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XIII
Vale mucho la pena
que por unos cuantos
años de su vida el tipo
- luego de estudio sensato
pero no exento de pasión - elija
consigna con la que
se identifique
y la coree,
luego,
lealmente,
a plena voz,
hállese en mayoría
o en minoría.
Esas pedradas de la voz humana
aciertan de tanto en tanto
en alguna nota
del canto verdadero.
Hay quienes dicen que
a pedradas vamos
construyendo el canto.
La buena fe
con la que se canta la consigna
logra tocar la esencia
del cantar eterno.
Pero es bueno también
que a cierta edad se llame la persona al silencio
y abra la boca sólo
cuando sepa que emite
notas
puras y perfectas.
Con todo y ser esto así,
que nadie se engañe:
quien fue soldado de buena causa
aunque muera matusalénico
muere reservista. |
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