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El equilibrista
Inédito
Gustavo Lespada
glespada@gmail.com

 
 
 

Seré el equilibrista del trayecto que media entre tus ojos. Pendiente de tu copa, por no espantar las torcazas dormidas en tu pecho, esperaré a que bebas para servirte el vino, nuevamente. Te hablaré como si pulsara una cuerda de violín, escogiendo las palabras por su volumen y color, cual si eligiera frutas frescas en el mercado. Acecharé los húmedos ladrones de mi aliento moviéndose con sigilo detrás de la frontera de tu boca. No querré ni pensar en las tibias torcazas aunque no deje de sentirlas respirar ni un instante, y miraré hacia otro lado cuando un cruce de piernas relampaguee en el horizonte de tu falda. Tal vez hasta te ofrezca una frase ingeniosa como si fuera un tierno bocadillo y, si cometo una torpeza, será un error que se disculpará por sí solo. Haré que el tiempo se bifurque en sentidos paralelos: el literal, que miente, disfraza la verdad del figurado. Puliré cada instante con paciencia de orfebre y te enseñaré una luna de leche sobre el río, casi tan redonda como las torcazas que simulan dormir al alcance de la mano. Y acorde tras acorde y cesura a cesura y dedo sobre dedo, cuando hayamos quedado definitivamente solos en el mundo y cada hoja tenga su rocío y la sed moje tus labios, entonces, sólo entonces, he de llevarte hasta tu ser más hondo. Y firme en el timón, aún allí, cuidaré de tu ritmo prenda a prenda.

 

de Gustavo Lespada, Inédito
Gustavo Lespada - glespada@gmail.com

 

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