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Revuelo de manos y de harina
Azúcar y manteca,
Las nevadas claras
De ondulantes cimas,
El bote anaranjado,
La fórmula aprendida
Y el renovado gozo
De la masa laudando
Sobre el oscuro mármol
Cada día.
Por un instante
Entrecerró los ojos;
En la cocina, mariposas absurdas
Giraban locamente,
Sus vibrátiles alas
Golpeaban la alacena
Donde tazas y platos
Gozosos ensayaban una danza menuda.
En la ventana un helecho
Colgaba en el vacío
Su vegetal anhelo,
Estrepitosamente
El geranio escarlata
Descarado, reía.
Un pájaro de pronto
Afinando su flauta
Irrumpió con su allegro.
Sus manos recobraron
Entonces, el prodigio
Y fueron arquitectas
De la blanca argamasa
Construyendo castillos,
Soles, barcos, palomas
Pequeñito universo;
Cacharros, platos, tazas
Delantal y cepillo
Cotidiano. Y esa blanca
Lírica levedad de su mano
Gozosa trajinando la vida
Y el ensueño cada día. |
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