Doce poemas prétumos
XII

Juan de Marsilio

El dolor de los días felices que pasan de prisa 
siempre está por debajo.
Uno atiende la dicha, 
uno trata de darle 
una dedicación
total, 
uno es feliz al cien por ciento pero 
siempre hay un plus en el que cabe entera 
la pena infinita 
de saberse finito.

Cierto que uno confía 
en la promesa de un vivir futuro 
de índole superior 
(uno lo ha puesto bajo la metáfora 
de sentarse a matear con el Creador
y escuchar de su boca las palabras 
que den sentido a todo) 
pero no menos cierto que duele 
saber que estos pies algún día 
no han de ser pies ni han de pisar el pasto, 
por mucho que ande el alma en otras cosas 
de mayor importancia.

Quiero creer 
que el dolor infinito de los días felices que pasan de prisa
cumple alguna función. 
Acaso sea la única 
regla posible para 
medir alegrías eternas.

Doce poemas prétumos
Juan de Marsilio

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