Umbral[1] |
Estoy
en el umbral de tu casa infinita. Llego
al límite entrevisto bajo tu ala de llama. Veo ya el horizonte y la
promesa de tu luz, diáfanamente. Yo me digo quietamente adiós. A mi propio rostro en espejo de niebla serenamente despido sin ira ni temor. Tu mano, que en mí duele sosteniendo mi latido, corta casi el invisible hilo. Estoy
en el umbral de tu casa misteriosamente abierta desde siempre. Desde
cuando sentí caminar intuitivo mi asombro por tu ruta azul, y un
verso-verbo de luz nacía como flor a mi costado. Desde
que tu tiempo dijo que era hora ya de andar,
y anduve, cantando y abriendo el corazón para tu sombra. Ahora que estoy en Ti y soy Nosotros, voy a mi pasado. Por el tiempo hacia el principio rescato de viejos manuscritos poemas intactos. Poemas que ha dictado la memoria de Ti con que me reviviste.
Aún
camino con los pies de llanto. Aún
camino con la faz del sueño. Aún camino. Hacia
Ti camino y ya no canto. En
silencio digo la oración profunda . Sigilosamente
guardo el acento [1] 1991 |
Marta de Arévalo
De “La luz en que vivo”
Editado por Ediciones INDIGO, París, 2000
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