octubre
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miércoles en casa armar almuerzo tragar sin ganas una carne sosa una manzana y una taza de café que te recuerda los platos se limpian enseguida y después diáfana y lenta la tarde entera para morir mientras te siento en mí el perro entra se echa a mis pies en su felpudo me mira presiente talvez mi soledad mientras sus ojos tiernos dicen muchas cosas tal vez piensa su espíritu animal toda la ternura que ahora tengo mi perro la casa silenciosa luminoso el jardín tras la ventana inmensa adentro mis pinceles en su marco tu retrato y esta memoria terca girando en noria gris y de noche soñaré contigo como si no te hubiera tenido todo el día entre esta ausencia. |
Marta de Arévalo
De
“Gracias por la ternura”
(Carta para él)
Publicado en Montevideo, 1989
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