Las canciones aquellas
que hubimos escuchado y fueron
puñalada feliz en el pecho,
certera claridad
en los ojos nublados por el llanto.
La muerte
nos seguía de cerca por esos días
y por estos de ahora
más de cerca.
Pero no es importante:
todo valió la pena,
todo fue para bien
y por amor.
Hasta incluso los ladridos
y dentelladas de rabia infinita
que le hemos prodigado al enemigo
con la más generosa buena fe.