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XIV
De vez en cuando es placentero
y más aún,
es justo y necesario,
es de importancia estratégica
acostarse en el pasto boca arriba
a mirar el dibujo de las nubes que pasan
y tratar de leer en ese diseño
que va cambiando el viento un cierto
sentido de todo lo que existe
- puede leerse
el sentido de todo en toda cosa,
todo es seña y signo,
hay que darse tiempo
para tratar de entender
por lo menos un poco.
Sé de sobra
que hay muchísimos hermanos
para los que la vida
es un inmenso estómago vació
que se los va comiendo desde adentro,
un basural infinito
en el que a duras penas logran
conseguir lo bastante como para
llevar los huesos apenas
forrados de un poco más que piel
por otro rato más.
No me olvido de eso,
pero alguno tiene
que guardarles el sentido de las nubes
para el día en que puedan
ponerse a mirar para arriba.
Dejemos claro,
además,
que no hablo de hinchar la tarjeta de crédito
para comprar un electrodoméstico
sucedáneo de dicha,
pues eso sería robarle
su arroz a los pobres.
Hablo, nomás, de ver pasar las nubes. |
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