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El problema con el suicidio juvenil en los Estados Unidos (Chanson de Roland) |
Es
el 6 de septiembre del 2007, tres noticias encabezan los noticieros
norteamericanos: 1.
La lamentada muerte del divo Luciano Pavarotti, 2.
Que el suicidio en la juventud aumentó exponencialmente en los últimos
seis meses, desde que se limitara el uso de los antidepresivos en la
adolescencia (Washington Post Print
Edition). 3.
Que el suicidio en las adolescentes hembras (edad de 10 a 24 años), por
razones inexplicables, ha incrementado en 76% en los últimos cuatro años.
(New York Times on line). El
fenómeno del adolescente que toma su propia vida no es algo nuevo. Lo que
parece ser nuevo es que, desde que se admitiera que los niños sufren
depresiones, que se acepte como realidad, que se busque su explicación y
que se investiguen soluciones. El
suicidio no es siempre suicidio, aunque el que lo consuma se mate a sí
mismo. ¿Recuerdan
los Kamikaze?, pilotos gallardos de la aviación japonesa que, como su
nombre indicara, fueran “viento divino” para defender su nación. El
acto era suicida --- la intención era la patria. El
suicidio de jóvenes y de niños muy jóvenes --- idealistas, de ambos
sexos, por otros llamados “terroristas”, que viven en los territorios
árabes, ocupados por las fuerzas occidentales y sionistas, no puede ser
considerado como un hecho de desesperación desequilibrada, ya que al fin
y al cabo es más acción homicida, contra el odiado invasor, que suicida. Entonces,
el suicidio debe de ser entendido, luego de ser delineado y de ser
definido en sus perímetros semánticos. Veamos
un poco de la literatura existente, pero hagámoslo a grande rasgos,
porque en todos portales de información estos se hayan pormenorizados y
accesibles para el lector interesado. En
esta coyuntura las ideas de Emile Durkheim son convincentes, ya que éste
conceptualizaba en su obra Le
Suicide (1897), la acción auto-destructiva como supeditada a un fenómeno
de naturaleza social, como hemos visto en mi ponencia El
nacimiento del yihadista, publicada en
monografías.com. Pero,
si el deseo es que busquemos más lejos en el pasado histórico, en el
desierto cercano al Mar Muerto, en una meseta inaccesible, una tribu de
judíos --- hombres, mujeres y niños --- se desplomó a su muerte, antes
de rendirse al imperio de Roma --- El año, 73 DC. Cuando
se examinan las ruinas de Masada, como el lugar se llamara, se descubre en
silencio reverencial, cómo vivieron esos “fanáticos” quienes
contemplaban la muerte con serenidad estoica, mientras existían sin
temores a su fin inminente. Lo
mismo puede decirse de los que pilotearon los aviones del 11 de
septiembre… Freud,
en el 1920, cuando publicara su obra, Beyond
the Pleasure Principle, introdujo como nociones el principio de la
vida, personificado por Eros y el de la muerte, por su antagonista,
Thanatos --- encarnación de la muerte en la mitología griega.
Mensajero
de la muerte… En
su formulación teórica, Freud dirigió nuestra atención a un fenómeno
extraordinario, la introyección de la rabia narcisista. Con lo que
raciocinaba que el acto suicida era en sí la agresión homicida dirigida
contra el self. La
introyección de la rabia --- concepto elegante, como elegante sería ---
por más absurdo que fuera, todo lo que Freud escribiera. Más
adelante, el psicoanalista norteamericano K. Menninger, en su obra Man Against Himself, nos proporciona una elaboración avanzada de la
idea freudiana, cuando propone --- de manera --- elegante y elocuente, lo
siguiente: Que, el suicidio envuelve dos fuerzas. La intención de matar.
Y la intención de matarse a uno mismo. En
los años 70s R. Kastenbaum produce su libro The
Psychology of Death. Pero, aun el suicidio era cosa de adultos y del
drama o la ópera, como Hamlet nos demuestra en Romeo
y Julieta o Canio en mi
ponencia: El Payaso Triste…
(Adaptación de la ópera de R. Leoncavallo). Pero,
para mejor orientarnos en el laberinto del entendimiento del suicidio en
el joven, algo más nos faltaba. Los pensadores que nos lo suministraron
serían: A. Freud en su contribución, Clinical
Notes on Aggression in Children, A. Haim en su Adolescent
Suicide. Y, finalmente, B. Inhelder y J. Piaget quienes nos dieran un
atisbo inicial al entendimiento epistemológico del significado del morir
en el desarrollo del niño. La obra, The
Growth of Logical Thinking from
Childhood to Adolescence. Mientras
tanto, apacible y quedamente, mientras lo asistía su amigo íntimo Max
Schur, Freud, el investigador de la cocaína, puso fin a sus miserias con
una sobredosis de morfina. A
quienes puedan gozar de la experiencia. El lugar queda en Berggasse 19,
Viena. El lugar, el Museo de Freud.
Berggasse
19. Hace
unos veinticinco años que se reportara en la Ciudad de San Diego los
resultados de investigaciones que se llevaran a cabo por un grupo de
psiquiatras encabezados por Charles ("Chuck") Rich de la
Universidad de California. (C. Rich, San
Diego Suicide Study. Am. Jour.
Psych. 1986). Los
resultados de estas investigaciones fueron reportados varias veces por
Rich y por Houssain (de la Universidad de Missouri) en conferencias que se
celebraran en muchos países alrededor del mundo. Como
tantas cosas que vienen y que van en la prensa norteamericana, estos
hallazgos fueron relegados al olvido parcial.
Rich, habiendo capitalizado en sus hallazgos se había mudado a la
Universidad de Alabama, donde aceptara el cargo de Director del programa
de psiquiatría, mientras que Houssain continuaría ofreciendo sus
conocimientos a sus colegas en su nativo Pakistán. Pero,
la tasa de la mortalidad del suicidio entre jóvenes, cuyas edades fluctúan
entre los nueve y los quince años seguiría incrementándose de un modo
alarmante por todo el mundo. Siguiendo
el camino de la obesidad y de las disorexias --- para algunos formas de
suicidio las mismas. A esto le llamamos para-suicidios. De
acuerdo con un reportaje que apareciera el 21 de abril pasado en el periódico
Des Moines Register, el
porcentaje de suicidios exitosos consumado por personas cuyas edades
estaban entre los diez y los catorce años creció un 120 %, durante los
últimos doce años. Esta
cifra también era igualada por el crecimiento que se reportara en los
suicidios consumados por jóvenes cuyas edades estaban entre los quince y
los diecinueve años. Los
investigadores hacían hincapié en el hecho de que estos suicidios eran
contemplados por sus víctimas muy cuidadosamente, ya que los métodos
usados eran los que conducirían a una muerte cierta: el uso de armas de
fuego. (Como lo hiciera Seung-Hui Cho, el asesino suicida del Virginia
Tech. Véase mi ponencia: La
autoestima, la dignidad, el auto-respeto y lo
que arruinamos cuando los comprometemos… Que aparece en monografías.com
y en Psikis). En
el mismo artículo, del Des
Moines Register las explicaciones ofrecidas por miembros
representantes de varias agencias gubernamentales,
subrayaban, como factores causales, la existencia en exceso de
armas de fuego en manos de todos, el
abuso de las drogas, el estrés
que sufren los niños nacidos en nuestra generación,
y los "problemas familiares" que a muchos afectan.
Falsamente los “expertos” dimitían la posibilidad de que la
depresión pudiese estar implicada entre las causas, debido al hecho de
que (de acuerdo a ellos) “... los niños que se matan a sí mismos son
muy jóvenes para tener una historia de depresión”.
A pesar de que la depresión infantil se reconoce como una
enfermedad muy común y sus síntomas son muy floridos. (Como dijéramos
en Barcelona durante el II World
Congress of Biological Psychiatry: Depression in Children: the Proteus of
Psychiatry). Hay
varios factores que deben de ser examinados para atentar a darle una
explicación plausible a esta epidemia de suicidios. Primero,
debe de destacarse el hecho singular, que cuando Rich y Houssain
reportaban sus hallazgos, ellos nunca hicieron el esfuerzo a formular hipótesis
ninguna para explicar la razón por la cual este fenómeno hizo su aparición.
Ellos, simplemente sonaron la alarma
para
indicarle a quienes les tocaba cuidar a los niños que debían de
prestarle mayor atención, y estar alertas, a esta funesta posibilidad. El
hecho de que las armas de fuego estén más disponibles en un país, no le
niega a la víctima potencial del suicidio poder hallar otros métodos
efectivos de poner fin a sus existencia triste, o atormentada.
Así que quedamos, teniendo que tratar de identificar otros
factores... Cuando,
analizando el crecimiento de la criminalidad,
el vicio y la delincuencia en Norteamérica,
un famoso sociólogo expresó lo siguiente:
"tal vez es posible que la pobreza, la ruina de las barriadas donde viven quienes son pobres,
la disolución de los vínculos familiares,
la debilitación de nuestras instituciones,
especialmente la religión, y
la profusión excesiva del consumo de 'drogas recreacionales',
no sean responsables por estas circunstancias;
pero, yo creo
firmemente, que la eliminación
de estas miserias contribuirían de modo significante a la eliminación
del crimen en nuestro país". Quizás
para nuestra juventud la muerte no importa. Porque es una juventud sujeta
a la inmunización en contra de las realidades de la muerte, por haberla
visto con tanta frecuencia en los programas televisivos.
Una juventud que ha sido victimizada por la manera indiferente con
la que se reproducen los horrores de las (muchas) guerras que se libran
por toda la faz de la tierra. Quienes observaran con deleite bizarro las vicisitudes del
juicio de O.J. Simpson; y quienes van al teatro a ver las películas donde
lo explícito y truculento se celebra de modo comercial.
Una
juventud que ha sido testigo de la disolución de los valores de la
amistad y del soporte de la familia.
Víctimas de los divorcios caprichosos de padres indiferentes,
quienes substituyen la psicoterapia por su rol de ser modelos para sus
hijos... ya que al fin y al cabo esta salida es mucho más fácil para sus
propósitos. Una juventud que
ha aprendido dolorosamente a no confiar en los adultos y que trata de
escapar la lucha por la existencia usando los métodos hedonísticos que
tan fácilmente se encuentran. Esta
es la misma juventud que está sometida al crecimiento ininterrumpido de
la población mundial y a la reducción simultánea de los recursos
naturales --- caprichos criminales de gobiernos corruptos. Pero,
para todos quienes estudian el curso de los trastornos depresivos, el
suicidio se considera una posibilidad en cualquier edad, comenzando en la
niñez y creciendo en su índice de manifestación con el transcurso de
los años. Por esa razón debe de considerarse como una enfermedad
fidedigna y, una que debe de ser puesta en manos expertas para su
tratamiento, antes de que ésta suceda. (Véase mi ponencia: Depresión
en niños y adolescentes). Lisa
A. Lisa
A. Su apellido en inglés por coincidencia, expresa desafección extrema
--- tenía quince años cuando cayó víctima en sucesión rápida de la
anorexia restrictiva y luego de la bulimia incontrolable.
Debido a la severidad de sus síntomas y a la presencia de un
trastorno afectivo severo ("depresión"), ella tuvo que ser
tratada, en varias ocasiones, en una unidad hospitalaria especializada. (Véase:
F. Larocca: The Psychiatric Clinic
of North America Issue on Eating
Disorders y F. Larocca y J. Stern:
Eating Disorders in Missouri, en Missouri Medicine). Cuando
Lisa celebró sus dieciséis años ese día especial, aparentó la
felicidad y la paz interior más rara que sus familiares hubiesen
contemplado en mucho tiempo. Lisa
se rió muchísimo, abrió sus regalos con tremendo entusiasmo y se retiró
después de la medianoche para empezar otro día de celebraciones, ya que
el día de su cumpleaños cayó en un sábado.
Al día siguiente, los padres salieron a hacer diligencias mientras
ella dormía. Cuando Lisa no
apareció para el almuerzo, la mamá la fue a despertar.
Hecho imposible, porque Lisa estaba comatosa, resultado de haber
ingerido cantidades heroicas de todas las medicinas que se encontraban en
su casa. Fue
ingresada a una unidad de cuidados intensivos, donde sus médicos temieran
el peor desenlace para ella. En
esta familia la carga genética depresiva era extrema: Bill, el papá,
sufría de depresiones, habiendo atentado el suicidio varias veces, Kathy,
la mamá, usaba la máscara de una sonrisa perenne para disfrazar sus
tristezas, y Joey (el único varón entre los cinco hijos) había mejorado
enormemente con el uso de medicinas para el tratamiento de la depresión
de la cual él también padecía. (Véase El
Payaso, arriba citado). Para
rescatar a Lisa de las garras de una muerte cierta, esta joven estuvo en
el servicio de cuidado intensivo del hospital por unas tres semanas
durante los cuales permaneció comatosa.
Pero restaurarle el deseo de vivir... tomó
cinco años más. Lisa vive,
tiene 33 años y (dice que) no tiene intención de volver a tratar de
quitarse la vida --- Nosotros le creemos. Ah,
omití dos hechos que son relevantes, Bill trató de suicidarse cuando era
seminarista y Lisa era una católica devota. Del
bosquejo ofrecido en la presentación de este cuadro clínico, se puede
bien colegir que el suicidio juvenil en los Estados Unidos no puede ser
explicado con teorías infundadas; y que nos resultaría mucho más útil
estudiar la fenomenología de este acto tan extremo, desde puntos de
vistas variados, ya que las razones que facilitan esta decisión son muy
dispares. Pero,
porque el suicidio, también es un acto imbuido con elementos culturales
(de honor), de venganza (para herir a otros), de escapismo (para, como
hacen algunos banqueros) no enfrentar a quienes arruinaran, o de otros
matices sociales; no es propio tratar de explicarlo a través de todas las
culturas, edades y condiciones humanas, como si su significado fuera idéntico
y universal. Por
esa razón el suicidio infantil, no es el suicidio de un adulto mirado con
el lente objetivo del telescopio. No, los niños no son miniaturas de
adultos. Entre los recursos más útiles que están a nuestra disposición, la educación y el apoyo mutuo son indispensables. Mientras
tanto, tratemos de prevenirlo --- ya que es muy duro ser testigos de la
muerte prematura de un ser humano. Para
concluir esta lección aquí ofrecemos una perspectiva general de la
terapia con las edades más jóvenes Psicoterapia
para niños y adolescentes Dr. Félix E. F. Larocca La
psicoterapia es una forma de tratamiento que puede ayudar a los niños y a
las familias a entender y resolver problemas, modificar el comportamiento
y a hacer cambios positivos en sus vidas. Hay varias clases de métodos
las cuales requieren diferentes formas de abordar los pacientes, técnicas
e intervenciones. En ciertos momentos, una combinación de las diferentes
formas de suministrar la terapia puede ser de ayuda. En algunos casos la
combinación de medicamentos con la terapia hablada puede tener mayor
efectividad. Diferentes
Clases de psicoterapia:
Un
ejemplo de cómo psicoterapia de la variedad TIP, puede ser usada con
eficacia. Este es el caso de una adolescente joven, cuyo padre castigara físicamente
golpeándola con una correa dejándole huellas cutáneas de su salvajismo,
y que más adelante la arroja a la calle en la soledad de la noche,
abandonándola a su suerte, para castigar una infracción leve.
Varias sesiones con esta paciente redujeron el temor y el terror persistente de que sufriera. Tan “efectivo” fue este tratamiento que la paciente, en una gesta edípica victoriosa atentaría más tarde la destrucción moral de la madre para satisfacer al padre narcisista. La indicación sería en este caso por una terapia profunda. La
psicoterapia psicodinámica intensiva se utiliza con efectividad en los
casos de PPD, como es el Síndrome de Asperger, asimismo como se aplica en
el control de los comportamientos fóbicos y depresivos y en todas las
enfermedades del comer.
La
psicoterapia psicoanalítica es de mucha aplicación clínica en casos
donde los adolescentes cuya edad psicológica se adelante a la cronológica
conduciendo a la llamada “Rebelión de la Adolescencia”.
En
resumen
La
psicoterapia no es panacea o respuesta fácil. Es un proceso complejo y
rico que puede reducir los síntomas, proveer intuición y mejorar el
funcionamiento y la calidad de vida del niño o adolescente. Los
psiquiatras de niños y adolescentes están entrenados en las diferentes
formas de psicoterapia y, si es lo indicado, pueden combinar esas formas
de tratamiento con medicamentos para aliviar los problemas emocionales y/o
de comportamiento del niño o adolescente. Mientras
hayan conflictos, aun en los casos de las dependencias, la verdad
persevera que: “Nuestros pacientes siempre sufren de los efectos dinámicos
de sus memorias reprimidas”. Por ello el drogadicto estará, siempre, en
estado de recuperación. Bibliografía Suministrada por solicitud. |
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