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Citas y comentarios |
I “Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada.” Dickens Andábamos bien de dinero, por esos días. La billetera florecía en gastos para hacernos los gustos y tener algunos gestos con los amigos de la oficina o los del bar. Pero llegábamos a casa por la noche y estábamos solos, solos, solos, solos. Tanto que escribimos ahora este recuerdo en primera persona del plural para no asustarnos en demasía, pues ni por todo el oro del mundo y adyacencias quisiera nuestra pobre alma volver a pasar por aquello.
II
aquí también a los pobres nos toca nuestra parte de riqueza y es el olor de los limones. Montale Me son dados ahora los gozos sencillos que sólo apreciamos los epicúreos consecuentes. Estoy en cierta paz, la que es posible. Soy feliz con tan poco que muy pocos me creerían feliz.
III Si conociéramos el verdadero fondo de todo tendríamos compasión hasta de las estrellas. Graham Greene De nada ni de nadie tenía compasión (lo mío para conmigo no podría llamase jamás por ese nombre: era más bien una fatua y banal autoindulgencia). Despotricaba, pontificaba y alacraneaba urbi et orbi, hundido que estaba en el pozo sin fondo de mi ignorancia pluscuamperfecta (y a falta de fondo el tal pozo no tenía en el fondo ninguna verdad esperando asomarse algún día al brocal). Con tiempo y tropezones he aprendido un poquito: perdono casi todo (y de a ratos, a veces, hasta a mí me perdono).
IV “Me niego a pertenecer a un club que me acepte a mí como socio.” Groucho Marx Ya quisiera poder también negarme o al menos atreverme a bromear sobre asunto tan desagradable. Soy socio del club de los bípedos sin plumas que decía Platón y refutaba Diógenes, institución que acepta a tipos tan despreciables como yo y muchísimo peores aún. Pero si Dios me cuenta entre sus hijos será porque algo bueno me ha de ver (que ya quisiera yo saber qué sea).
V Soy feliz de haber respirado y vivido en esta tierra sombría Esenin
La felicidad es por lo menos tan misteriosa y tan ardua como la pena. Es de la propia pena, las más veces, que hay que construirse la felicidad posible en esta vida. Afortunadamente se nos concede mucha pena.
VI …,—mi semejante,—mi hermano! Baudelaire Este es el juego de oscilar entre el llanto en el hombro del prójimo desconocido y el controlado pudor del que se atreve a quejarse pero no quiere ser quejoso porque se moriría de la mucha vergüenza. (Y también el darme cuenta de que Ud. lagrimea mientras lee y comprenderlo - ¡bueno fuera que no, mon semblable, mon frère! – y no decirle nada para no abochornarlo.)
VII
Antón, Antón, ¿Y si mi juego en este juego fuera andar siempre del juego distraído para pagar la prenda que construye el sentido del juego?
VIII Aquí no se salva ni dios, lo asesinaron Blas de Otero
Esta manía nuestra de seguirte matando nos va a matar un día por el lado de adentro… ¡pero Tú continúanos salvando!
IX
Quiero decirles a ustedes Esenin Quiero decir y a veces escupo… ¡me perdonen! maldiciones y sangre. Mucha rabia y dolor en el costado izquierdo guardo, no porque atesore, sino porque ya luego es cicatriz para todo el después lo que fue tajo. Ardua labor volver toda esa mierda cantar y manifiesto y bendición… Con ayuda de Dios vamos pudiendo. ¡Buenas noches a todos!
X La experiencia es un peine que te lo dan cuando te quedas pelado. Oscar “Ringo” Bonavena Los expertos a menudo son profesionales bienpagadísimos y eficacísimos en el arte de peinarte la calvicie rebelde y de rascarte donde no te picaba, con suficiencia y elegancia tales que olvidás gustoso no habérselos jamás solicitado.
XI
¿Aquel cadáver que plantaste el
año pasado en tu jardín, T.S. Eliot Podría decirse que gozan de estupenda salud y de gran vitalidad y alegría, que están prósperos, felices y pujantes, en el mejor de los mundos de mierda posibles. Parece que cantaran divertidas canciones alcohólicas pero están en verdad pidiendo a gritos la segunda muerte.
XII ¿Quién dijo que todo está perdido? Fito Páez Me encuentro de vez en cuando con el niño que fui que me mira y a veces no entiende (y las veces que sí se pone triste) pero ni huye ni vomita. No todo está perdido.
XIII
Ya da la
noche a la cancel Homero Expósito
Puedo pelear todavía aunque ya no por cualquier cosa. Lloro por cosas que nunca hubiera sospechado me afectaran así y casi ni recuerdo - conste que escribo “casi” – ciertos viejos amores dolorosos. Experimento ciertos deseos suicidas que luego ni borrachísimo pondría por obra. El anochecer es mucho más triste ahora que cuando era muchacho (pero también es mucho más hermoso).
XIV …and luckier. Whitman Uno es afortunado. Más de lo que le dicen las articulaciones que empiezan a fallar, más de lo que el espejo le revela, más de lo que lo incordia el insomnio este, que lo tiene escribiendo estas cosas siendo casi las tres de la madrugada, y muchísimo más de lo que indican las cuentas del fin de mes cada vez más precoz.
Uno se está muriendo pero eso estaba en el paquete ya desde el principio y no es nada terrible (¿murió Gardel y no he de morir yo?). En tal estado de ánima puedo acostarme a descansar con esperanza de tener buen sueño – incluso si pasara de uno al otro.
XV que van a dar a la Mar Manrique Disfruto el río por el río en sí, aunque tenga sus tramos peligrosos y aunque nunca me olvido de la Mar.
Tengo además certeza de otra orilla… Mas si no la tuviese disfrutaría igual la maravilla del breve río por el río en sí.
XVI que he sido útil inútil justo injusto valiente con mis miedos… Jorge Boccanera No es fácil ser cualquier cosa que uno deba ser.
Pero más doloroso resulta vivir la vida huyendo del deber.
A modo de balance debo decir que he huido menos que la mayoría – pero lo cierto es que unas cuantas veces sí que escapé y eso no ha de borrarse hasta que el mismo Dios lo borre, si quisiera borrarlo.
XVII Nos pasarán la cuenta y tú tendrás que pagar y yo tendré que pagar también, habrá que pagar. Patxi Andión Y pues se debe pagar, paga, sin mariconear (o un poco – sólo un poco – sí mariconea donde nadie te vea).
XVIII La felicidad es una cosa maravillosamente triste. Paco Espínola Dios manifestándose en tristeza bella: la llovizna entre el gris de Montevideo.
XIX Qué triste, se oye la lluvia en los techos de cartón Alí Primera Qué bello ver llover cuando se tiene el alma en cierta paz y uno puede meterse un par de whiskys o varios pares sin miedo ninguno al papelón posible. Pero no existe alcohol bastante como para olvidar que hay prójimos con lluvia y sin cobijo, hijos de madre humana como yo. Qué triste – sin mengua de lo otro – ver llover.
XX (a mi esposa) un sí que glorifica Gabriel Celaya Vos sonreís y dejan de importarme los muchos años, los muchísimos más fines de mes transcurridos de a dos en penosa rutina, de modo tal que todo nos recuerda que vínculo es cadena en la peor de las acepciones y sin que haya latines bastantes para edulcorarlo.
Pero vos sonreís y nada de todo eso importa nada.
Para esto fue, sin duda, que pronuncié aquel “sí”, hace ya tantos años.
XXI Robar un banco es un delito, pero más delito es fundarlo. Brecht Este negocio con travestis tristes semidesnudas en la madrugada y millonarios que las solicitan ha de acabar muy mal, seguramente (y mi problema son los millonarios).
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Juan Pablo de Marsilio
Peña
juandemars@gmail.com
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