Un lápiz travieso |
Un lápiz travieso un punto trazó. El punto al momento alegre corrió. Se hizo una línea derecha y muy recta: ¡en blanco papel una negra saeta! Quebrada, formó uno, dos y tres ángulos_ audaz equilátero, nació un triángulo. Mas, la energía del punto contento puso a girar el mismísimo centro. Tu ojo mirando la línea al marear descubre la curva de una espiral. Y un círculo exacto se definió cuando el punto de bailar se cansó y se derritió. Los puntos del borde descontrolados girando en desorden soltaron sus manos y se alinearon en cuatro rectas formando el cuadrado. Cuando las figuras se repitieron se enamoraron y algunas quisieron estar siempre juntas. Y que lánguidos cuadrados leales formaron rectángulos. Sonámbulos triángulos, los dos celosos juntas las bases formaron un rombo. Y sólo el círculo de tan perfecto se quedó siempre, solo y afecto. |
Marta de Arévalo
De "Trinos en el jardín”
1987
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