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El negocio consiste
en decirle “bizarro perfume” al hedor
y a la perversión llamarla
“divertimento posmoderno”.
El negocio,
precisamente por ser negocio,
consiste en aferrarse
fuertemente a valores:
Euro, Dólar, Yen, acciones,
etc., etc., etc..
El milagro se logra creándose o comprándose
un dios a medida:
omnipotente para hacer favores
y omniprescindente
a la hora de juzgar
la conducta de su propietario.
Se trata
de un sistema complejo
de tergiversaciones
de la semántica
que requiere de su usuario la capacidad,
primero,
de memorizarlo
y luego de olvidarse de que se trata
de un complejo y deliberado
sistema
de tergiversaciones. |
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