Sobre
El río de la vida |
Amparado en un merecido descanso, luego de actividades que insumieron toda su vida de productor viti-vinícola, Walter Omar Lasalle, cumple un postergado sueño: editar una selección de poemas, que durante momentos de meditación fue escribiendo y coleccionando. Es así que nos
presenta, bajo el significativo título de “El Río de la Vida”, esta
poesía nacida en la hondura de la emoción, escrita en lenguaje sencillo,
pero no por ello, carente de inspiración poética, donde la mayoría de
los textos evidencian la preocupación del autor por acogerse a las reglas
clásicas de las que sale airoso, aunque también hallamos algunas
muestras de verso libre resuelto con particular ritmo. El tema nos invita a navegar por “el río de la vida” como el título sugiere. Y como nos adelanta el poema de introducción donde podemos leer que: |
”Entre
el cielo y la tierra corre
el río de la vida y
en el agua embravecida por
la tempestad que aterra navega
el alma perdida que
cual náufrago se aferra a la
ilusión más querida que
todo corazón encierra.” |
Esa alma, que no vemos
tan perdida, sino muy atenta a los embates del oleaje de la vida, se nos
aparece reflexiva y escéptica en la primera parte: “Incertidumbre”.
Allí, a pesar de sus dudas, puede ”hablar con Dios íntimamente”
para plantearle, o recriminarle, las injusticias del mundo donde ve: “el
mal siempre triunfando sobre el bien”.
No está ausente de sus reflexiones el destino de los seres
queridos ya finados, y busca respuesta mirando el infinito, “al
misterioso enigma de la vida / indescifrable aún para los sabios” El poema “Si puedes”
desarrollado en tres serventesios endecasílabos, nos recuerda por
su estilo al “SI” de Rudyard Kipling,
pero en una versión original con el estilo del nuestro autor, que
lo finaliza casi con un rasgo de humor, no exento de verdad. |
“Si puedes olvidar lo más
nefasto y
perdonar la ofensa más hiriente y
logras mantenerte fiel y casto y
ante la tentación, indiferente; si
crees ver un diamante en un terrón y
un rubí en una gota de rocío y
el amor puede más que la razón y
eso te lleva a un dulce desvarío; y
si ángeles en coro te acompañan y
hasta el cielo te sientes transportado y
los cantos de sirena aún te engañan: eres un poeta o estás enamorado.” |
Y para concluir esta primera parte, que contiene -
tal vez- los mejores
instantes de inspiración, mencionamos dos poemas. El primero: “¿Valió
la pena?” donde el ser humano, entre desafíos, esperanzas, heridas,
resquicio de luces y tinieblas, ve transcurrir el camino de la vida para
llegar, al fin, donde ”otro viaje incierto nos espera.” Y el
segundo tema: “El anciano Poeta”. Hermoso texto que nos lleva a
meditar sobre lo efímero de toda gloria y donde además se traduce un
tono de melancolía como nacido de su propio sentimiento o premonición. La segunda parte: “Recuerdos”
está dedicada toda al sentimiento amoroso con sus esperanzadas
expectativas, sus goces, ausencias, desengaños y dolores. De todo ello
quedan los recuerdos y así nos lo dice en la introducción: |
”En las páginas del libro del
recuerdo está la página que fue mejor de
un ayer que aún está vivo. En
él me pierdo entre las dulces flores del amor.” |
Flores de dulzura abiertas en “Éxtasis”:
|
“Yo tuve en mis manos hoy, las manos de ella y por un instante todas las estrellas. Fue una llamarada dentro de mi alma como el sol naciente cuando asoma el alba.
/ Qué fue muy fugaz? ¿Qué duró muy poco? Yo tuve en mis manos este mundo y el otro.”
|
Y para corroborar que al amor y el dolor son una sola realidad de doble
rostro, en el poema “Y mi quiere, mañana...”, donde los puntos
suspensivos anuncian una amarga sospecha que se confirma en los dos últimos
versos: ” Ella se irá camino del olvido / y yo vendré al refugio de
mis versos.” La tercera parte
“Variaciones”, como indica el subtítulo, es una gama de diversos
temas. Ya la introducción anuncia que la felicidad “está en las
cosas simples de la vida”, y se ensalza “la paz el amanecer”,
“la fresca sombra de un árbol” y “el pentagrama azul de
mar y arena.” No falta una apología
al “Tango”, el reencuentro de dos amantes,
la dama desconocida y enigmática que viste de blanco, el elogio a
Punta del Este, y, entre otros tópicos, el más impactante: “Un
Hombre”, donde con la forma romance, impregnada de patetismo, cuenta la
muerte de un ser anónimo, un desarraigado
y solitario, cuya vida y muerte no encuentran importancia en la
sociedad. Los últimos versos del poema nos dicen: |
”Lo
enterraron sin dolientes sin
penas ni comentarios. Nunca
se supe quien era. Tampoco
fue necesario.” |
Por lo expuesto, podemos
afirmar que Walter Omar Lasalle ha cumplido su sueño y lo ha hecho
dignamente, sin permitir que a sus poemas los amarilleara el tiempo ni el
olvido. Y ha llegado a tiempo porque como él dice “el tren de la
existencia nunca se detiene”. Su libro escrito con amor está ya en
nuestras manos y como también dice en otro texto:
”el grito del amor es de victoria”. |
Marta de Arévalo
Noviembre 21, 2008
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