Penúltimo centauro |
Ahora que el roble inclina sus ramas y sus hojas apuntan hacia el ocaso donde el sol agoniza ahora que el estupor viaja sobre cuatro caballos cansados mientras el malecón aguanta el embate de la olas que siguen golpeando su furia de sal y espuma empujadas desde oscuras orillas Ahora que golpea el viento tumbando barcos enanos y el odio sobrevuela el mundo Como el guerrero en reposo estás. Gigante derribado por la piedra lanzada al acaso en mitad de la vida Las balas de fusiles y los tanques de nada sirven en la cruenta batalla que impávido libras El tiempo que no se detiene ciego es ciego y sordo a todo heroísmo te marcó implacable esta encrucijada ¿Recuerdas el asalto? Verde oliva de los sueños cabalgando la utopía ojo y mano firme ante la embestida feroz. ¿Fue ayer? Esta mañana? Quien sabe, Jenofonte ahora es el crepúsculo inexorable. Va descendiendo el sol. Atónito contemplas retrospectivamente el espejo del tiempo bravío toro de lidia rebelde en la porfía de alcanzar lo soñado con los ojos abiertos Un aire amanecido encrespaba tu barba de hombre prematuro desbravando caminos Y ahora es el crepúsculo mortales somos, Fidel Lo justo permanece el reloj dela vida no desanda la esfera e inexorablemente se desmorona el mito. |
Soledad López (agosto 2006)
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