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Un corazón de veras también puede
doblar a muerto muchos de sus años
- o llorar por sus muchos desengaños -
y ser un corazón sin que le quede
mínima duda de ello a quien sin malas
intenciones lo juzgue. La experiencia
da a algunos una flor por cien mil balas.
A esos tristes, pues lloran a conciencia,
llantos han de contárseles por cantos,
y por vida su muerte cotidiana.
Mi problema es con esos que en el pecho
les late muerto el corazón . ¡Son tantos!
Por ellos mismos dobla su campana
a muerto y nada saben sobre el hecho. |
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