Claudia Marina Búrguez Nueva voz en la actual poesía uruguaya Marta de Arévalo |
La uruguaya Claudia Marina Búrguez nació en Montevideo, el 15 de Julio de 1970. Realizó diversos estudios y obtuvo el título de Profesora de Recitación y Arte Escénico. Como tal, ha presentado, escénicamente, grupos de niños. Y como intérprete ha participado, desde su adolescencia, en numerosos recitales y espectáculos donde se ofrece poesía escenificada. Como
creadora, desde 1988 sus textos aparecen en diversas publicaciones
literarias. En 1995 publicó una
plaqueta de poesía con ilustración de la plástica uruguaya, también
poeta, Gladys Afamado. Publicó también una
separata de poesía en «Voces Nuevas» - Edición
Coleccionable de B.L.A.N.C.O.-
en 1997.
En ese
mismo año,
fue distinguida en el II
Certamen Literario
Internacional “Premio Juana de Ibarbourou” Y al siguiente, aparece
en la antología
“Ave Eva”, de “ El
Editor Interamericano”, La
Plata, Buenos Aires, Argentina. Ahora
en este principio de milenio. en plena juventud nos presenta su
primer libro. Un poemario intenso en el que nos ofrece el goce de una poesía
cabal, honda y significativa.
Aunque
conocíamos muchos de sus textos y parte de su obra inédita,
la que, por cierto, siempre
consideramos de valía, no deja de asombrarnos
esta breve colección de su creatividad.
Se
trata de poemas impactantes que desarrollan la agonía de un alma atrapada
en penosa circunstancia, que se lamenta, se examina y reflexiona con extraña
lucidez, en medio del caos, hasta alzarse, por
obra de una ardiente voluntad, desde la crisis, hasta la plenitud
luminosa de la vida.
Poemas
breves pero intensos, donde
la angustia simbolizada en
la noche, se presiente terrible,
y donde se mide el
eterno drama del Tiempo con -parecería- dolorosa
fruición. Personalísimos en el tratamiento del tema, y personalísimos
en su técnica, con un lenguaje despojado y concreto, matizado con metáforas
que se integran naturalmente en el discurso. Por sobre todo, se aprecia
una “voz” muy
especial, sugestiva en insinuaciones que atrapan, más que a la razón del
lector, a su intuición.
La obra consta de tres partes o secuencias bien diferenciadas, que no estorban la armonía general del poemario, cuyo título: «Crónica Cromática» adelanta significados. El vocablo crónica alude a una trayectoria vital, y cromática, anuncia esos colores con los cuales la hablante identifica sus estados de ánimo. Como en uno de los poemas introductorios en que se advierte la conciencia del desarraigo… |
“Si
las palabras
latieran como laten
y pulsan mis
silencios cuánta
intensísima noche mancharía esta
hoja de negrura.” |
Y
luego de otro poema que da título al libro, se ordenan las tres
secuencias, cuyos subtítulos: «Color
noche», «Color niebla» y
«Color luz», encadenan eficazmente el mensaje esencial
de esta creación que se desenvuelve
entre dos polos,
estableciendo una evolución que va desde las tinieblas hasta la luz. Cada una de estas tres
series va precedida, también,
de un poema introductorio. Parecería que la autora
quiere orientarnos en
esta trayectoria torturada y
valiente. Internándonos ya, en la temática que propone Claudia Marina Búrguez, descubrimos en el poema «Crónica Cromática», que antecede a las tres series ya señaladas, que se trata justamente de una crónica; la historia de una vida desde el nacimiento en que se llega «morado» pasando por los colores de la infancia «rosa viejo», la «verde» adolescencia presurosa, los «azules responsables» hasta el pensar que se hace «gris», - color tristeza – hasta llegar a los «pozos negros» de la angustia. El lenguaje cromático nos va guiando hasta llegar a la última estrofa, donde aquel mundo en que se reflejaba, significado en «un espejo» se rompe en destellos – trozos filosos- que la hieren y por donde escapan ya desvaídos desde la metáfora «sangre blanca, los matices de (sus) sueños». De allí en más, comenzando «con la cáscara rota de la vida» (uno de los poemas más conmovedores y a la vez el más hermético), y a través de «Color Noche» (primera parte) nos adentramos, precisamente, en la noche, la lluvia y la calma, símbolos de angustia, llanto y desamparo. |
“Sin
corona de flores. Con
la cáscara rota de
la vida. Con
el alma empozada de
un color café amargo. Con
los huesos mojados y
el cigarrillo chorreando
tristeza
y apagado. Con
la cáscara rota de
la vida. Sin rostros enlutados.” |
Hay una serie numerada de poemas titulados «Noche» y otros que con distintos títulos o sin ellos, también la aluden. Aquí la noche, cómplice del misterio, madre de supersticiones, es no sólo espacio en el tiempo, sino también, entraña germinal de la memoria y los recuerdos. El nocturno silencio presta su sombra «con fuerza remota» para «sangrar poesía». Y ésta no es sólo una feliz metáfora, porque se escribe dejando la «propia piel en una hoja» cuando el dolor muerde y desgarra el alma atribulada. |
“En
esta noche egoístamente envuelta
en mis silencios encerrándome en
mis sombras egoístamente
triste -ajena
a las
heridas- perdida en
esta noche egoístamente sola.” |
La serie de poemas «Lluvia» (numerados de I a IV) nos golpea con melancólico ritmo, sostenido en soterrado, contenido llanto. Lluvia que humedece comarcas de confusión y «atraviesa el cuerpo de recuerdos» y «los ojos con tenaces tinieblas». Todo el clima de «Lluvia» es tristísimo. Agobiante de sensaciones y presagios, desbordado en laberinto de lágrimas. Hay dos poemas titulados «Calma I» y «Calma II». No se trata de la calma que aliviana el espíritu. Es una calma desolada que se ubica en penumbras y ofrece un olvido momentáneo, desmayado en cristales. (símbolo de rotura o de lágrimas) |
lluvia
I
“Continúa cayendo esta
lluvia implacable tan
llena de
memoria que
es casi
un olvido. Continúa cayendo y
me atraviesa el
cuerpo de
recuerdos que
ya
casi no
eran. Me
confunde las
piernas y los
ojos con
tenaces tinieblas. Quién
sabe cuándo
por fin se
me irá
esta lluvia.” lluvia
II
“Llueve como
siempre. Gota tras
gota van
borrando el
tiempo y
la memoria. Es
sólo
latir
de lluvia lo
que ocupa mi
espacio mientras un
laberinto de
lágrimas se
me enreda en la vida.” lluvia
IV
"Cómo no
oír la
lluvia si
manos y
almohadas no
logran apagar ese
latido
rítmico que
me
cala el alma.” |
Esta primera parte es intensamente dolorosa y el lector no puede dejar de comulgar en piadosa solidaridad, con su mensaje. En «Color Niebla» (segunda secuencia) se vislumbra un atisbo de claridad y aparece el motivo de la reflexión y los temas protagónicos del Tiempo y la Memoria, que darán paso a la historia personal recordada y añorada: |
“De
aquella soledad
tengo
un claro recuerdo. Soledad
de pocos años
y
una enorme tristeza sencillamente
triste y
con un sabor a níspero. Aquel
árbol cuidó
mi frágil vuelo de
siete años y
el secreto pensar de
mi niñez aún
vive en
sus hojas. A
veces mi
ser se
llueve en
lágrimas por
volver a sus ramas.” tiempo
“El
tiempo
es un grito lento
interminable un
solo color intenso una
lluvia que
empapa la carne y
penetra el alma. Millones
de seres desangrando
sueños en
un único río de quietud.”
*** “Qué
dejarle
a
esta tierra me
pregunto a
los hombres y
al tiempo a
estas calles. Veintitantos
años se
miden en siglos… Qué
dejar me
pregunto. Tal
vez deje una
palabra en
estallido tal
vez una
pregunta sin respuestas.” |
Descubre la perspectiva de su tiempo futuro y presenta ya un clima esperanzado cuando expresa: «pero al fin / qué importa/ si es tiempo/ lo que tengo.» Y también: «En alguna / vuelta / del tiempo / yo sé / que será mío / lo perdido.» En
todo el tramo de «Color Niebla» por medio de recuerdos, tiempo y olvidos,
va reencontrando su ser, perdido entre soledad, miedo y silencio. Toma conciencia de sí, con verdadero
sufrimiento: «Por donde busco /
caigo / inexorablemente / en un recuerdo.» Pero se va aproximando
a un espacio de luz, ya deseado o presentido entre la oscuridad, en aquellos breves instantes de «Color
Noche» cuando decía: «es
preciso / que urgente / y al instante / un rayo / insolente/ nos despierte
/ a la vida.» Y continuaba: «Sólo
un rayo / de luz / - interminable-/ como
el tiempo / -puro y limpio-…»
Y se reitera este deseo en los dos versos últimos de esta segunda
serie: «Sólo quisiera hoy /
volverme luz…» Deseo
realizado en la
tercera serie: «Color Luz»
cuando comprende que la vida y la muerte
son los polos opuestos de una
misma condición y «…se
funden / se amasan/ se dominan / y agonizan juntas.»
Ya en «Cronología II» se yergue victoriosa aunque prudente, para entender «que no siempre/ es bueno / cuestionar / la existencia». para finalmente, prolongada en hijos, descubrir – íntegra y sabia- que la vida es «explosión» de luz. |
“Desde el fondo del vientre
hacia la vida late
pulsa
empuja con tal fuerza que hasta la vida misma le hace cuna.” |
Otra temática que se filtra, o se insinúa veladamente, en varias metáforas es la de un conocimiento o sabiduría previa a esta existencia. Aparece en algunos versos de todo el conjunto, dando fe de que un agudo dolor existencial, es capaz de entreabrir los velos de misterios ancestrales. |
“Cómo
aprieta este
saber profundo saber
tan enorme y
verdadero esta
certeza absoluta que
no sé de dónde viene y
que no entiendo esta
certeza antigua quién
sabe de qué tiempos de
qué luces remolinos estallidos brutales que
no encuentran su
eco en mis palabras que
no encuentran su cauce en mi cuerpo….”
Lluvia
III
“Llueve con
esa calma desesperada llena
de
olvidos y
de niebla. Como
llovió una
vez cuando aún no
era yo. Sin
embargo ese
montón de
olvidos milenarios me
golpea con
fuerza. Un
solo golpe
certero me
sacude la vida.” |
Por último, debemos expresar que es un poemario formado con creaciones de distintas épocas, ya que algunos poemas fueron escritos hace una década atrás, caso de «Historia» y los que comienzan «De aquella soledad…» y «Qué dejarle… », así como varios de la serie «Color Noche». Para esta edición fueron ensamblado por la poetisa, con mirada retrospectiva desde su actual hemisferio de luz, volviendo los ojos hacia aquella noche ímproba, de lluvia-llanto y de intensa soledad. Y si bien, se atraviesa penosa y gradualmente de la negrura de la noche, a la vitalidad de la luz, más que destello deslumbrante, esta luz es vibración de vida. Vida cotidiana y sencilla. Vida de afectos familiares, que se aprecia en profundidad, luego de liberarse del abismo pavoroso de la depresión y del miedo. Analizados literariamente, son poemas en verso libre de excelente confección. Si bien modernos en su estilo, expresados con pureza y recato desde lo hondo del sentimiento. Logran su intención. Conmueven al lector sensible y regocijan al lector crítico por su admirable sentido de lo poético, por la justeza de su lenguaje, por el rigor cuidadoso de su oficio, por su mensaje trascendente y patético. Y demuestran que en suma, la poesía es ante todo, el arte de transformar la vivencia personal en materia de belleza y emoción colectiva, ya despojada de su esencia individual, para ser, por medio de la afinidad, sentimiento universal en la sensibilidad de todos. |
Marta
de Arévalo
30 de enero, año 2001
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