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Vigorexia: ¿la nueva entidad? |
Definición La adicción al
ejercicio o vigorexia es un trastorno en el cual las personas realizan prácticas
deportivas en forma continua, con un fanatismo prácticamente religioso, a
punto tal de poner a prueba constantemente su cuerpo sin importar las
consecuencias. Para la mayoría
de quienes así se ejercitan, es otra de las manifestaciones discretas de
la anorexia, como, a menudo lo es el vegetarianismo. Podemos encontrar
aquellos que sólo buscan la figura perfecta influenciada por los modelos
actuales que propone la sociedad, y aquellos deportistas que sólo quieren
llegar a ser los mejores en su disciplina exigiendo al máximo a su
organismo hasta alcanzar su meta. Esos no son adictos. Los adictos al ejercicio practican deportes sin importar las condiciones climáticas, sientan alguna molestia o indisposición, a punto de enfadarse y sentirse culpables cuando no pueden realizarlo o alguien critica dicha actividad y se desquician a la menor evidencia de estar engordando. |
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La mayoría no
puede dejar de concurrir un día al gimnasio, en el que pasan además
muchas horas por día, llegando a convertirlo en su segundo hogar,
mientras que otras corren al mediodía bajo el inclemente sol tropical,
para deshacerse así de más calorías. Estas personas
poseen una personalidad muy característica, similar a los que padecen
otras adicciones: tienen baja autoestima y muchas dificultades para
integrarse en sus actividades sociales habituales, son introvertidos y
rechazan o les cuesta aceptar su imagen corporal. Su obsesión con el
cuerpo comparte muchos rasgos con la anorexia y con algunas variedades de
la bulimia. El físico-culturismo
(o body-building) es uno de los deportes que más comúnmente está
relacionado con este tipo de trastorno. El
rol de las endorfinas Como ya hemos
descrito en otras lecciones, las endorfinas constituyen un conjunto de
hormonas que manufactura el propio organismo, cuyas propiedades son
similares a la morfina, en su mecanismo de paliación ante diversos estímulos
dolorosos. Principalmente actúan como analgésicos endógenos. Cuando la persona
practica deportes rutinariamente hasta extenuarse el organismo comienza a
producir estas sustancias para aliviar los síntomas de sufrimiento, y
esto le permite poder continuar el trabajo por más tiempo cada día. A
medida que pasa el tiempo se requerirá una cantidad cada vez mayor de
hormonas para poder soportar el dolor, lo que acarreará serias
consecuencias. Todo esto lleva al desarrollo de una verdadera adicción a
las endorfinas. Debe prestarse mucha atención al dolor, por que es una señal
de alarma de las posibles consecuencias del sobre-entrenamiento. Consecuencias Numerosos
problemas orgánicos y lesiones pueden aparecer cuando la práctica
deportiva es excesiva. Las desproporciones entre las partes corporales son muy frecuentes, por ejemplo, un cuerpo muy voluminoso con respecto a la cabeza. |
La sobrecarga de
peso en el gimnasio repercute negativamente en los huesos, tendones, músculos
y las articulaciones, sobre todo de los miembros inferiores, con desgarros
y esguinces. Las correderas
desaforadas, interminables y bajo el sol de verano son potencialmente
letales. Cómo se alimentan y
los esteroides anabólicos La alimentación
es otro problema muy frecuente e importante en estas personas, ya que
consumen muchas proteínas e hidratos de carbono y poca cantidad de grasa
en un intento de favorecer el aumento de la masa muscular o de eliminar
las libras aborrecidas. Ocasionándoles muchos trastornos metabólicos. El uso de
esteroides anabólicos es también otra consecuencia que se asocia a la
vigorexia, en un intento de mejorar el rendimiento físico e incrementar
el volumen de sus músculos. Con el uso de estas sustancias no se obtiene
ningún beneficio, sino todo lo contrario, ya que producen muchos
trastornos en el organismo como masculinización e irregularidades del
ciclo menstrual en las mujeres, acné, problemas cardíacos, atrofia
testicular, episodios de psicosis, disminución de la formación de
espermatozoides y retención de líquidos, entre otros, como antes hemos
descrito en estas páginas. Es importante
tener en cuenta que estas drogas no aumentan la fuerza muscular, la
agilidad ni la resistencia. Tratamiento Si bien se ha
comprobado la existencia de trastornos en los niveles de diversas hormonas
y mediadores presentes en la transmisión nerviosa en el sistema nervioso
central, los principales factores desencadenantes involucrados son de tipo
cultural, social y educativo, a los que estas personas están expuestas
continuamente. Por ello, el tratamiento de estas personas debe enfocarse a
modificar la conducta y la perspectiva que tienen sobre su cuerpo. El entorno
afectivo, amigo y familiar, cumple una función muy importante en su
recuperación, al brindarle apoyo cuando intentan disminuir su programa de
ejercicios a rutinas más razonables. Es necesario
disminuir el entusiasmo y la ansiedad por la práctica deportiva intensa
logrando que se interesen por otras actividades menos nocivas para su
cuerpo. El hecho de
desear la imagen corporal ideal no implica necesariamente que la persona
padezca algún trastorno psicológico, pero siempre debe estarse muy
atento ya que las probabilidades de que sí aparezca son mayores en estas
personas. El caso que sigue
es representante de este problema en algunas mujeres La
niña sin rostro: Alina… Su mamá provenía
de una consanguinidad de mujeres extraordinariamente complejas, de ella
había seis y con Alina, nuestro sujeto de interés, siete. No había
varones. La bisabuela. Anoréxica confirmada, ya que la conocí como Marie, a quien hemos estudiado en otra sección, como la anorexia postrera. Ésta sufría de osteoporosis y osteomalacia. |
Hueso normal |
Osteoporosis |
La abuela.
Dietista consumada, anoréxica y abusadora de purgantes, cuyo matrimonio
concluyó, cuando el marido hastiado de sus dietas interminables y de su
aspecto emaciado, la dejó por otro hombre. La
hermana mayor, Alma. Despedida de la Universidad en
Carbondale, donde la sorprendieron robando dinero de la capilla que iba a
utilizar en búsqueda de comidas de consistencia suave para atiborrarse y
vomitar. Bulímica y rumiante. La
hermana consecutiva, Ana. Casada con tres hijas. Muy delgada,
pero aparentemente sin problemas. Las tres hijas eran obesas y asistentes
regulares de campamentos de verano para jóvenes gordos --- “fat
farms”. La
hermana siguiente, Alicia. Bulímica/ anoréxica.
Casada y divorciada tres veces. Viviendo amancebada como amante de
un hombre casado, y mucho mayor que ella. Tres hijos, el mayor sufre de
anorexia masculina. Las menores, gemelas de tres años, a dieta, porque
Alicia las tilda de ser obesas, a pesar de que el pediatra las considera
normales. La
hermana menor, Amanda. La madre de Alina. Amanda Nació por cesárea
y prematura, pesando 1lb 14oz. Toda su niñez fue la de una muchacha
enfermiza con tendencias al insomnio, la hiperactividad y los llantos. A los cuatro años
sufrió convulsiones y (a pesar de sus contraindicaciones) la trataron con
fenobarbital y más adelante con fenintoína. El tratamiento cesó cuando
efectos secundarios en la distribución del pelo en todo el cuerpo y la
hipertrofia gingival con sialorrea se establecieron. Menstruó a los
diecisiete años, por ser muy delgada. Siguiendo su primer período,
Alicia la convenció de ponerse juntas a dieta y comenzar a correr en los
bosques del Jardín Botánico. Los períodos
nunca más retornarían, a menos que no fueran inducidos por el uso de
progestín o progesterona. Casó con José
María a los veinte años, luego de abandonar su carrera de derecho.
Habiendo tomado un curso de contraceptivos, y, a pesar de su peso muy
bajo, concibió a Alina. Alina nació
pesando cinco libras y con caput succedaneum, complicación banal.
Su desarrollo fue lento. Alina Vivió la mayor parte de su niñez en casa de parientes cercanos, ya que Amanda se mudó muy lejos de donde vivieran cuando se divorció de José María. El matrimonio duró tres años escasos. |
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Alina fue
referida a nuestro servicio psiquiátrico infantil a la edad de cinco años,
por las siguientes complicaciones:
Las
formulaciones diagnósticas fueron varias:
Tratamiento No existe héroe
más valiente ni persona más contumaz que una madre en defensa de sus
hijos. Amanda respondió
a nuestra llamada para ayudar a su hija casi olvidada, apareciendo en
horas al centro para ser entrevistada. Cuando Alina vio
a su madre, se desmayó. Lo que causara gran consternación, ya que el
significado de tal comportamiento tan dramático como inesperado, podría
ser un mal augurio --- pero, no lo fue. En nuestro
centro habíamos desarrollado un servicio de Psiquiatría Trans-generacional
donde a menudo se internaban miembros de dos, a veces tres, generaciones
de los familiares del paciente para que su participación en la cura fuera
intensa y concentrada. Amanda y Alina,
más tarde Alicia y sus niños entrarían el servicio y participaron
exitosamente en el programa. En
resumen Este caso se ha
publicado en otra gaceta médica con el consentimiento de los interesados. Aquí lo usamos
para ilustrar los aspectos hereditarios, sociales y biológicos de las
enfermedades del comer y la existencia dudosa y genuina de la llamada “vigorexia”. Bibliografía Suministrada por solicitud. |
Dr. Félix E. F. Larocca
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