VIII
Miro desde el mirador
la batalla que dan mis compañeros.
Veo cómo evolucionan
las compañías bajo fuego.
En tal o cual detalle del paisaje bélico
colijo tal o cual jefe
torpe o tibio.
Sospecho en otros casos
tal o cual jefe en connivencia
con el enemigo.
Recuerdo la buena fe
con la que hasta no hace mucho
marchaba al combate
de modo similar
y con la mayor confianza
- cuando uno está adentro
no tiene visión de conjunto.
¿Pero estoy yo afuera de la batalla?
¿Este mi ahora cantarle a las mariposas
no es también una forma de combatir?
¿Y si fuera la forma equivocada?
¿Y si los jefes a los que cuestiono
no fuesen más que peones de ajedrez
en manos del Jefe
tras el que iría a la carga confiado
contra el mismísimo infierno
si me lo ordenase?
La consigna es confiar y esperar
y seguir escribiendo
de las mariposas. |