El lodo de la estirpe
XVI
Melisa Machado

Eras impuro como padre,

tenías los ojos ulcerosos,

negros de tanto dios.

Tus manos regias

alentaban los rebaños,

lo creías?

Bayas amargas tus palabras

proferidas al derramar

las mieles y la blanca.

Crispada tu mirada

sobre el cuerpo abierto sin decencia,

arrumbado, anudado

-aún con las uñas relucientes-

lanzaste el aliento de las tripas.

 

Tu cabeza perfecta sobre un cojín.

Melisa Machado
De "El lodo de la estirpe"
Editorial Artefato, Montevideo, 2005

Ir a índice de poesía

Ir a índice de Machado, Melisa

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio