XVII

Juan de Marsilio

Los poemas son espejos 
en los que el lector 
se ve a veces 
como quiere creer que es 
otras como cree 
-pobre ingenuo- 
que es 
y otras como hasta entonces 
no sabía que era 
(cosa que a veces 
duele, 
       duele, 
              duele).

Los malos poemas permiten 
las dos primeras operaciones 
anotadas en la estrofa 
precedente.
La tercera 
no.

Los buenos poemas permiten 
el tercer descubrimiento 
más arriba 
referido 
(y también los otros dos: 
hay lectores capaces de pasar por el poema 
del mismo modo en que vemos 
pasar por el Louvre 
a los turistas japoneses 
de las películas).

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