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XVII
Debe atenderse
con la más reverente concentración
lo que dicen los pájaros músicos.
Debe leerse y luego meditarse
lo que en el cielo bordan las golondrinas
cuando enloquecidas pasan y repasan
el cielo gris de Montevideo,
momentos antes de partir
rumbo a la primavera allá en el norte.
Debe oírse la sabia palabra que se clava en el blanco,
salida de labios de idiota hasta entonces,
debe estarse atento
al brillo de sabiduría que luego
se asoma de vez en cuando
a los ojos del tonto habitual
mientras dice sus cosas de siempre
- que ya no son lo mismo, nunca más.
Debe estudiarse la diferencia,
entre una hormiga y otra,
un jazmín y cualquier otro jazmín,
entre este café que me tomo ahora
y cualquier otro de antes o después.
No puedo afirmar
que tras ese esfuerzo de atención
pueda llegar el hombre
a entender el mensaje.
De lo que sí estoy seguro por experiencia
es de que este constante
tratar de comprender
refuerza en uno la bienhechora
sensación de que sí
existe el Mensaje. |
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