Sí, así te vi querido viejo
cansado y luchando por vivir,
tu aliento casi sin sentir
y tú me apretabas las manos
como diciendo no te vayas, no te vayas...
Tu agonía me hacía mal.
Abuelo no sufras -decía para adentro-
y tus ojos mirando sin mirar.
Te veo así tendido, no como antes,
¡cuánto caminar en los caminos!...
Cuánto caminar, ya nunca más.
Ya sé... que estás terminando tu vida...
Te digo: -Tranquilo abuelo,
aquí estoy, aquí estoy, no te dejo,
me quedo contigo.
Y otra vez apretas mis manos
me das una parte de tu agonía
así, así hasta el final.
Cuanto caminar en los caminos
cuanto caminar ya nunca más.
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