Desato los nudos pronunciados
enjugo las lagrimas que sangro
endulzo sin miedos los rencores
y los besos maldigo lacerando.
Desnuda de mi amor y de tu apoyo
me erijo en vigía solitaria
de mi torre inaudita y desolada.
No quiero ya tu sombra a mi costado
porque dañan tus ladridos mis heridas.
No quiero la alta noche apasionada
quiero ser el olvido. Voy callada.
Te odio y me lastima tu agonía.
Con un odio compasivo quito el hombro
y te dejo sin cimientos de por vida.
Es que cansa el mismo lastre cada día
y el sonreír anegada entre mil llantos
y el andar en fingimiento de planetas
cuando ha muerto la raíz del universo. |