El
tiempo, la extensión, la eternidad |
Scwedenborg se planteaba, hipotéticamente, la situación del menos feliz de los felices: alma del Purgatorio toda la eternidad menos un día. Pero ese día, ¿cuándo? El pobre no entendía: si es el día al final de la eternidad, ¿quién no soportara veinte mil purgatorios por tamaña promesa? Y luego, si fuese un día de tantos de la eternidad, ¿cómo no blindarse en la fausta memoria de ese día feliz y dejar de enterarse para siempre de cualquier sufrimiento? Una sola manera de cumplirlo es la terrible: que el pobre desgraciado viva su día de paraíso sin darse cuenta. Pero en ese caso Dios sería el Diablo y dejémonos ya de cosas que nos es imposible llevar las cuentas claras con la eternidad. |
Juan de Marsilio
El
tiempo, la extensión, la eternidad
o
El enorme yo - yo
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