En
este mundo desquiciado y demencial, resulta intolerable ya, asistir a
ciertos informativos donde se repiten como elemento rutinario, escenas
de la más cruda violencia. Tal vez, un plato fuerte para exacerbar el
morbo de un público afín.
¿Es que no existe un código que penalice ese tipo de información en
horario inapropiado? Inapropiado es, sin ninguna duda, los momentos en
que niños y adolescentes suelen sentarse ante el televisor, esperando
ver el dibujo animado o la película favorita. Y es entonces, justo
entonces, que irrumpe un informativo cualquiera exhibiendo escenas de
crueldad máxima e ilimitada violencia.
Desde la primera guerra trasmitida por televisión, la llamada Guerra del
Golfo, hasta ahora, se repiten escenas pavorosas; tortura, asesinato y
masacre, procurando como pretexto, demostrar quienes son los malos de la
tierra.
¿Como callar nuestro rechazo ante tamaña alienación? No se puede
banalizar la violencia, esgrimiendo la hipócrita tesitura de “informar
mejor”. Porque eso es como una flecha disparada hacia la siquis de los
marginales, drogadictos, sicópatas y otras yerbas que deambulan sueltos
entre la muchedumbre y a la postre, terminarán protagonizando sucesos
delictivos, teniendo como ejemplo el ninguneo de los cánones de la ética
que debe primar en todo medio de comunicación. Máxime si éste se ha
convertido en el siglo XXI en el primer Poder. |