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A veces
cesamos tal
o cual esfuerzo
por propia decisión
- nos condicionan circunstancias
pero sin determinarnos:
podemos decir
que decidimos.
Otras veces,
desde fuera deciden la interrupción,
sin consultarnos.
Toda nuestra vida
halla su sentido
gracias al último cese.
Tenemos un tiempo
para hacer que la pena valga la pena,
para hacer que la risa
tenga valor y sentido,
para que no sea
meramente anestesia.
Y no importa
que la fe nos revele que luego:
de este lado de acá, con estas carnes,
con esta cédula de identidad,
debo vivirlo todo
lúcidamente y entrañablemente,
pues todo lo que ocurre
ocurre una vez sola
en el breve segmento determinado
por el nacer
y el cesar. |
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