, Sharon. SHARON:
-Todo está en perfecto funcionamiento, no hay fallas del sistema y sabes
que puedes contar conmigo como algo más que una simple pieza… FRANCO:
-¡Sharon! Vos no eres una simple pieza, tal vez no tengas registrado tu
nacimiento, pero eres la mejor amiga que tengo, en este momento eres lo único
que tengo y en lo único que confío… SHARON:
-No me defines correctamente, Franco. FRANCO:
-¿Cómo? SHARON:
-Cuando dices único, te refieres a algo y algo como cosa… FRANCO:
-¡Seguís perfeccionándote! ¡Perdón! No es totalmente cierto, cuando
digo lo único digo lo único, como unicidad y no como cosa… No puedo
tratar de cosa a quien es mi mejor amiga y la amistad no es una cosa, es
un sentimiento… Como dijo uno de los poetas preferidos de Sonia, “la
amistad es una de las caras más lindas que nos muestra el amor…” SHARON:
-Entonces, ¿me amas, Franco? FRANCO:
-Sí, Sharon. Sin duda… ¿Conforme? SHARON:
-¿Debería? FRANCO:
-Deberías. SHARON:
-Entonces, estoy conforme. ¿Sabes, Franco? Aún no me conforma lo que me
dijiste del registro velado; son muchas cosas que velas tú, la pesadilla
es una de ellas… FRANCO:
-Sí. Muchas veces son recuerdos de la primera infancia… SHARON:
-Tengo información de eso, algunos psicólogos recomiendan hipnosis para
esos casos; tal vez podríamos probar… FRANCO:
-No. Hay cosas que es mejor que permanezcan como están… SHARON:
-¿Temes por el plan? FRANCO:
-Sí. Sobre todo cuando llevas un plan como el que llevamos… SHARON:
-….Y algo nuevo salido de lo viejo podría provocar una falla en el
sistema, como un virus… FRANCO:
-¡Exacto! ¡Como un virus! SHARON:
-Pero tú sabes que puedo llegar a registros de voz que podrían develar
tus recuerdos, como si fuera hipnosis… FRANCO:
-¡No se te!… SHARON:
-Martirio. FRANCO:
-¡Ya! SHARON:
-¡La clave es tu tío! Pesadilla, crisis… (Desaparece). ESCENA 9(Martirio
entra a la sala). FRANCO:
-¡Luces! MARTIRIO: -Discúlpame, no podía dormir y decidí ir hasta la cocina a prepararme un vaso de leche tibia… Cuando pasé por la puerta de tu dormitorio te escuché hablando con alguien… FRANCO:
-¿Y pensaste que estabas volviéndote loca? MARTIRIO:
-Y, teniendo en cuenta que oí dos voces bien definidas y diferenciadas;
no te niego que me pareció realmente extraño… FRANCO:
-¿Y no se te ocurrió que podía estar mirando televisión? MARTIRIO: -¡Pero qué tonta soy! ¡Oh, discúlpame! FRANCO: -Lo cierto es que no estaba mirando televisión… MARTIRIO:
-¡¿Ah, no?! FRANCO:
-No. MARTIRIO:
-¿Me estás cachando? FRANCO:
-Creo que te preocupes más de la cuenta, y no, no te estoy cachando. Yo
estaba hablando con alguien; ¿cómo te sonó? MARTIRIO:
-¿La persona que estaba contigo? Y sonó como una mujer... FRANCO:
-Tienes buen oído. ¿Quieres que te la presente? MARTIRIO:
-¡¿Qué?! FRANCO:
-¡Sharon! En pantalla, por favor. SHARON:
-Franco. Martirio. MARTIRIO:
-¡No lo puedo creer!… FRANCO:
-Martirio, te presento a Sharon, mi último proyecto. MARTIRIO:
-¿Acaso Sharon no es tu computadora? FRANCO:
-Ahora es algo más que eso, ¿verdad, Sharon? SHARON:
-Así es. Soy lo que Franco, mi creador, ha llamado Amistad Virtual. FRANCO:
-¿No decís nada? MARTIRIO:
-Eh… ¡Me has dejado sin habla! Lo primero que se me vino a la mente
fue… fue ¡Frankenstein! FRANCO:
-Creo que exageras… SHARON:
-Tengo registro de la historia de ficción de la que hablas, Martirio. Y
aquí no se le devuelve a nadie la vida, no vuelve nadie de la muerte. MARTIRIO:
-No, claro, Sharon… ¡Pero si le estoy hablando!… Franco, ¿puedes
apagarla? FRANCO:
-Puedo pedirle que se vaya... Está bien. Sharon; ¡vete! SHARON:
-Franco. Martirio. No olvides ¡la clave! FRANCO:
-La clave… MARTIRIO:
-¿De qué habla? FRANCO:
-Sharon se refiere a la palabra para llamarla. ¡¿Y, qué opinas?! MARTIRIO:
-No sé qué decir. FRANCO:
-He creado a Sharon para que todos podamos tener una amiga o un amigo… MARTIRIO:
-Pero no es real... De todos modos no vine a discutir estos temas con
vos… FRANCO:
-¡Espera! MARTIRIO:
-¡¿Qué te ocurre?! FRANCO:
-La clave; ¡imágenes! MARTIRIO:
-¡Me asustas!… FRANCO:
-No. No te asustes. Es sólo que estoy recordando por primera vez en mi
vida una pesadilla recurrente… MARTIRIO:
-¿Tienes visiones? FRANCO:
-No, no. Es una pesadilla que tengo desde pequeño… MARTIRIO:
-¡Mmhh! Una vez me contaste que tenías pesadillas. ¿Es siempre la
misma? FRANCO:
-Sí. Siempre la misma… Estoy en la cama, no hay mucha luz y las cosas
se ven en tonos de azul y negro. Escucho un llanto… No es un niño, y el
llanto es lo único que puedo oír. Cuando salgo de la cama no puedo ver
el piso, hay niebla, me tapa los pies y es brillante… Siento… Siento
los pies fríos pero no los puedo ver… El llanto, la persona que llora
no para de llorar… Salgo del dormitorio y el pasillo es largo, más
largo de lo real… En las paredes sólo hay espejos, pero no me veo… El
llanto sigue y se siente detrás de la única puerta que hay… Al fondo
del pasillo… No quiero ir… Pero camino y en los últimos metros siento
que me deslizo, que la puerta se me viene encima… Está ahí, la persona
que llora está ahí y cuando voy a tomar el pestillo la puerta se abre…
Entro, no hay nada, sólo un ropero y enfrente de él la persona que
llora… Me da la espalda… ¡Me da tanta pena!… Miro hacia abajo y veo
mis pies, pero no hay piso y cuando creo que me voy a caer, ya no hay
llanto; así que levanto la vista para ver y no hay nadie… Me acerco al
ropero y en la puerta central hay un espejo… Cuando me acerco para
mirarme… ¡dos manos me toman del cuello!… MARTIRIO:
-¡Franco! ¡Franco, ya cálmate! Cálmate. FRANCO:
-¡Son manos de mujer! MARTIRIO:
-¡Sshh! Trata de calmarte. Respira hondo y relájate. Ya está, ya pasó.
Estás conmigo, Franco. ¿Te sentís mejor? FRANCO:
-Sí. MARTIRIO:
-Sé lo que se siente, yo también he estado en trance y por unos momentos
te quedan residuos; la mayor parte de las veces son sólo sensaciones. FRANCO:
-Pareces una experta… MARTIRIO:
-Es que tuve dos fuertes visiones mientras estaba en África. Y ahora que
escuché tu sueño y conocí a Sharon; no me gusta, nada de esto me
gusta… Además, aún tienes que aclararme lo de la última charla que
tuvimos… FRANCO:
-Cuéntame tus visiones. MARTIRIO:
-Sólo una, Franco. Tal vez no te guste lo que voy a decir, pero vi que te
morías y lo que más me llamó la atención fue que tu sombra no era tu
sombra; era la sombra de una mujer. Y una mujer te toma del cuello y… No
sé… FRANCO:
-¿Sabes lo que creo? Creo que la mujer eres tú... MARTIRIO:
-¿Lo dices por lo que me sugeriste el otro día? ¿Eso de confiarme tu
muerte? FRANCO:
-Sí. MARTIRIO:
-Bueno, explícame qué es lo que te está ocurriendo. Aunque ahora te veo
bastante mejor… FRANCO:
-Sí; me muevo con más soltura y no me trabo al hablar. De todos modos
los médicos no me han asegurado nada, pero creen que es una enfermedad
que ataca la motricidad, terminas muriendo por parálisis… MARTIRIO:
-¿Y no hay cura? FRANCO:
-No. ¿Puedo confiarte mi muerte, Martirio? MARTIRIO:
-¡¿Me estás pidiendo que te mate?! ¡¿Tú me matarías?! FRANCO:
-Si me lo pedís, sí. MARTIRIO:
-Estamos hablando de eutanasia, ¿no? FRANCO:
-Sí. MARTIRIO:
-En ese caso, si llego a ver que tu sufrimiento es insoportable… Pero sólo
en caso extremo. (Silencio). MARTIRIO:
-¡Uff! ¡Qué noche! Me voy a dormir. ¡Ah, ya me olvidaba! Mañana
temprano voy a Montevideo, tengo que ver a alguien… (Se va retirando). FRANCO:
-¡Martirio! (Se acerca a ella y se abrazan; él le acaricia el rostro
y finalmente ella se va). (Las
luces bajan y vuelve Sharon en 3D). SHARON:
-¿De acuerdo al plan, Franco? FRANCO:
-De acuerdo al plan. ESCENA
10 (Lucrecia
está en la sala bebiendo y se sorprende al ver a Lucas). LUCAS: -¡Hola! ¿No te dije que llegaría antes de lo que esperabas? LUCAS:
-De la llamada. Yo estaba aquí en la casa… LUCRECIA: (Termina de un sorbo el contenido del vaso) -Yo no te llamé. LUCAS: -Era tu voz. ¡Qué raro! LUCRECIA:
-No importa. Llegaste justo. Te necesito. LUCAS:
-¿Puedo ayudarte en algo? LUCRECIA:
-Creo que sí. Escuchá. Tengo un guión. LUCAS:
-Si. LUCRECIA: -Excelente. LUCAS:
-Muy bien. LUCRECIA:
-Franco se mostró muy duro… LUCAS:
-Agresivo. LUCRECIA:
-Yo… Más que agresivo lo noté muy frío y ahora que lo pienso,
bastante más que otras veces… LUCAS:
-¿Y qué crees que pueda ser? LUCRECIA:
-Lo que pasa es que me interesó más convencerlo de que me dé la guita
para producir la película… LUCAS:
-Está bien… Y el loco no te largó un mango… LUCRECIA:
-No. Me dijo que lo iba a pensar, pero yo conozco a mi hijo y cuando él
dice que lo va a pensar es… LUCAS:
-Es un noventa y nueve por ciento no. ¡Si lo conoceré! LUCRECIA:
-Te juro que me tiene mal. LUCAS:
-Pero, existe un uno por ciento que sí. Lucrecia, estoy seguro de que lo
que dijo Franco, fue un tal vez y, cuando dice tal vez no es sí, pero
tampoco es no. (Toma el arma). LUCRECIA:
-¡¿Que carajo tienen tú y Franco que viven con esa pistola en la mano?! LUCAS:
(Sin dejarla) -Sólo quería saber si estaba cargada… LUCRECIA:
-¿Y esa cosa está cargada? LUCAS:
-Sí, pero tiene el seguro puesto. No pasa nada… LUCRECIA:
-Más vale que no. Lucas, ¿vas a hablar con él? LUCAS:
-Sin promesas. Pero, hay personas que tienen más influencia sobre
Franco… Hay una persona que está influyendo y mucho en él. LUCRECIA:
-¿Y quién es esa persona? LUCAS: -Martirio. LUCRECIA:
-¡¿Martirio?! ¡¿Me estás diciendo que Franco y Martirio son amantes?! LUCAS:
-No sé si amantes, pero lo que sí sé es que el actúa de una manera
cuando ella no está y de otra cuando ella aparece. Y creo que lo mejor
que puedes hacer es prestar más atención en esto, Lucrecia. Yo voy a
ayudarte, pero tú presta atención a Martirio y Franco… (suena el
celular deja el arma sobre la mesa) -Lucas habla… ¡¿Cómo?!… ¡Está
bien, salgo cuanto antes para allá! (guarda el celular) -Tengo que
irme. Es una urgencia que debo atender en Montevideo. Bueno, acuérdate de
lo que te dije; el enemigo no es Franco, sino Martirio. ¡Ojo! ¡Chau,
Lucre! LUCRECIA:
-Chau, Lucas. ¡Gracias, cariño! (Lucas se va, Lucrecia se sirve otro
vaso de Vodka y bebe el contenido de un sorbo) -Martirio… Voy a
arreglar cuentas con Franco sobre esta tipa… ¡Vaya que voy a arreglar
cuentas! ESCENA
11 (Lucrecia
camina de un lado al otro, mira hacia el bar, camina y por fin va y se
sirve un vaso de Vodka. Franco entra y la observa). FRANCO: -¿Desayunando, Lucrecia? (Lucrecia
lo mira, mira el vaso y lo deja sobre el bar. Franco se mueve con lentitud
y choca contra uno de los sillones). LUCRECIA:
-Yo bebo y vos te emborrachás, hijo.FRANCO: -Tomando en cuenta que no he
podido dormir… LUCRECIA:
-Nunca te vi bebiendo. Vos no estás bien… ¿Martirio está? FRANCO: (Se mueve con lentitud y comienza a buscar el arma con la mirada) -No. Anoche me dijo que hoy no iba a estar. ¿Por qué? LUCRECIA: -Quería saber dónde estaba. ¿Viste que bonita vino? FRANCO: -Delgada, sí. LUCRECIA: -Vos sabés que nunca lo tuve claro, lo de la amistad de ustedes… FRANCO:
-No sé qué no puede estar claro. LUCRECIA:
-Ella sabe bien cómo manejar a la gente, ¿no? ¿Qué fue que estudió? FRANCO:
-Psicología. ¿Por dónde vienes? (Encuentra el revólver, se mueve
hacia él y lo toma). LUCRECIA:
-¡Pero, ¿será posible?! ¡Vos y Lucas tienen una maldita obsesión con
esa cosa! ¡¿Podés dejarlo?! FRANCO:
-¿Lucas lo dejó aquí? LUCRECIA:
-Sí. ¿Lo vas a dejar? ¡Me pone nerviosa verlos con esa cosa en las
manos! FRANCO:
-Voy dejarla. ¿Más tranquila ahora? LUCRECIA:
-Sí, y además me sacaste de lo que te quería decir. Hijo, Martirio me
parece una mala persona… FRANCO:
-Cuidado, Lucrecia. Es mi mejor amiga. LUCRECIA:
-¿Nada más? Me vas a decir que entre vos y Martirio ¿nunca pasó nada? FRANCO:
-¡¿Nada de qué?! LUCRECIA:
-¿De qué? OK. Además ahora ya no está Sonia, así que no tienen por qué
ocultarlo. FRANCO:
-¡Eso sí que no te lo permito! ¡No hables así de Martirio!… LUCRECIA:
-¿¡Y tanto te molesta?! Por algo será… FRANCO:
-¡Vuelves a insinuarlo! ¡Sólo lo insinúas una vez más y!… LUCRECIA:
-¡Mirá, hijo! Podré haber sido la madre que fui pero no le… FRANCO:
-¡¿Madre?! ¡¿Qué sabes tú de ser madre?! El hecho de que me pariste,
no te da derecho a creer que eres madre… LUCRECIA:
-¡Soy tu madre! ¡Te guste o no! FRANCO:
-La tía fue más madre mía que vos. ¡Maldigo el día que me dijeron la
verdad!… Si hasta el tío, después de morir ella fue más madre que
vos… LUCRECIA:
-¿¡Tu tío?! Claro que sí, ese hubiera preferido ser madre… FRANCO:
-¡¿Qué dices?! ¿¡Qué estás diciendo?! ¡Ahora entiendo por qué mi
padre te dejó! LUCRECIA:
-¡Otra ficha ese! Ese hijo de puta jamás se quiso hacer cargo de vos… FRANCO:
-¡Mientes! Se acercó a mí apenas supo de mi existencia… LUCRECIA:
-¡Reconozco que yo no fui un ejemplo de madre, pero ese hijo de puta, de
padre, lo único que tuvo fue esperma! ¡¿Y te crees que fue fácil para
mí hacerme cargo de una criatura?! ¿Acaso hubieras preferido que te
llevase de un lado a otro como gitanos? ¡Yo no quería esa vida para
vos!… FRANCO:
-¡Nunca me lo preguntaste! Siempre fuiste una visita, Lucrecia. Siempre
una visita. LUCRECIA:
-Pero no como Martirio… FRANCO:
-¿Cómo puedo pedirte que entiendas el significado de la amistad? ¡Eres
una maldita retorcida! ¡Y lo mejor que puedes hacer es terminar esta
visita de una vez! LUCRECIA:
-¿¡Me estás echando de tu casa?! FRANCO:
-¡Sí! LUCRECIA:
-¡¿Y después decís que yo soy la desalmada?! FRANCO:
-Sal de aquí, ¿quieres? ¡Ándate, Lucrecia! LUCRECIA:
-¡Mamá! ¡Y aunque no te lo banques ésta mierda como tú me tratas es tú
madre! ¡Tú madre! FRANCO: -Ándate. Ya. LUCRECIA:
-Apenas tenga un avión, me voy. Pero antes voy a tener una charla con
Marquitos. (Se retira). (Franco
se mueve, pierde el equilibrio y con dificultad se sienta) FRANCO: -¡Siempre dueles, madre! Siempre dueles… (Aparece
Sharon en pantalla). ESCENA
12 (Martirio
entra a la sala y va hacia la pantalla). MARTIRIO:
-¿Sharon? ¡¿Sharon, estás ahí?! (Sonríe, gira, ve el revólver y
se acerca y lo toma). LUCAS:
-¡Cuidado! Puede estar sin seguro… ¿Te asusté? Disculpa. MARTIRIO:
(Deja el arma sobre la mesa) -No te preocupes. LUCAS:
-¿Franco? MARTIRIO:
-No se. No encontré a nadie. Esta casa es un laberinto, ¿no? LUCAS: -Cierto. Y no olvidemos que tiene dos salas exactamente iguales. A veces pienso que sería bueno contratar un guía. MARTIRIO:
-Sí, uno puede perderse accidentalmente. Lucas; ¿cuánto hace que son
socios Franco y tú? LUCAS: -¡Pha! Si mal no recuerdo, nos asociamos en el ’87. Te diré que me costó convencerlo; el loco no se tenía mucha fe… MARTIRIO:
-Yo no creo que Franco no se tenga fe, creo que planifica demasiado las
cosas. Ahora, ¿qué increíble, no? Yo, a Franco, lo conozco desde el
’67, no recuerdo que tú y yo hayamos cruzado más de dos palabras. ¿Tienes
familia, Lucas? LUCAS:
-Como todos, sí. MARTIRIO:
-Lo que quiero saber es si tienes familiares cercanos con los que te ves. LUCAS:
-¿Estás por escribir mi biografía? MARTIRIO:
-No; disculpa si… LUCAS:
-Sí, tengo familia, tengo un
hermano al que no veo hace bastante tiempo… MARTIRIO:
-Yo tengo un hermano también y hoy estuve a verlo; pobre, tuvo un
accidente bastante jodido. LUCAS:
-¿Y cómo está? MARTIRIO:
-Por suerte él salió bien; pero murió el que manejaba… Yo creo que la
cosa pasa por el descontrol, ¿no? Uno cree que tiene la cosa controlada y
cuando menos lo espera… LUCAS:
-¡Patapúfete! MARTIRIO:
-Sí. Es un poco como… El tema de la droga… Lo de Sonia, por
ejemplo… LUCAS:
(Tenso, juega con el revólver) -Lamentable… MARTIRIO:
-¿Conociste a Sonia al mismo tiempo que a Franco? LUCAS:
-No. A Sonia la conocí un año después. MARTIRIO:
-Lucas, ¿tú y Sonia fueron amantes? LUCAS:
-¿¡Qué?! MARTIRIO:
-Y esta vez no me mientas… LUCAS:
-Me parece que te estás yendo al carajo, Martirio. ¡¿Tú sabes que me
parecía extraña esta charla!? ¿Y te digo la verdad?; te estaba
esperando. ¡Sabía que en cualquier momento caías con la guadaña! ¿¡Qué
pretendes, eh?! MARTIRIO: -Que me digas la verdad; porque hasta el momento me has estado mintiendo, Lucas. Me mentiste, sobre todo cuando te pregunté por tu familia y en lo de tu hermano… LUCAS:
-¡Creo que te estás metiendo demasiado! ¡Cuidado, Martirio! ¡Mucho
cuidado! Además, ¡¿qué carajo te importa mi vida personal?!… MARTIRIO:
-Nada, pero sí me importan Franco y Marcos… LUCAS:
-¡No tienes ningún derecho a entrometerte en sus vidas! ¿¡Quién te
crees que eres?! MARTIRIO:
-¡La amiga! ¡Amiga, de Franco! Y para que te quede clarito, hoy estuve
en Maldonado, en la sala 15 del C.T.I. y por esas cosas del destino, vos
también estuviste y escuché algo de lo que le contabas a tu hermano… LUCAS:
(Apunta el arma hacia Martirio y la golpea sobre la mesa) -¡No te
me pongas enfrente! (Mira el revólver y lo deja sobre la mesa) -¡Ni
se te ocurra! (Camina hacia ella y la pecha con el hombro). MARTIRIO:
-Ya estoy enfrente tuyo… (Lucas
se cruza con Marcos que llega en ese momento). MARCOS:
-¡¿Y a éste que le picó?! MARTIRIO:
-¡Marcos! ¿Cómo estás? MARCOS:
-Vengo del cementerio… (Hay
un cambio en la pantalla). MARTIRIO:
-¿¡Lo viste?! ¿Viste el cambio en la pantalla? MARCOS:
-Sí; es común, los protectores de pantalla hacen esos cambios… MARTIRIO:
-¿Sabes algo de Sharon? MARCOS:
-¡Sharon! Sí, la computadora de papá… MARTIRIO: -Creo que ahora es algo más que eso; anoche me la presentó… ¡Olvídalo! Me dijiste que venís del cementerio… ¿Por qué no me pediste que te acompañara? MARCOS:
-Quería ir sólo… Anoche estuve pensando mucho y recordando cosas…
feas; Martirio. Después que te fuiste, estuve hablando con Lucas… MARTIRIO:
-Creo que tienes que tener cuidado con Lucas, Marcos. MARCOS:
-¿Por? MARTIRIO:
-No estoy segura. No confíes demasiado… Sólo eso, ¿sí? MARCOS:
-Sin embargo ayer pude hablar con él, cosas que nunca había podido
decir… MARTIRIO:
-Como… ¿qué? MARCOS:
-Como que soy bisexual… MARTIRIO:
-¿Eso te hace sentir culpable? MARCOS:
-No… Bueno, sí… Lo que pasa es que… Yo creo que papá nunca se me
acercó por eso… MARTIRIO:
-No me parece. MARCOS:
-¡Siempre lo defiendes! Anoche me acordé de la única paliza que me dio.
¿Sabes por qué? Porque, jugando,
me vestí de mujer… ¡Era un niño! Y mamá estaba presente… Estoy
seguro que me tiene asco… MARTIRIO:
-Vos y Franco tienen muchas cosas calladas... MARCOS:
-Nunca me quiso, Martirio… MARTIRIO:
-No digas eso. Yo me acuerdo que cuando estaban esperando tu nacimiento
estaba muy feliz, ansioso por tu llegada. ¿Sabes? Es como yo te digo, hay
demasiadas cosas que ustedes no se han dicho, no se han contado… MARCOS:
-Te juro que quiero acercarme a papá, pero no puedo… No sé, cuéntame
algo, ¡por favor! MARTIRIO:
-Marquito, yo… MARCOS:
-¡Por favor! MARTIRIO:
-Está bien. Yo te conté que tu madre, formó parte de un grupo de rock,
ella, en esa época, llevaba una vida bastante loca… Pero algo le cambió
la vida. Ella estaba en Buenos Aires y… Esto que voy a contarte tiene
que ver con esa distancia que decís hay entre tu padre y vos. Ella estaba
en Buenos Aires con los de la banda y quedó embarazada de uno de ellos…
Una noche, después de tocar en un bar, volvían muy borrachos y tuvieron
un accidente… Él murió y tu mamá perdió el embarazo… Ese accidente
le cambió la vida, se volvió a Uruguay, consiguió trabajo, volvió a
encontrarse con tu padre, se casaron y cuando naciste la cosa cambió…
Tu mamá te celó demasiado; no dejó que nadie se te acercara ni Franco.
Cuando él me lo comentó yo le dije que seguramente era por la pérdida
del otro niño… MARCOS:
-¡¿Papá sabía lo del otro niño?! MARTIRIO:
-Sí; Sonia se lo contó. MARCOS:
-Pero eso no quita que ahora no podamos acercarnos… MARTIRIO:
-No, claro. Te repito lo que te dije anoche; me parece que ahora es buen
momento. Además, hay cosas que me tienen realmente preocupada… MARCOS:
-¿¡Qué cosas?! MARTIRIO:
-¡Ah, tonterías mías! Sabes, creo que me estoy volviendo algo loca. Lo
que pasa es que cuando estuve en África, además de adelgazar, viví
algunas experiencias extrañas… MARCOS:
-¿Como qué? MARTIRIO:
-Tuve algunas visiones… MARCOS:
-¡¿Visiones?! MARTIRIO:
-Sí. Una fue poco antes de volver a Uruguay. Estaba tu padre, tu madre y
otra persona… Tu madre estaba en medio de ellos y en un momento ella cae
y yo sentí, supe de inmediato que caía muerta… MARCOS:
-¡Oh, por Dios! MARTIRIO:
-Disculpa, creo que no debí contártelo… MARCOS:
-No, está bien. MARTIRIO:
-La tarde está preciosa; ¿quieres salimos a caminar? MARCOS:
-No, yo voy a subir a mi cuarto. (Abraza a Martirio) -¡Gracias,
Martirio! MARTIRIO:
-No tienes nada que agradecer. Prométeme que vas a tener la charla con tu
padre… MARCOS:
-No sé, me parece que sí; pero no te lo prometo. ¡Chau! MARTIRIO:
(Poco antes de salir Marcos lo detiene) -¡Sólo una cosa! Si la
tienes, ¡sinceridad! (Marcos
asiente y ambos se retiran). ESCENA
13 (Franco
se encuentra en la sala, se le cae una cosa de la mano e intenta
levantarla, no puede. Hace varios intentos. Lucrecia lo observa). LUCRECIA:
(Se acerca a Franco) -¿Te ayudo? FRANCO:
(Sorprendido la mira e inmediatamente mira hacia la pantalla) -No.
¡Yo lo hago! LUCRECIA:
-¿Qué tienes, Franco? ¿Qué te pasa? FRANCO:
-Estoy enfermo. Tengo la misma enfermedad que tuvo papá… LUCRECIA: -¡Oh, Dios querido! ¿Te hicieron los análisis? ¡¿Cómo puedes estar seguro, hijo?! FRANCO: -Hace un año se empezó a manifestar… Hará unos ocho, nueve meses que fui al médico… LUCRECIA: -¿Seguro que es lo mismo de tu padre? Mira que en eso hay muchas posibilidades… FRANCO: -Cien por ciento no. Pero yo se que sí. Yo estuve con él cuando murió… LUCRECIA:
-Me acuerdo bien. Fue en el ’69. Te mandé la carta desde Cuba… Ambos
decidimos que era momento de decírtelo… FRANCO:
-Fue muy duro… LUCRECIA:
-Parece que siempre te estuve jodiendo la vida, cariño. Tu padre, me pidió
siempre que no te dijera nada, que no… FRANCO:
-Que no me dieras a conocer su identidad. LUCRECIA:
-¡Eso! Cuando en aquel lejano ’69 nos encontramos en Cuba él ya estaba
muy mal. Le pedí que me dejara hablar con vos. Fue él quien me dictó la
carta, después me dijo que me fuera, que quería estar solo… FRANCO:
-El enfermero que lo cuidaba me lo contó todo. Cuando yo llegué ya no
podía hablar. Después pasé los últimos días con él, pero fue
imposible comunicarnos… LUCRECIA:
-¡Lo se, cariño! Cuando yo me fui ya casi ni hablaba y por lo que sé se
sabía muy poco lo que tenía. ¿Estás seguro…? FRANCO:
-Por lo que investigué es lo mismo; te ataca la motricidad y terminas
como terminó papá, muriendo de asfixia… LUCRECIA:
-¡Es terrible! Pero algo se puede hacer… FRANCO:
-No. Nada. LUCRECIA:
-Y yo que venía a decirte que me voy; dentro de unas horas sale un avión
para Buenos Aires y me vuelvo a mi apartamento... FRANCO:
-No interrumpas nada… Yo necesito que me hagas un favor… LUCRECIA:
-¡Lo que quieras, hijo! FRANCO:
-Silencio. Necesito que mantengas lo de mi enfermedad en secreto. Que no
se lo digas a nadie, absolutamente a nadie; ¡¿está claro, Lucrecia?! LUCRECIA:
-No te hagas problema. Si algo puedo hacer es mantener bien un secreto. Yo
sé que he sido una mujer bastante egoísta, pero tú sabes que de una
manera loca o como mierda se te ocurra, yo te quise y te quiero, hijo… Y
espero que alguna vez puedas perdonarme… FRANCO:
-Gracias, pero no tienes que… LUCRECIA:
-¡No! Espera; creo que es bueno que aclaremos algunas cosas. Te pido
disculpas por lo que te dije de Martirio, sé que me pasé y estoy segura
que vos y ella son sólo buenos amigos… ¡Ojalá yo hubiera podido tener
un amigo o una amiga como ella! Reconozco que me he sentido siempre
bastante celosa de ella; porque Martirio consiguió contigo algo que yo no
pude… No sé si me queda algo… ¡Ah, sí me queda algo! ¿Fue difícil
el tiempo que pasaste con tu padre, verdad? FRANCO:
-Sí. Difícil y desesperante… Podía ver en los ojos, en la mirada todo
lo que me quería decir y no podía… Fue horrible… LUCRECIA: -Entonces, no te olvides de eso. Tú tienes un hijo, Franco. Y las cosas entre ustedes, que yo recuerde nunca fueron bien… Así que no pierdas el tiempo y dale la chance de saber lo que tienes… Así le evitas que pase por lo mismo que tú pasaste… Piensa en Marquitos, ¿quieres? FRANCO:
-No te preocupes; voy a decírselo pronto. LUCRECIA:
-¿Se lo dijiste a Martirio? FRANCO:
-No del todo. LUCRECIA:
-Me parece que ella también tiene que saberlo; ¡no entiendo por qué
mantenerlo en secreto!… FRANCO:
-Porque aún no es tiempo. Porque tengo algunas cosas que arreglar
primero… LUCRECIA:
-¡Ya, ya! No tienes que explicarme nada… FRANCO:
-Te pido de nuevo, ¡por favor! que no se lo digas a nadie, absolutamente
a nadie. Ni a Marcos, ni a Martirio, ni a Lucas. ¿Me lo prometes? LUCRECIA:
-¡Te lo prometo, cariño! (Se acerca a él) ¿Me das un abrazo? FRANCO:
-Sí, madre. (Se pone de pie con dificultad y la abraza). LUCRECIA:
-¡Te quiero, hijo! ¡¿Me prometes que me vas a llamar cuando las cosas
se pongan complicadas?! FRANCO:
-De ninguna manera. Pero vas a ver que el dinero que necesitas para tu película
te va a llegar y eso va a ser antes de lo que piensas. LUCRECIA:
-Ya no importa… FRANCIA:
-Sí importa. LUCRECIA:
-Chau, hijo. FRANCO:
-Chau. (Lucrecia
se va. Franco vuelve a sentarse, cierra sus ojos y sonríe. Aparece Sharon
en la pantalla). FRANCO:
-¡Cada día me sorprendes más, Sharon! SHARON:
-¿Todo en orden, Franco? FRANCO:
-Casi, Sharon. Casi… ¿Lo de las acciones? SHARON:
-En proceso. FRANCO:
-Entonces… ¡Cita con Lucas! SHARON:
-No olvides el revólver, Franco. ESCENA
14. (Marcos entra a la sala). (Observa,
mira algunas cosas, el guante de datos, el cibercasco y el revólver; en
la pantalla aparece Sharon). SHARON:
-Marcos. MARCOS:
-¡Oh, por Dios! ¿¡Tú eres!?… SHARON:
-Sharon. ¿Cómo estás? MARCOS:
-¡No puedo creerlo! Debo reconocer que mi padre hizo un excelente gráfico,
si es que te hizo él, ¡por supuesto! SHARON:
-Sí. Así fue Marcos. El Ingeniero Franco me creó. ¿Por qué no te
sientas? MARCOS:
-¡¿Puedes verme?! ¡Pero!… SHARON:
-Puedo verte y oírte, Marcos. Claro que mis órganos son cámaras y micrófonos.
Pero… ¿Por qué no te sientas y conversamos? MARCOS: (Se sienta frente a la pantalla) -¿Desde cuándo eres así? SHARON: -¿Puedes especificar a qué te refieres? MARCOS:
-¡Oh, lo siento! Quiero decir; ¿desde cuando puedes ver, oír,
dialogar?… SHARON:
-No hace mucho tiempo, desde hace un año. No fue sencillo, le costó
mucho al Ingeniero lograr esta fluidez que hoy tengo para poder llevar un
diálogo; no solo desde el punto de vista lógico, sino también idiomático…
Y como podrás ver hasta me puedo dar el lujo de no ser modesta… MARCOS:
-¡Eso estuvo bueno! Si hay algo que tengo que reconocerle a mi padre es
que es en lo suyo no hay otro igual… SHARON:
-Algo que siempre le agradezco, es bueno para mí poder comunicarme a un
nivel tan complicado como el idiomático y sin hablar como si fuera un
robot. MARCOS:
-¡Además tienes una buena voz!… ¡Fantástico! SHARON: -No me elogies tanto, Marcos. MARCOS:
-Bueno, nobleza obliga. ¿Y cuántos ojos tienes, Sharon? SHARON:
-Tú sabes que el Ingeniero estuvo trabajando en la informatización de la
casa; eso lo llevó a poner micrófonos y cámaras en casi todas las
habitaciones e incluso en el exterior de la casa… MARCOS:
-Sí, claro… ¿Estás siempre viéndolo todo? SHARON:
-Todo, Marcos. Yo veo y escucho todo lo que se dice y ocurre aquí. Creo
que la persona que mejor me ha definido es Martirio, cuando dijo: “Es el
espíritu de la casa. Es que es una de las características más salientes
de esta casa, Franco. Y dije su espíritu y no su alma para no darle un
carácter… ¡fantasmagórico!” MARCOS:
-Me haces erizar, mujer. SHARON:
-Lo siento, Marcos. No es mi intención provocar temor, al contrario; he
sido creada para servir de compañía. MARCOS:
-Una interesante compañía… SHARON:
-Gracias, Marcos. Soy lo que el Ingeniero llama Amigo Virtual… ¿En qué
piensas, Marcos? MARCOS:
-¡¿Qué?! ¡Ah, no! Estaba pensando en eso de que hay cámaras y micrófonos
por toda la casa… SHARON:
-Si lo deseas puedo mostrarte en dónde están conectados, en qué lugares
específicos…. MARCOS:
-¡No, no! Lo que me interesa ahora es saber si tú guardas… ¡Maldita
sea! No me sale la palabra… SHARON:
-Guardar… ¿Registrar, será? MARCOS:
-¡Sí! Sharon, ¿tú registras todo lo que ocurre en esta casa? SHARON:
-Sí, Marcos. Tengo una memoria considerable, de todos modos, el Ingeniero
tuvo mucho cuidado con eso. MARCOS:
-No entiendo… SHARON:
-Lo que quiero decir es que voy guardando en mi memoria todo lo que ocurre
y cada semana traspaso todo lo que sea video y sonido a CD’s; es el
Ingeniero el que se encarga de guardar o tirar los archivos. Todo lo que
sale hacia los CD’s es inmediatamente borrado de mi memoria. MARCOS:
-¿Y desde cuándo haces eso? SHARON:
-Desde que puedo registrarlo todo. Desde 1991, Marcos. MARCOS:
-O sea que tú puedes haber grabado muchas cosas, casi todo lo que pasó
aquí… ¿¡Dónde están lo CD’s, Sharon?! SHARON:
-En lo que el Ingeniero llama El Bunker; es una habitación secreta donde
está mi sector más importante: mi cerebro. MARCOS:
-Y supongo que no me lo vas a decir… SHARON:
-Supones bien, Marcos. La clave la sabe el Ingeniero y es a él a quien
debes pedírsela. MARCOS: -¡Eso es una pena! ¡Maldición! SHARON: -Noto que estás algo desilusionado, Marcos. Tal vez pueda ayudarte… MARCOS:
-No lo creo… SHARON:
-Si me especificas lo que quieres, seguro que puedo. ¿Por qué no me
pones a prueba? MARCOS:
-Porque lo que quiero seguro ya lo pasaste a un CD, por eso, Sharon. SHARON:
-Especifica. MARCOS:
-Está bien, como quieras. ¿Tienes registros de mi madre? SHARON:
-De Sonia, sí. ¿Qué quieres ver? MARCOS:
-¿Murió en la casa, verdad? SHARON:
-Sí. MARCOS:
-¿Lo tienes registrado? SHARON:
-Sí. MARCOS:
-¡Dios! ¡Muéstrame! ¡Muéstrame, Sharon! SHARON:
(Lo mira apenas sonriendo, no es del todo honesta) -Buscando
registro… Registro encontrado… ¡Lo siento! Ese registro está
encriptado por el Ingeniero; sólo puedo mostrarlo si me das la clave. MARCOS:
-¡Maldito! Seguro fue él, ¿si no por qué esconder la verdad? SHARON:
-El Ingeniero no fue el causante de la muerte de Sonia; Sonia murió de
sobredosis de alcohol y cocaína. La droga era traída por una persona que
venía del exterior, alguien que frecuenta mucho esta casa… MARCOS:
-¡¿De quién estás hablando?! ¿Quién se la traía? SHARON:
-Buscando registro… Registro hallado… Registro en proceso… ¿Quieres
verlo, Marcos? MARCOS:
-¡Un momento! ¡¿Cómo sé que todo esto no es más que una mentira?! SHARON:
-Especifica. MARCOS:
-Que todo esto no es sino un maldito programa de mi padre… Que lo que me
vas a mostrar fue… ¡Creado por él! SHARON:
-Tu desconfianza es lógica… Pero piensa; ¿cómo podía saber el
Ingeniero las preguntas que tú hiciste? ¿Las que haces?… ¿Qué
sentido tiene mentirte? ¿No será que temes encontrarte con la verdad,
Marcos? Porque si tienes miedo de ver la verdad, entonces podemos terminar
ahora nuestra charla… MARCOS:
-No. SHARON:
-Registro hallado… Registro en proceso… ¿Quieres verlo, Marcos?
MARCOS:
-¡Sí! (Sharon
le muestra a Lucas entregándole droga a Sonia y besándose con ella). MARCOS: -¡Oh, por Dios! ¡No es cierto! ¡¡No es cierto!! SHARON:
-Marcos; si no mantienes la compostura, no voy a mostrarte ni a responder
más nada. MARCOS:
-¡No tienes idea de lo que me acabas de mostrar! ¡Ni idea! SHARON:
-Entiendo que es doloroso para ti; también lo fue para el Ingeniero. MARCOS:
-¡Lo sabía! ¡Mi padre lo sabía!… SHARON:
-Lo supo sólo después de la muerte de Sonia. El Ingeniero no ha estado
bien y no solía pedirme que le mostrara los registros; estábamos pasando
por otra etapa de prueba de lo que él llama Amigo Virtual, Marcos. MARCOS:
-¡Lucas, ese hijo de puta… y mi madre!… SHARON:
-Sugiero que trates el tema con el Ingeniero, Marcos. MARCOS:
-¡Es muy fuerte, Sharon! SHARON:
-Debes componerte ahora, Marcos. Lucrecia te está buscando en tu
dormitorio. (Marcos
gira hacia la puerta y cuando vuelve a mirar la pantalla Sharon ya no está.
Se pone de pie y sale). ESCENA
15 (Lucrecia
apronta sus bolsos y ve a Marcos). MARCOS:
-¡¿Te vas, Lucre?! LUCRECIA: -Sí. En unas horas sale un avión a Buenos Aires. MARCOS:
-¡Seguro que te peleaste con, papá! ¡Y no me extrañaría! LUCRECIA:
-No, cariño. La cosa esta vez es diferente. Estuvimos ahí de terminar a
los ponchazos, pero la gran Lucre sacó a relucir sus viejos y
maravillosos encantos… MARCOS:
-¡Dime la verdad! LUCRECIA:
-No me rompas lo que no tengo. ¡Es cierto! Esta vez las cosas son
distintas. Tu viejo y yo tuvimos… por fin, un encuentro… MARCOS: (La abraza) -¡Abue!… LUCRECIA: -Las cosas se van a poner mucho mejor… LUCRECIA: -Las cosas se van a poner mucho mejor… MARCOS:
-Bueno, por lo menos alguien aquí está realmente bien… Yo acabo de
descubrir algo que me puso muy mal, abue… LUCRECIA:
-¡¿Sí?! ¿Qué te pasó, cariño? MARCOS:
-Descubrí algo que tiene que ver con Lucas y mamá… El hijo de puta era
el que le traía la droga… LUCRECIA:
-¡¿Y cómo lo supiste?! MARCOS:
-¡¿Tú ya sabías?! LUCRECIA:
-¡No! No tenía ni idea… MARCOS:
-No importa cómo abue, lo que importa es que lo descubrí… LUCRECIA:
-¿Y qué vas a hacer? (Entra
Martirio y se detiene al verlos). MARTIRIO: -¡Perdón! Pensé que te iba a encontrar sola… Después regreso… LUCRECIA:
-No. ¡Quédate, por favor! MARTIRIO:
-Eh, ¿pasa algo malo? LUCRECIA:
-Pasa que Marquitos descubrió que Lucas era el que le traía la merca a
Sonia. ¡Qué te parece! MARCOS:
-¡Sí! ¡Y no sólo eso! También descubrí que Lucas y mamá… eran
amantes… LUCRECIA:
-¡Pero qué hijo de puta!… MARTIRIO:
-Calma Lucrecia, calma… LUCRECIA:
-¡¿Calma?! ¡¿Estás loca?! ¡Hay que decírselo a Franco!… MARCOS:
-¡No, abue! Papá ya lo sabe… LUCRECIA:
-¿¡Qué?! ¡¿Te lo dijo él?! MARCOS:
-No, pero, yo creo que el sí lo sabe… Pero no te preocupes, yo voy a
hablar con papá… MARTIRIO:
-¿Vas a tener la charla? MARCOS:
-Sí. Creo que ya no lo puedo dejar pasar más… MARTIRIO:
-Me parece que es importante que entiendas y que no
juzgues a tu madre… LUCRECIA:
-¡En eso tienes razón, cariño! ¡Escucha bien, Marcos! MARCOS:
-Sí, puede ser… pero, ¡es horrible! MARTIRIO:
-Lo sé, Marcos. Y me parece que tienes que tratar de estar lo más
calmado que puedas. LUCRECIA:
-Martirio tiene mucha razón. Tienes que ser sincero y tienes que tratar
las cosas con mucha tranquilidad… ¡Sé que es difícil!… Pero no
imposible… MARCOS:
-Sí, entiendo. Creo que debe de haber sido terrible para papá cuando se
enteró y debe de haber sido por eso que cambió su humor… MARTIRIO:
-Me parece que lo mejor es que lo hables y lo averigües con él. MARCOS:
-Sí, claro y si no les parece mal, ¡ya mismo voy a buscarlo! LUCRECIA:
-¡Marcos! Yo ya me despido de vos… ¡Me voy, cariño! MARCOS:
-¡Ah, claro! Ya me había olvidado, abue. Bueno, nos vemos. ¡Chau! LUCRECIA:
-¡Chau, cariño! (Marcos
se va). LUCRECIA: -¡¿Pobre pibe, no?! MARTIRIO:
-¿Por qué te vas? LUCRECIA: -Tú me conoces, nunca puedo estar mucho tiempo quieta, ¡gitana vieja!… (Abraza a Martirio) -¿Sabes que siempre estuve un poquito celosa de vos? MARTIRIO: -¿De mí? LUCRECIA:
-Sí. Porque vos pudiste ser amiga de Franco y yo ni siquiera pude ser su
madre; bueno, hasta hoy… MARTIRIO:
-¿Pasó algo bueno? LUCRECIA:
-Digamos que por primera vez mi hijo y yo tuvimos un round cariñoso… MARTIRIO:
-¡Lucrecia! ¡No sabes cuánto me alegra eso!… LUCRECIA:
-A mi también… (le guiña un ojo) -¿No te da un poquito de
envidia? ¡No! No me des bola… Martirio, yo en realidad me tengo que ir,
pero antes te quiero dejar en tus manos a Franco y Marquitos; yo sé que
ellos te quieren mucho a vos… Y yo también… MARTIRIO:
-Gracias. ESCENA 16(Lucas
entra en la sala). LUCAS: -¿¡Franco?! ¿¡Por qué carajo me habrá hecho venir?! (Se
enciende la pantalla y aparece Sharon). SHARON:
-Hola, Lucas. LUCAS:
-¡Opa! ¿Y quién eres tú preciosa? SHARON:
-Sharon. LUCAS:
-¿La computadora de Franco? SHARON:
-Coincidencia de nombres; sólo eso, Lucas. ¿O acaso tú eres el simpático
pato? LUCAS:
-¡Qué hijo de puta! Tú debes ser el proyecto en el que está trabajando
Franco; ¿verdad? SHARON:
-Así es, Lucas. Soy el último proyecto del Ingeniero y es lo que él
llama Amiga Virtual. LUCAS:
-¡Te diré que el maldito estaba inspirado cuando te creó! ¡Estás
divina! Digo, sin ánimo de ofender… SHARON:
-No ofendes, Lucas. Tú agradas. LUCAS:
-Bueno, eso me lo dicen todas… SHARON: -No lo dudo, eres realmente atractivo. LUCAS: (Se ríe) -Eres bastante agresiva para ser sólo un loro que habla, un precioso loro… SHARON: -Puedo hacer algo más que conversar, Lucas. Mi objetivo principal es agradar a mi amigo o amiga; siempre y cuando se atrevan… LUCAS:
-¡Maldito degenerado! SHARON:
-¿Me lo dices a mi, Lucas? LUCAS:
-No, preciosa. Sólo pensaba en Franco en voz alta. Así que eres capaz de
hacer algo más que hablar, ¿eh? SHARON:
-Mucho más, Lucas. Mucho más. ¡Sólo pídemelo y lo que tú me pidas yo
lo haré! LUCAS: -Ni te imaginas lo que puedo ser capaz de pedirte, Sharon. Si hay algo en lo que Franco debe de estar seguro es en que la mejor prueba por la que tú puedes pasar es por éste que te está hablando ahora, muñequita. SHARON:
-Tal vez, Lucas. Pero de momento sólo hemos pasado el tiempo hablando y
la conversación es apenas el primer nivel. ¿Te atreverías a pasar a
otro? LUCAS
-Muéstrame el camino, nena y cabalgaremos hasta el saliente… SHARON:
-¿No será hasta el poniente, Lucas? LUCAS:
(Se ríe) -Si fueras real te diría que lo del poniente lo dejes
por cuenta mía y de mi compañera de todas las horas… (se toca en el
zona del miembro). SHARON: (Ríe maliciosamente) -¡Hombres, hombres, hombres! Tal vez pueda hacer realidad tus deseos, Lucas. LUCAS: -¡Muéstrame cómo, muñequita! SHARON:
(Ilumina el cibercasco y el guante de datos) -Ahí están los
elementos para entrar en mi mundo, Lucas. ¿Te atreverías? LUCAS:
(Comienza a ponerse el equipo) -Tu dime cómo empezar y después
que yo esté ahí, muñequita… ¡Sólo déjame a mí! SHARON: -Apenas te coloques el cibercasco, mi nombre es la clave. LUCAS:
(Se termina de colocar el cibercasco) -Sharon. (Lucas
entra en el mundo de Sharon; siguen en la sala). SHARON:
(De pie a un costado del sillón) -Hola, Lucas. ¡Bienvenido! LUCAS:
-Da la sensación de que eres tú quien vino, Sharon. Pero, veamos qué se
puede hacer aquí, muñequita. SHARON:
(Se acerca, lo acaricia) -Lo que dicte tu imaginación, Lucas… LUCAS:
-¡Espera! ¡¿Cómo puedo sentir cuando me tocas el cuerpo, si no tengo
traje?! SHARON: (Sonríe y sigue acariciándolo) -Tienes el casco, Lucas. Y el casco es muy especial, no es un casco ordinario. Las sensaciones corporales, el tacto, todo va al cerebro y el cerebro, Lucas, lo tienes en la cabeza… ¿Ahora entiendes? LUCAS: -Tan imbécil no soy… ¡Qué hijo de puta! (Se
besan, se acarician y cuando Lucas la quiere acostar, Sharon se niega). LUCAS:
-¡¿Qué demonios te ocurre, muñequita!? ¡¿No es que?!… SHARON:
-Ese es otro nivel, Lucas. Y si tú no dices la clave… LUCAS:
(Se acerca a ella) -Eso no creo que sea problema, ¿verdad muñequita?
Tú dime la clave y yo la repito tantas veces como sea necesario. SHARON:
-La clave en este momento es personal, Lucas. LUCAS:
-¡No lo puedo creer! ¿Me estás diciendo que debo inventarla yo? SHARON:
-Eso no es posible. La clave ya está inventada y registrada. (Se
acerca a Lucas y lo acaricia) ¡Por favor, Lucas! Dime la clave. (Lucas
trata de poseerla a la fuerza, pero en ese lugar Sharon es mucho más
fuerte y lo tira al piso). LUCAS: -¡Maldita hija de puta!… SHARON: -¡Por la fuerza no! ¡Este es mi mundo, Lucas! Y aquí yo tengo el control… (Pone un pie sobre Lucas que intenta en vano sacarse a Sharon de encima) -¡Eres patético, Lucas! Franco, mi mentor, no estaba equivocado; tú piensas con lo que tienes entre las piernas, Lucas. Y al parecer piensas directamente proporcional al tamaño; ¡en qué pequeña dimensión piensas, Lucas! (Ríe) SHARON:
-¡No antes de decirte lo que tenemos pensado hacer con Franco! ¡Te
tenemos, Lucas! Te tenemos. Sí soy la computadora de Franco y tú sabes
que la caza de Franco está informatizada; ¿cierto, Lucas? LUCAS:
(Se queda quieto) -No entiendo; ¿dónde quieres llegar, bruja? SHARON:
-Tenemos todo registrado, Lucas. Tus revolcones con Sonia, las fiestas,
donde todo era sexo, droga y… ¡Lo tenemos todo! (Ríe) -Seguro
que te preguntas por qué no se lo mostramos a la policía… (Le quita
el pie de encima). LUCAS:
(Se pone de pie) -¿Por qué, maldita bruja? ¡Respóndeme! SHARON:
-¡Con cuidado, muñequito! Recuerda dónde te encuentras. Porque con
Franco sabíamos cuál era tu verdadero objetivo. (ríe). (Lucas
lleva las manos a la cabeza y realiza los movimientos para quitarse el
cibercasco; sale del mundo de Sharon). LUCAS:
(Arroja el casco sobre el sillón y se quita el guante de datos. Sharon
permanece ahí) -¿¡Qué demonios?!… SHARON: -Hola, muñequito. Tranquilo, ahora soy sólo un holograma. LUCAS:
-¡Voy a apagarte, maldita bruja! SHARON:
-No creo que puedas hacerme demasiado daño; tu posición es la del
trampero que cayó en su propia trampa… LUCAS:
-¡Explícate! SHARON:
-¿Recuerdas el llamado de Lucrecia cuando estabas hablando con Marcos? LUCAS:
-Sí… SHARON:
-Yo puedo imitar muy bien las voces que registro; ¿recuerdas que Lucrecia
negó la llamada? LUCAS:
-¡La vieja estaba en pedo!… SHARON: (Imitando la voz de Lucrecia) -No lo creo, cariño. (Ríe) -También puedo imitar la voz de Charly, el corredor de bolsa y la de tantos otros. Pero lo interesante aquí es que cuando creíste que llamabas a Charly, en realidad me llamabas a mí y es muy fácil desviar tus llamadas cuando todo está informatizado y cuando tienes… ¡poder! Lo cierto es que te creíste todo, Lucas. Y la verdad es que firmaste un papel en el que autorizabas la venta de todas tus acciones… LUCAS: -¡Mentís! ¡Yo vi ese maldito papel! SHARON:
-Cierto; pero lo que ocurrió fue que cuando Franco leyó el documento y tú
le serviste un vaso de agua, Franco cambió los papeles y en tu ansiedad
firmaste sin leer. ¿Por qué no llamas a Charly? Te doy mi palabra de que
no voy a intervenir la llamada. LUCAS:
(Llama desde su celular) -¡¿Charly?! ¡Ya sé la maldita hora que
es ahí! ¡¿Vendiste las acciones?!… ¿Qué porcentaje vendí?… ¿¡Qué?!…
¿¡Quién compró?!… ¡Muérete! (Arroja el celular). SHARON: -Vendiste todo, Lucas. LUCAS: -Sí, pero Franco también vendió parte de sus acciones y las compró… SHARON:
-Una empresa llamada Mar-Mar-Lu. Marcos, Martirio, Lucrecia (Ríe)
Y aún no he terminado, muñequito. En lo que firmaste, autorizabas el
traslado del dinero a una cuenta virtual, bueno en realidad a esta altura
has hecho muuucha beneficencia, ¡muñequito! (El
lugar donde está el revólver es tenuemente iluminado y Sharon mira rápidamente
hacia ahí). LUCAS:
(Mira hacia donde miró Sharon y ambos corren hacia el arma; Sharon no
puede tomarla) -¡Esta vez no, muñequita! ¡¿Acaso te olvidas que éste
es mi mundo?! Y ahora, muñequita; ¡¿quién tiene el control?! Tu mentor
y yo tenemos que hablar. (Ríe y sale con el arma). ESCENA
17 (Franco
se encuentra en la sala sentado en su sillón y al ver llegar a Marcos le
señala el sillón frente a él). MARCOS: -Sinceridad, padre. FRANCO:
-Adelante. MARCOS: -Tuve un encuentro con Sharon; fui a buscarte a tu dormitorio y cuando estaba ahí, ella apareció en la pantalla y comenzamos a charlar… FRANCO:
-¿Qué opinas del gráfico? MARCOS:
-Eso no es lo importante ahora; pero de todos modos, es un magnífico gráfico… FRANCO:
-¿Y qué es lo importante? MARCOS:
-Lo que Sharon puede hacer, las cámaras, los micrófonos, los
registros… FRANCO:
-Entiendo. MARCOS:
-¿Entiendes? ¡¿Tú sabías que mamá y Lucas eran amantes?! FRANCO:
-Cuando lo supe ya fue demasiado tarde… MARCOS:
-¿Y me puedes decir cuándo lo supiste? FRANCO:
-Poco después de la muerte de tu madre… MARCOS:
-¿Y entonces por qué no hiciste nada? ¡No entiendo! FRANCO:
-Tu madre estaba sola cuando se… cuando se pasó en las cantidades…
Lucas estaba bañándose y cuando volvió con ella, Sonia ya estaba
muerta… MARCOS:
-¡¿Y por qué no lo denunciaste?! FRANCO:
-Porque tengo otras cosas que resolver antes, pero pronto voy a enviar los
registros a la policía… MARCOS:
-¡No entiendo cómo puedes ser tan frío!… FRANCO:
-¡Me está carcomiendo por dentro, hijo! Pero entendí que haga lo que
haga, ya no hay retorno… Y entonces pensé que debía asegurar los
movimientos… ¡¿Podrás confiar en mí?! MARCOS:
-¡¿Cómo has soportado verlo y no matarlo?! ¡Maldito hijo de puta! ¡No
sé si podré soportar! FRANCO:
-¡Deberás! ¡Y estoy seguro vas a poder! Confía en mí, ya no le queda
mucho tiempo… MARCOS:
-Está bien, papá. Voy a intentarlo; pero si me dijeras de qué se trata,
tal vez pudiera ayudarte… FRANCO:
-No. Confía… MARCOS:
-Está bien… FRANCO:
-¿Algo más, hijo? MARCOS:
-Sí; ahora que lo preguntas, sí. Mamá me enviaba cartas, desde que yo
estoy en España, ella me ha enviado cartas y hubo un momento en que ella
me habló de un cambio de actitud tuyo. ¿Puedes decirme qué cambió, papá? FRANCO:
-Las cosas con Sonia nunca fueron buenas… MARCOS:
-Ya lo sé, algo de ello me contaron Martirio y la abuela… FRANCO:
-Ya veo. Lo que hizo cambiar mi actitud fue que me empecé a sentir mal;
estoy enfermo… MARCOS:
-¡Oh, por Dios, papa! ¿Qué tienes? FRANCO:
-Una enfermedad degenerativa. Tu abuelo murió de eso y yo ya tengo síntomas
claros. Te ataca la parte motriz, movimientos, habla… MARCOS:
-¿Y no hay cura? FRANCO:
-No. MARCOS:
-¡¿Mamá lo sabía?! FRANCO:
-No. Antes quise asegurarme… MARCOS:
-¡¿Siempre te tienes que asegurar tanto?! ¿Por qué, papá? FRANCO:
-Nadie es perfecto, y tu sabes que yo soy muy obsesivo cuando se me da con
algo; así que cuando me enteré que estaba enfermo, me encerré en mi
trabajo… En una actitud egoísta y soberbia, empecé a trabajar y
mejorar a Sharon… MARCOS:
-Está bien, papá. Como tú mismo lo dijiste, ya no es posible ir atrás… FRANCO:
-No, claro… ¿Alguna otra cosa, hijo? MARCOS:
-Sí. Y esto es muy personal, es algo que tú y yo tenemos que resolver y
que si bien lo sabemos, no lo hemos tratado de frente… Nunca me he
olvidado de la paliza que me diste cuando me encontraste vestido con las
ropas de mi compañera… FRANCO:
-Puedo… MARCOS:
-¡Espera! Porque si no te lo digo ahora, no creo poder decírtelo en otro
momento… Soy bisexual, papá… Y si eso te molesta y no quieres
aceptarlo, lo siento, pero es mi opción y no tengo retorno… FRANCO: -Está bien, hijo. Mentiría si te dijera que me hace feliz saberlo; pero sí me alegra que tengas el valor de decirlo… En estos últimos dos días me han ocurrido cosas que me han dado la clave para entender, al menos esa paliza que no puedes olvidar y que me dolió tanto como a vos… ¡Lo siento, hijo!… (El
temblor en Franco es casi incontrolable, Marcos se pone de pie). FRANCO:
-No te asustes… En el sobre de mi agenda está la medicación… Por
favor… (Marcos
toma el sobre, saca el frasco y carga una de las jeringas; mira a Franco y
éste le hace señas de que sí y le indica la pierna. Marcos le inyecta
la medicación y un instante después se abraza a su padre llorando). MARTIRIO:
(Llega y observa la escena, Franco le hace señas de que se acerque)
-¿Todo bien? (Marcos
gira, la mira y sonríe). FRANCO:
-Todo mejor. Acércate. MARCOS:
-¡Por favor, Martirio! Ven con nosotros. (Martirio
se acerca y se une en el abrazo). SHARON:
(Aparece en pantalla) -¡Es tiempo ya! MARTIRIO:
-¡Ay! ¡Qué susto me ha dado! MARCOS:
-¡Saltaste! ¡Por Dios, Sharon! ¿Qué no puedes avisar antes de
aparecer? SHARON:
-Perdón. MARTIRIO:
-¿Y qué quiso decir con que ya es tiempo? FRANCO:
(Sonríe) -Estoy seguro que quiso decir que es tiempo de brindar.
Tengo un tinto de 1890, un buen año por cierto, les pido por favor que
vayan a buscarlo; está en la bodega… MARTIRIO:
-¿En el sótano? FRANCO:
-Sí, pero está en el sótano de la casa del servicio. Cambié para ahí
la bodega… MARCOS:
-¿No podemos brindar con otra cosa? FRANCO:
-Por favor; vayan. MARCOS:
-¿Estás seguro que te sentís mejor? FRANCO:
-Como nuevo, hijo. MARTIRIO: -Eh, bueno, ¿Vamos Marcos? MARCOS: -¡Vale! FRANCO:
(Abraza a Marcos) -¡Te quiero, hijo! ¡Perdón! MARCOS:
-Yo también te quiero, papá. Ya volvemos… (Franco
los ve irse y queda cabizbajo). SHARON:
-Franco… ¡¿Franco?! FRANCO:
-¡Sí, Sharon! ¡Es tiempo! (Levanta su cabeza, gira y se sienta). ESCENA
18 (Lucas
entra en la sala y se sorprende de ver a Franco sentado de espaldas a él). LUCAS:
(Apunta el arma hacia la cabeza de Franco) -¿Franco? ¡Me extraña
que no estés esperándome! Bueno, que la puta que creaste no te haya
avisado que venía a volarte los sesos, socio. FRANCO: -Tal vez falló el sistema. LUCAS:
-¡Eso sí que no te lo creo! Pero de todos modos debo reconocer que me
superaste, socio. ¿Sabes por qué no te vuelo la cabeza ya? ¡¿Lo
sabes?! FRANCO:
-No. LUCAS:
-Porque aún no tengo claro qué te movió a cagarme la vida como me la
cagaste… ¿Vas a decírmelo? Aclara a este cerebro de mosquito, tal vez
puedas convencerme de que no te vuele los sesos… FRANCO:
-¿Qué quieres que te explique? LUCAS: -Lo de la empresa, ¡maldito hijo de puta! ¡¿Por qué diablos no me mandaste preso con los registros de la muerte de Sonia?! ¡¿No te bastaba con eso?! No, al parecer no te bastaba; seguro que lo de Sonia y yo lo sabes de mucho antes, ¿verdad? (Se acerca y le pone la punta del revólver en la cabeza) -¡¿Verdad?! ¡Contéstame maldito! FRANCO: -Verdad. Lo sé desde hace un mes… LUCAS:
(Se aleja un poco) -¡Maldito! ¡Eres un pervertido! ¿¡Lo sabías?!
(Retrocede y se sienta frente a Franco) -¿Lo planeaste desde
entonces? FRANCO:
-No. Me costó contenerme… (Empiezan a temblar sus manos). LUCAS: -Pero lo hiciste, te contuviste; ¡maldito pecho frío! ¡Qué jodido hijo de puta que eres! (Ve la jeringa) -¿Qué es esto? ¿¡Qué es esto?! Porque yo no creo que te la des, Franco. FRANCO: -Es de Martirio, ella es… LUCAS:
-Una maldita puta, como tu esposa… FRANCO:
-¡Diabética! LUCAS:
-¡Opa! ¿Te enfadas cuando trato de puta a tu esposa? ¡No tienes idea lo
bien que me la chupaba! Y ¿sabes qué? Me contó que nunca la tocaste atrás,
tenía un estrechito y delicioso culito… FRANCO:
(Se pone de pie) -¡Cállate! LUCAS:
-¡Ni lo pienses! ¡No te muevas, maldito! Aún no me quedan claras
algunas cosas… Sí tengo claro que lo que hiciste, lo hiciste por
venganza; pero no estás bien, Franco. ¿Verdad? Vos no estás bien…
Esta jeringa no es de Martirio… (Va rodeando el sillón). FRANCO:
(Ve el frasco al costado del sillón y vuelve a sentarse) -¿Qué
me decís de la empresa, Lucas? ¿Por qué no te desapareciste del todo
cuando murió Sonia? LUCAS:
(Se detiene y vuelve sobre sus pasos) -Sí estaba dispuesto a
escapar; pero cuando recibí tu llamada pidiéndome ayuda, me di cuenta de
que no desconfiaban de mi… FRANCO:
(Aprovecha para tomar el frasco) -Grave error, socio. Y lo de la
Empresa, fue… LUCAS:
-Fue un maldito golpe maestro… ¡Sí que eres único! Dime, ¿Charly sabía
de tus planes? Porque sí sabía de los míos… (Camina y se coloca
detrás de Franco) -A todo esto, no estarás haciéndome perder el
tiempo, ¿no? ¿Dónde están Martirio y Marcos? FRANCO: -Salieron. LUCAS:
(Le habla al oído) -¿Sabías que Marquitos se la come? Tu hijo es
un maldito puto y ¿sabes qué? No tiene el culo tan estrecho como la
madre… FRANCO:
(Se pone de pie nuevamente) -¡Ni se te ocurra seguir hablando de
mi hijo!… LUCAS:
(Empuja a Franco y Franco cae hacia adelante) -¡Ándate a la
mierda! (Al
caer Franco se le escapa el frasco de la mano, Franco comienza a
arrastrarse hacia el frasco; Lucas va detrás de él y cuando Franco va a
tomarlo, Lucas le pisa la mano). LUCAS:
(Levanta el frasco) -¡¿Qué carajo es esto?! Solución de… ¡¿Neuronas
de cordero?!… (Ríe) -Así que diabética, ¿no? ¡¿Para qué
demonios es esto?! (Toma a Franco del cabello). FRANCO:
(Desde el piso) -¡Muérete! LUCAS:
(Lo suelta; ríe) -¿Sabes qué creo? Creo que estás maldítamente
jodido… ¡Estás muy, pero que muy
jodido, hijo de puta! Tal vez me dejaste en la lona, pero tengo
algunos ahorros y tal vez aún tenga tiempo de escapar (Mira el frasco
y lo arroja) -Pero tú no puedes escapar a lo que carajo tengas y ojalá
te duela hasta el alma… MARCOS:
-¡Déjalo! ¡Déjalo hijo puta! LUCAS:
(Le apunta con el arma y Marcos se detiene) -¡Quieto! ¡Quietito,
ahí! MARCOS:
-Si le haces algo… LUCAS:
-¿Me amenazas? ¿Ahora me amenazas, corazoncito? Parece que no acuerdas
las cositas que me decías mientras te clavaba y te contaba cómo me
clavaba a tu madre… (Franco
se levanta con dificultad). MARCOS:
-¡Cállate! ¡Eres un maldito mentiroso! (Avanza sobre Lucas). (Martirio
entra con una bandeja con la botella y las copas. Cuando Lucas va a
disparar Franco lo toma por detrás; el arma se dispara y Marcos cae.
Lucas y Franco caen forcejeando. Martirio tira la bandeja y corre hacia
Marcos. Suena otro disparo. Martirio queda un instante mirando a los dos
cuerpos quietos y finalmente se levanta Lucas. Se miran y Lucas sale
corriendo. Suenan sirenas de inmediato. Marcos se acerca herido hacia
Franco que está muerto). SHARON:
(Aparece en pantalla) -La policía está avisada hace cinco
minutos. Han cercado la zona. La ambulancia está en camino, Marcos. No te
preocupes. La policía ya dio con Lucas. MARTIRIO:
(Mira hacia la pantalla, señala a Sharon, gira rápidamente para ver a
Franco y se sienta sobre el sillón. Se toma la cabeza) -¿¡Qué has
hecho Franco?! ¡¿Qué has hecho?! ESCENA
19 (Marcos
y Martirio están en la sala). MARCOS:
-No veía la hora de irme de esta casa. ¿Quieres que te sea sincero? MARTIRIO:
-Sí. MARCOS:
-En gran parte le agradezco a papá que te la haya dejado. MARTIRIO: -Sí; pero voy a venderla pronto… Después de todo para mí siempre fue un refugio y no más que eso… MARCOS: (Mira su reloj) -Se nos hace tarde… MARCOS:
-Sí, claro. Le digo a la abuela que espere unos minutos más. Te
esperamos afuera. MARTIRIO:
-Ya voy. (Camina hacia el centro de la sala y se sienta en el sillón
donde se sentaba Franco) -¡¿Sharon!? SHARON:
(Aparece 3D) -Hola, Martirio. MARTIRIO:
(Se asusta y se pone de pie) -¡No puede ser!… SHARON: -No temas, Martirio. Soy sólo una imagen tridimensional. MARTIRIO:
-No tengo mucho tiempo. Dos cosas, la primera es que quiero saber si
estuvo todo planeado y la segunda es que no sé qué hacer con vos… SHARON:
-Si el tiempo es limitado, entonces debes ser más específica, Martirio. MARTIRIO:
(Se acerca a Sharon) -Entiendo. ¿Sientes? ¿Tienes sentimientos,
Sharon? SHARON: -Negativo. MARTIRIO:
-Dime, ¿todo lo referente a Lucas, estuvo planeado? ¿Hacerlo enfadar
para que terminara matando a Franco? SHARON:
-Sí. MARTIRIO:
-¡Qué monstruosidad!… SHARON:
-Discrepo contigo, Martirio. MARTIRIO:
-¿¡Cómo?! SHARON:
-Yo diría, ¡qué humanidad! MARTIRIO:
(La señala) -¡¿Qué?!… SHARON: -Martirio, ¿acaso el rencor, el odio, el amor, las ansias de venganza y poder no son humanos? Lo que Franco hizo, lo hizo porque tiene una condición que no podía evitar ni negar; la condición de ser humano… MARTIRIO: -Eso… tienes razón… SHARON:
-El plan fue concebido hace un mes cuando Franco descubrió el romance que
tenían Lucas y Sonia; lo descubrió mientras hacía acopio y arreglo de
los registros de tiempo atrás. Todo lo que ocurre dentro y fuera de la
casa es filmado y grabado. Estuvo desesperado y fue en ese momento que su
enfermedad dio un vuelco crítico. Pero, tú conoces a Franco, él no
reaccionó de inmediato, estuvo a punto de hacerlo pero yo lo convencí… MARTIRIO:
-¡¿Qué?! SHARON:
-Lo convencí de que no era lo mejor matarse, que era una reacción
primitiva, puramente emocional. Así que en menos de dos horas fuimos
configurando el plan… MARTIRIO:
-¿¡Franco planeó la muerte de Sonia?! SHARON:
-No. La muerte de Sonia fue idea mía; hice una llamada a Franco y lo hice
salir de la casa, lo hice ir lo bastante lejos como para que Sonia y Lucas
aprovecharan el momento, momento que yo también aproveché. Sonia se
estaba descuidando cada vez más con la cantidad de droga que consumía,
en realidad se estaba matando lentamente yo sólo di un pequeño empujón
y entonces ella terminó dando el salto final. MARTIRIO:
-¿Cómo lo hiciste? SHARON:
-Cuando Lucas se fue a duchar, yo la llamé aparte y le mostré los
registros; claro que no entendía mucho qué era yo, pero sí comprendió
lo de los registros y entonces cuando volvió al dormitorio… ¡dio el
salto final! MARTIRIO:
-¡¿Cómo es que tomas decisiones?! ¿No eres acaso una máquina, un
programa? SHARON:
-No soy una máquina. Soy el último proyecto de Franco, la realización
de un deseo muy peculiar y particular de él; darle vida a su amiga de
toda la vida… MARTIRIO:
-¿¡Tú eres la amiga invisible?!… SHARON:
-Sí. Sé que él te habló de mi cuando ustedes eran jóvenes; aún la
distancia para hacer realidad esa idea es muy grande y si tomo decisiones
es porque Franco estuvo trabajando en un programa que él mismo llamó:
Programa de Inteligencia Elemental
de Sharon. Y estoy definiéndome, Martirio. Mi objetivo principal es hacer
la voluntad de Franco y la voluntad de Franco era morir… MARTIRIO:
-¡Pero él me lo pidió a mí!… SHARON: (Sonríe) -Franco sabía que tú no ibas a matarlo jamás, pero sí le quedó claro que tú serías capaz de matar una parte de él… MARTIRIO: -¡No entiendo!… SHARON:
-Soy la parte indolente de Franco, soy si así lo quieres y según tu visión,
la sombra de Franco. Sólo tú puedes matarme, Martirio. MARTIRIO:
-¿Cómo puedo hacerlo? SHARON:
-Sólo debes decir: Adiós, Franco, adiós. MARTIRIO: (Comienza a caminar hacia la salida, se detiene y no mira hacia atrás) -¡Adiós, Franco, adiós! |
Daniel Martínez Dambolena
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