Mi canario
poema de Leoncio Lasso de la Vega

de "El morral de un bohemio"

 

  Tengo un cantor canario, trovador que yo adoro,

joya de un dios orfebre, alma con plumas de oro.

De noche ,cuando abro mi celda solitaria

y enciendo de una vela la humilde luminaria,

mi trovador despierta, su áureo ropaje esponja,

y cortesano mío, me rinde la lisonja

de una trova nocturna, de una alegre fermata:

cantor gentil que á un triste le da una serenata

  ¡Oh, cantor de mis noches! ¡ oh, pájaro sagrado!
¡cuántas veces mis lágrimas tu cántico a enjugado!
  Aún traigo de allá fuera !a horrenda algarabía

de perros ladradores, y oyendo tu armonía,

florece mi sonrisa, ¡ oh, pájaro sagrado!

¡cuántas veces tu cántico mi cólera ha calmado!
  Aún vibra en mis oídos el eco de una injuria,

borbota la garganta ronquidos de mi furia,

y oyéndote ¡ oh, divino ! mi cólera se calma;

la bondad de tu canto hace buena á mi alma.
  Paréceme que fueses metempsicosis sacra

del alma de mi infancia, limpia de toda lacra,

que cantaba en la cuna, en la reja, en el aula,

y que un dios bondadoso encerró en una jaula,

para dar los gorjeos de la niñez bendita,

cual flores musicales a la edad ya marchita.

                             * * *
  Tengo un balcón abierto á las auras del cielo

donde expando de noche mi zozobrante anhelo:

desde donde contemplo los fulgurantes rastros

que trazan en la altura, navegando, los astros.
  Os amo, porque sois en el oscuro abismo

células luminosas de un inmenso organismo,

de un divino gigante que se llama Infinito

y que se agita atado cual Prometeo maldito.
También hay en mi frente, lúcidas, puras, bellas,

células luminosas como errantes estrellas.
  La Idea en el cerebro es astro que flamea:

cada estrella en el cielo es fulgor de una idea.
                            

                             * * *
  Tengo un par de macetas que dan claveles rojos, 

que beso con mis labios, que riego con mis ojos; 

que al sol abren sus pétalos con gallarda arrogancia;

que son bellos poemas de color y fragancia.
  Son cálices purpúreos de néctar y ambrosia

que ungió en sus azoteas mi santa Andalucía.
  Amo á esas rojas ánforas de balsámicas mieles

porque en ellas anidan sus almas mis claveles.

 

                               ***

  Tengo una Inmensa pena porque no hallo en la vida

dos labios que me besen la frente entristecida,
dos brazos que me opriman, dos ojos que me miren

y con sus resplandores mis cánticos inspiren.
  ¡Estrellas, flores, aves! ¡ Luz, fragancia, armonías!

que consoláis, benignas, las soledades mías!
Os amo, agradecido, más que á todos los seres:

sois luz, perfume, poema, con almas de mujeres.

 

                               ***

  Mi canario se ha muerto. No lloro. He blasfemado,

mis sanguíneos claveles, todos los he quemado.
¿y sabéis por qué estalla mi furia en mil centellas?

porque quiero ¡y no puedo! apagar las estrellas.
  ¿Qué verán ya mis ojos en esos resplandores

sin almas de mujeres, sin aves y sin flores?
Sin ti, sagrado pájaro, mi mundo esté desierto.
¡oh, cantor de mis noches! ¿por qué, por qué te has muerto?

poema de Leoncio Lasso de la Vega

del libro "El morral de un bohemio" Inédito en el cíber espacio al 23 de febrero de 2017

O. M. Bertani Editor

Montevideo, 1913

Gentileza de Biblioteca digital de autores uruguayos de Seminario Fundamentos Lingüísticos de la Comunicación

Facultad de Información y Comunicación (Universidad de la República)

 

Ver, además:

 

              Leoncio Lasso de la Vega en Letras Uruguay

 

Editor de Letras Uruguay: Carlos Echinope Arce   

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