Sesos revueltos
Marta de Arévalo

Se lavan bien los sesos
de algún tímido puntilloso

y se fríen en cacerolita de promesas
con ginseng, azúcar y canela.

Se remoja su corazón
en caldo de cultivo de nomeolvides
condimentado
con unas gotitas de vinagre de negatividad
para no apurar el cocimiento.

Estando a punto de ebullición
se agrega una copita de vino seco
y caricias en rebanaditas finas
así como trozos grandes
de pan de esperanza.


Revolver con espumadera práctica
y pincho constante. 
Está pronto cuando los sesos
comienzan a exhalar un apetitoso
aroma de anillo de esmeraldas.

Marta de Arévalo

De “El arte de guisar amores” 

Ediciones de la Plaza, 1993.

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