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Quiero
partir inconcluso.
Quiero que Doña Muerte
me venga a buscar a mitad de jornada
y me halle entusiasmado
poniendo por obra un proyecto
y con otros tres mil en la cabeza.
No ansío para mi vida
un tranquilo epílogo retrospectivo:
no aspiro a babearme
con glorias añejas
ni a autoexcusarme por fracasos viejos.
Sé que me iré bajo protesta
por la última tarea a medio hacer
igual que cuando de chico
entraba de nochecita y bajo protesta
porque mamá me llamaba
para hacer los deberes y
luego cenar.
Pero ya encontraré, del otro lado,
Algún otro quehacer que me entusiasme. |
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