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No he, por ahora, de escribir del boj,
ni del palisandro ni tampoco de
ninguna otra palabra musical,
más sorprendente, sin embargo, por
decir la antigua y nueva madera de este mundo,
el corazón extraño de tanta maravilla.
No he, por ahora, de escribir de tantas
hermosuras que he visto en esos ratos
de nada más quedarme sin mirar
nada en particular.
Si precisamente
en este momento
me abocara a escribir de tales cosas,
sería una traición.
Porque hay hermanos míos
que se mueren de hambre.
Porque son mis hermanos,
también,
los asesinos
– a quienes mataría,
si pudiera,
para bien de sus víctimas
y de ellos mismos.
Y aunque suene a panfleto – porque lo es –
no puedo yo escribir de esas maderas
por las causas que acabo de explicar,
aunque hube,
para hacerlo,
de aludir
al boj y al palisandro. |
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