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Pertenecen al campo de lo cierto
el buen ladrón y el malo y el sufriente
del madero del centro que, imponente,
comenzara a reinar ya casi muerto.
Ciertos desde esa fecha hasta el presente
el reino que al ladrón le fuera abierto
y el perdón que a los hombres ha cubierto
por la Gracia del padre omnipotente.
Pero creo, también, que hay en lo humano
de por sí tal bondad que no hallaría
de dudar que mintiera un moribundo
y agonizando al lado de un hermano
- por aliviarle un poco la agonía-
lo admitiera en un reino de otro mundo. |
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