Juego terrible
Comentarios sobre el poemario
Edición especial de B.L.A.N.C.O. (2000)

Revista “NERUDA INTERNACIONAL” Nº 27- 2do trimestre de 2002- Francia. Página 97-

“Desencanto, desolación, desamor...” Escribe Juan Ruiz de Torres (español)

“El desencanto, la desolación, el desamor son ingredientes para un plato terrible. En este nuevo poemario de la uruguaya Marta de Arévalo (con una veintena de aquellos desde 1975), se revuelve, nada resignada, contra esos humanos que no dan la talla, que devuelven desamor por afecto, traición por amistad, olvido por favor. Las terribles invectivas que lanza contra esos seres mezquinos, vengativos, codiciosos o simplemente envidiosos son dignas de un Esquilo. El juego terrible de la vida merece que, de cuando en cuando, el poeta tome el testigo de una humanidad que no sabe defenderse y diga: «Fraternidad es palabra grande / madre de muchas impudicias (...) Miro desolada en torno / busco la mano del tú para apoyar la frente / veo la mirada de reptil / del envidioso / y el empujón previsto / del que quiere el sitio (...) Cada cual está a su juego. / ¡Alerta! / En el juego cruel / donde quien vive / mata...» Completan esta visión tan pesimista de la relación humana los «ocho poemas de odio» que cierran el libro. En ellos, el diálogo frente al «Hombre I» y al «Hombre II»; la voz –si con distinto acento- sigue desencantada: «Te odio por amarte tanto que me quiebro / en luz de amor y odio / una y otra vez.» El poeta es dueño de sus sentimientos, y desde luego también de crear otros que trasciendan su propia personalidad para reflejar el mundo que siente, ve, palpa y sufre. Así, Marta de Arévalo, criatura llena de afecto y amistad para sus amigos, recrea ese mundo que nos muestran, implacables, todos los medios que nos rodean y ahogan” 

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Diario CANELONES HOY- La Página Literaria. abril 3 de 2003. Montevideo, Uruguay. Escribe EL poeta y Profesor Gerardo Molina (uruguayo)

“Poesía de acendrada  -y a veces, desencantada- experiencia vital, esencial, madura, de quien conoce y domina su métier y gusta jugar con la técnica y explorar nuevos recursos a través de los cuales resplandece su voz lírica, indetenible para decirnos de ese “juego terrible” que es la vida. Señala en el pórtico la Prof. Lic. Solveig Ibáñez Iglesias: “Desde el primer poema, este libro nos introduce de lleno en las esencias de una temática en que priman los sentimientos de la soledad y del amor, entre el constante y bullente fluir de la peripecia mundana. Todo, expresado con la madurez de un clásico castellano y el cincel  de un trans-modernista. (...)

El sintagma que da título al libro se desdobla y multiplica y es –antes o después- venero de innúmeros símbolos y metáforas como “Aquí donde la trampa es ley / y el juego de los otros no tiene reglamento / Aquí donde me juego a vida o muerte / el corazón a cada instante / aquí sueño / vivo / creo. //  Aquí digo alma  /  en el traidor amigo / retrueco amor / junto al amante infiel / y escalera real subo y bajo / al abismo del abismo y del milagro / de la pena y la derrota.”  Entonces urde su estrategia, se defiende y dice: “Yo, de hueso frágil y alma desprovista / me siento en el lugar de los recuerdos / a trenzar con apariencias / un puente decoroso. // Miro desolada en torno / busca la mano del tú para apoyar la frente / veo la mirada de reptil / del envidioso/ y el empujón previsto / del que quiere el sitio. // Miro / busco... / y veo// Digo basta/ y yo también trampeo” Y vuelve la mirada a esa porfiada amistad que no escapa a ese “juego terrible de vivir” y del engaño: “Aquí donde el interés impone su estatuto /y la ley está hecha a la medida / juguemos ajedrez con los amigos.../Juguemos a la trampa/ Nadie quede afuera...” Y llega a su universo lírico el desaliento, la confidencia-confesión (desahogo, talvez) para decirnos: “Confieso, sí/ que me duele el alma/ que entregué confiada / y el beso que me hirió en olvido / y la palabra de lealtad que dije / junto a un oído / que nunca supe escuchar espíritus...”  Y más allá, dentro de la vorágine, al retrotraerse al paraíso terreno-original de la niñez: ”Había la virtud / jugando como en arpegios / su música desde la boca limpia / de mi padre. //  Y eran diáfanos /el día / el pan / el agua / y la palabra.”

La segunda parte la componen “Ocho Poemas  de odio”, con estructura dual que traducen un hondo cavar – de cima a sima- en el misterio y la complejidad del sentimiento. Allí el despistador contrario “odio”  con una poderosa carga semántica recorre sus vaivenes pasionales y más allá se la ve rendida, llameante, contradictoria, cuando expresa en Hombre II: “Te odio por amarte tanto que me quiebro / en luz de amor y odio/ una y otra vez  Y va: “desgarrada en dualidad eterna”, si ceniza, con alas, volátil, disgregada; si piedra, dura, permanente en la tierra olvidada de Dios. Sin embargo, su “doble fantasma de mujer” se eleva, al fin, por la certeza, única y primera, intransferible, eterna, de la creación y del canto.”

 (La crónica finaliza con la trayectoria de la autora y el primer poema del libro.) “Porque he amado y soñado / ganado y perdido / con esperanza y tristeza, / y he brindado y me han robado/ y he sufrido y dado penas / y he caído y he tirado /me han celado y encalado/ y envidiado y fatigado / tras la dicha insostenible. // He juntado tanto llanto / entre tanta vanagloria/ que sostengo que he  vivido. // Y vivir, amigos / es una Juego Terrible.”

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SANJOSEDIGITAL.COM.UY. (sin fecha ¿2002?) Escritora Delia de Horta de Merello (uruguaya) 

He juntado llanto

entre tanta vanagloria

que sostengo que he vivido.

Y vivir, amigo

es un juego Terrible.”

Así, con estas palabras  -tanto dicen- comienzo  un enfoque sobre el último libro de Marta de Arévalo, que una vez  comenzado a leer no puede dejarse porque es atrapante. Siempre  en ese tono plañidero y sabio, resignado pero  a la vez, envolvente, sus palabras van deslizándose llenas de la sabiduría que da la vida a quien ha amado y ha sufrido, en una palabra, ha vivido con mayúscula.

Sus estrofas están llenas de ese inquietante hacer que día a día nos va atrapando en sus redes variadas, henchidas de alegría o de tristeza, de esperanza o desasosiego.

El prólogo de este libro corresponde a Solveig Ibáñez Iglesias y hago mías en parte sus palabras: “Altamente femenina, apasionadamente auténtica, esta poesía surge, cabal y mística, de entre las cenizas de la farsa humana. Y aquí,  una acotación necesaria: la mística De Arévalo se conjuga en cánones nuevos, elípticos  en sus definiciones, pero orgánicamente latentes en el contexto de una temática flamante y muy concreta.”

Felicitamos a M. de A. por esta nueva entrega llena de luz y nostalgia. 

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PROLOGO del poemario. Por la ensayista Prof. Solveig Ibáñez Iglesias.

Desde el primer poema, este libro nos introduce de lleno en las esencias de una temática en que priman los sentimientos de la soledad y del amor, entre el constante y bullente fluir de la peripecia mundana. Todo, expresado con la madurez de un clásico castellano y el cincel  de un trans-modernista.

    "...Y vivir, amigo, / es un juego terrible./" Con este dístico concluye  el poema de encabezamiento, donde se palpa - o se intuye - el contenido del volumen y su clave sico-mística. En su parte segunda, titulada " Ocho poemas de odio ", no sólo se comunica la verdad del amor ( y sus espectros, eternamente vivos), sino que la autora ha concebido una brillante estructura dual,  para  presentarnos esa vida " partida  entre dos  hombres/ con un sabor amargo>/ y un odio compasivo/. " La alternancia de esta original presentación, hace más impactante la distancia - y puntos de contacto - entre dos instancias del amor ya lejano, ya recuerdo, pero tan presente en la sangre y el alma del poeta, como el estigma crucial y definitivo, de ese " juego terrible " que se testifica, con magnífica altura, en este libro.

Decía Alberdi, - de la superada época del modernismo -: "...la poesía  de América  está en todas partes menos en los versos ... "Pero felizmente, hemos sorteado las épocas de transición y aridez. La expresión lírica  ha cambiado, han evolucionado la mira y la perspectiva. Y los aedas de  valía - como el caso de Marta de Arévalo - no pueden ubicarse en ninguna " escuela" lírica.

De Arévalo representa el caso - hoy restringido - del poeta que simboliza una voz y una personalidad, más allá del tiempo en que su obra se halla inscripta. En  "Juego Terrible " la autora se entrega, ora doblegada místicamente, ora con titánica lucidez, a ese " juego " del hombre con la vida, casi ruleta rusa, clamor selvático, agonía elegíaca. La poeta  se pulsa el corazón y la mente, apuesta, vibra, se mecaniza y todavía posee fuerzas para desplegar una poesía desgarrada a nivel angélico y lúcida a nivel humano. Este volumen constituye una notable tesis poética de la soledad, el desencanto, la nostalgia y la traición, en el ámbito " hombre-tiempo ". Forma y contenido se desposan en el refinado binomio de una experiencia vital y lírica de inexplorados límites.

Altamente femenina, apasionadamente auténtica, esta poesía surge, cabal y mística, de entre las cenizas de la farsa humana. Y aquí, una acotación necesaria: la mística de De Arévalo se conjuga en cánones nuevos, elípticos en sus definiciones pero orgánicamente latentes en el contexto de una temática  flamante y muy concreta.  Marta es Poesía-Mujer y Mujer-Poesía: alto galardón de la sangre en su integridad trans-moral. Plegada a los avatares humanos todos, a sus cáusticas esencias  éticas, al alto insomnio de la verdad y su caudal de sabiduría. Proceso interior de adaptación y rebelión a un tiempo que, airosamente, sortea el despiadado aparato antroposíquico de la humanidad.

En esta poesía, en su " verdad-mujer ", la figura masculina es absorbida desde ángulos estratégicos del sentimiento de soledad y de olvido. La poeta se trenza con el hombre o su recuerdo: lo revive, lo inhuma, lo santifica o lo enfrenta objetivamente en ese " juego terrible " de la trampa y la traición cotidianas con que nuestra " raza-lobo" se devora a sí misma.  La poeta asume los puestos de batalla todos - su simbología y su regencia -, desde ésta, su madurez escarnecida de amores que se irán replegando entre resplandores líricos y una sensibilidad solar de magias y paraísos perdidos.

Estamos ante una poesía-vanguardia donde se recoge, amorosamente, todo un pasado de grandezas que se han ido secando ignominiosamente. La poeta es la sacerdotisa, la fuerza que inhuma (aunque también se siente morir),  sólo que ella sabe cómo trascender de la muerte y elevarse sobre el pasado, trágico trofeo que le ha legado caminos de zarzas, de llantos, de vacíos y vorágines. Este volumen de De Arévalo es la travesía espiritual de su Ello a través del mundo y sus guerras sin tregua. Pero Marta empuña la vida y la muerte como firme consigna de su canto. Es el conflicto de los mandos y posesiones del hombre, quien jamás  cede un ápice - ni espacial ni moral - a su contrincante. Así la autora, con magistral objetivación lírica, se ubica en una lid, - simbolizada con el juego de ajedrez -, de arduos y contundentes " Jaque-Mates ". (Ver "Alertas", pág. 23)

Debemos señalar que, en este Canto, no hay rencor ni reproches a la especie humana. Sólo la búsqueda de la propia estrategia interior y, desde aquélla, el refinado recurso conceptual, la altura de una lírica que, desde su alada trama, contrasta con la conflagración implacable, desencadenada por la figura masculina en torno al espíritu, incoercible y etéreo, de la poeta.

La Mujer - protagonista por destino-, campea desde su Musa, como aquella llama inextinguible de " la tumba del guerrero desconocido". La Mujer, con sus sagrados salvoconductos de Amor y Comprensión. Y la Poeta, en un compacto feérico de estilo e inspiración.

¿ Qué más podría decirse de un nuevo libro de quién, como Marta de Arévalo, ha accedido, por sus ilustres fueros y dones propios, a un lugar tan privilegiado de la lírica hispana?

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