La procesión
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La procesión avanza lentamente
Agujereando el cielo, perforando
la bruma.
Que corona en pureza lo turbio
de las olas; Más alto cada vez en ese loco empeño:
Desciende luego hasta la Tierra; Llenas de unción, de paz y de piedad: pasivas.
Que adormecen la duda :
Depositando en ella una
confianza pía.
La canción de los niños..
¿Qué saben del dolor de la Vida.
Para cantar así la Esperanza
futura?...
Vaga ansiedad de saberlo inseguro,
Que ya cansadas de subir,
descienden.
Las voces de los hombres llenan todo el Espacio: Son una ofrenda rica del oro y el topacio
De las almas llegadas a madurez completa;
Que se arrodilla y ora
ante una fuerza arcana.
Turba mi alma con un contradictorio anhelo: Que levanta las almas hasta el cielo En alas de ese canto vigoroso y puro
Que avasalla mi espíritu y
anubla mis ideas.
Todo el dolor adormecido
vibra A la región azul de la Pureza Eterna ...
Frente a la Inexorable
misteriosa y fuerte ;
Del árbol misterioso de la Vida y la Muerte.
Qué Amor y que Justicia
soberana.
Razón así se inclina!...
Arrebatarse al mal. la
miseria del mundo.
Fundirse,
disolverse Ser átomo y latido en Dios Omnipotente!...
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Una ansiedad atroz me seca la garganta ... Coronada de lirios y de azul Esperanza . ..
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Ah! la pueril, la pobre realización humana De mi ardiente deseo, de mi fe sobrehumana! . . Ah! el ídolo mezquino y torpe que me ofrece A cambio de mi inmensa adoración la Iglesia! Un dolor, una angustia, una amargura De haber sido engañada por mi sed de creencia
Llenan mis ojos
duros de lágrimas de rabia.
Esa imagen que avanza
coronada de lirios;
Hecha con lo más noble de mi
alma. De Idealidad, de ensueño, y de grandeza muda.
Que miro, sorprendida y escéptica. La torpe muchedumbre que entre salmos camina.
Me llenan de sorpresa, de dolor; y me siento Tan sola, tan infinitamente sola En mi alma vacía de creencias sagradas
Que quisiera acostarme en la tierra
Siento un amor doliente que me nace en el pecho;
Un amor de piedad y de dulzura humanas
Que al soplo de la vida se estremece.
Arrojado del cielo a
un Ideal humano.
Del dolor de los otros, de mi dolor fenece; |
poema de Luisa
Luisi
del libro "Inquietud"
Montevideo, Cooperativa editorial "Pegaso" año 1922
Editado por el editor de Letras Uruguay
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