Sin gota de rencor XXIII Juan de Marsilio
La mano acaricia. La mano construye. La mano golpea. La mano mata. Nunca golpees ni al bueno ni al débil. Si debieras matar que sea al asesino y sin odiarlo. Quiera siempre la mano volver al huerto o a la fragua, al pecho de la amada, a la cabeza del hijo, a la mano del amigo. Es el único modo en que la mano y el alma pueden regresar limpias del combate.
Sin gota de rencor Juan de Marsilio
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