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VENERAR... a San Cono |
"... que tiene en
Florida, su Santuario y un altar en el corazón de millares y millares de
devotos"(*). Con sus brazos abiertos,
recibe a los peregrinos que se acercan para elevar una oración, implorar
su protección y dar gracias por los favores recibidos. (*) Fray Contardo Miglioranza, Fray Emiliano Buffoli, "San Cono Patrono de la Juventud", Misiones Franciscanas Conventuales. Bs. As., 1996). En la Edad Media a fines del siglo XI al sur de la actual Provincia de Salerno (Italia), la familia Indelli celebra la llegada de un niño que será bautizado con el nombre de Cono. El matrimonio deseoso de tener un hijo, una noche tuvo un mismo sueño: un haz luminoso, en forma de cono, brotaba del seno de la madre. Consultado el Cura Párroco sobre el significado del sueño, éste les explicó, que Dios había respondido a sus plegarias concediéndoles el niño anhelado. Cono crece en el seno de una familia que se dedica al trabajo y la oración. Allí se va gestando su vocación a la vida religiosa, a la que se oponen sus padres porque no querían separarse de él. Pero Cono estaba llamado a consagrarse definitivamente a Dios, quien manifestó su voluntad a los Indelli, liberando a Cono de las llamas del horno en que se escondió, para conseguir quedarse en el monasterio de Santa María de Cadossa, en Montesano. |
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"Muy niño ya crecías en santo amor a Dios, haz que siempre corramos de tus huellas en
pos." (Pbro. Pascual Ortells, "Himno Novenario") |
San Cono, Protector de Teggiano. |
Obelisco a San Cono en Teggiano. Italia. |
Desde
aquel momento, vistiendo el hábito religioso, vivió en la pobreza,
castidad y obediencia, entregado a la oración y el trabajo, según las
reglas de los benedictinos. Cuando
tenía 18 años, la tarde de un sábado 2 de junio, a comienzos del siglo
XII, mientras cenaba con los otros monjes, una gran luz iluminó el
refectorio del convento, escuchándose una voz que decía: "Conon,
esta noche serás llamado por Dios". Sin alterarse, preparó su encuentro con el Señor, manteniéndose en vigilante plegaria. Al alba del día 3 de junio, rodeado de un séquito de ángeles, su alma dejó esta tierra para, en presencia de Dios, gozar de la gloria eterna. Después de su muerte, Cono, fue objeto de culto popular, que se acrecentó con los milagros realizados en favor de los habitantes de Teggiano. Fue beatificado, siglos más tarde, por el Papa Sixto V (1585-90) y canonizado por Pío IX, en 1871.
Milka
Lay y Luis Berrospe |
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