Hay que amordazar
Marta de Arévalo

Hay que amordazar bien fuerte

los labios del recuerdo

con una cinta negra

                           porque a veces

entre la luz y el tedio

un solo ritmo convoca los delirios.

 

 

Hay que amordazar los trinos

y no desear el beso

y no pensar

que en cualquier punto cabe

la eternidad de un sueńo

                            ya que a veces

hay todo un tiempo

de miedo y de silencio.

 

Hay que amordazar el grito

y suspender el pulso

y quebrar las venas

hasta el último latido

y recordar antiguos rezos

que conjuraban al demonio

                        para saber que a veces

desde cualquier distancia

siempre

eternamente

estás conmigo.

Marta de Arévalo

De “Abran todas las puertas” - 1988

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