Todos venimos del campo |
Yo no soy hombre del campo, yo he nacido en la ciudad pero si voy por las rutas mirando la inmensidad se me pone verde el alma y a los ojos la humedad sube de los manantiales y a la garganta un cantar que no es de asfalto ni de humo, más antiguo que mi edad. Todos venimos del campo y hay una necesidad de volver a las raíces que no se debe negar. Nunca seré “de a caballo”, jamás sabré cabalgar, nunca tropearé ganado, jamás sembraré un trigal ni recogerán mis manos los soles del naranjal. Esas no son mis labores, mi lugar es la ciudad, pero sufro la nostalgia de lo que no es mi lugar. Todo ha empezado en el campo y hay una necesidad de regresar al origen: volver es resucitar. Mi campo de vez en cuando, belleza vacacional. Para otros son sus rigores: doblar el lomo, cinchar. Trabajar como los bueyes y apenas ganarse el pan. Ver como aumentan su haber parásitos de ciudad. No es para los estancieros que construyo este cantar. Todo depende del campo. No vayas nunca a olvidar que tu alma también es tierra, aunque seas de ciudad. |
Canciones y romances
Juan de Marsilio
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